Este lunes la organización europea que lo supervisa consiguió el respaldo de la mayoría de sus miembros.
Londres. El proyecto de 1.100 millones de euros (US$1.378,7 millones) para construir en Chile el mayor telescopio óptico del mundo saldrá adelante, luego de que la organización europea que lo supervisa dijo que consiguió el respaldo de la mayoría de sus miembros.
El Telescopio Extremadamente Largo (ELT) europeo observará planetas fuera del sistema solar y aquellos que orbitan soles en las llamadas "zonas habitables" para quizás responder a la pregunta si hay vida en otra parte del universo.
El telescopio, que estará sobre el cerro Armazones de 3.600 metros en el desierto de Atacama, tendrá un espejo de 39 metros de diámetro que ofrecerá imágenes con más detalles y mayor profundidad del Universo.
Los telescopios más largos en tierra tienen actualmente espejos de entre ocho y diez metros.
El gran espejo del ELT, hecho de cerca de 800 partes hexagonales, reflejará 12 veces más luz que los telescopios ópticos en operación y será capaz de ver objetos a más distancia y cuya luz es más débil.
"Es una combinación de una imagen más nítida y una enorme área de absorción de luz, que nos permitirá observar algunos de los fenómenos más fascinantes del Universo con mucho más detalles", dijo uno de los científicos de la Universidad de Oxford que trabaja en el proyecto, Isobel Hook.
"Por ejemplo, podremos ver galaxias distantes en proceso de formación, ver los efectos de enormes agujeros negros en su entorno e incluso buscar planetas en 'zonas habitables' más allá del sistema solar, donde puede haber vida", agregó.
El Consejo del Observatorio Europeo Austral (ESO por su sigla en inglés) se reunió este lunes en su sede de Garching, en Alemania, donde 10 países dieron su apoyo total o condicionado al proyecto.
Representantes de Austria, República Checa, Alemania, Holanda, Suecia y Suiza votaron a favor de comenzar el programa, mientras que Bélgica, Finlandia, Italia y el Reino Unido apoyaron el proyecto a la espera de una confirmación de sus gobiernos. Dinamarca, Francia, Portugal y España dijeron que siguen trabajando para que se apruebe.
Brasil planea unirse al Consejo de ESO este año y Chile, que es hospeda la infraestructura, también está involucrado.