El gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, Luis Genaro Muñoz, recalcó que el café proveniente de Nariño es en este momento el mejor pagado del país, mientras que el proveniente del Huila, de carácter especial, ha logrado posicionarse en el mundo.
La abundante mano de obra que desde Cauca, Nariño y otros departamentos del sur de Colombia llegó hace años al Eje Cafetero (Quindío, Risaralda y Caldas) para cultivar y recoger café en busca de mejores oportunidades, regresó a su tierra por el mismo camino para sembrar el grano lejos de una región que con el paso de los años fue transformando esa vocación cafetera totalitaria que posicionó a Colombia como país monoexportador.
Por ejemplo, municipios del Cauca como Balboa, Bolívar, La Vega, La Sierra y Almaguer, donde había siembras de cultivos ilícitos, le abrieron paso a la promesa del café, a tal punto que en el departamento el número de hectáreas sembradas ya asciende a 76.000 pese a la lucha constante contra la roya, que en hoy día tiene en la cuerda floja a cerca de 300.000 hectáreas en territorio nacional.
Asimismo en Nariño, poblaciones como La Unión, San Lorenzo, Buesaco y Sandoná siguen creyendo en los buenos precios internacionales del café y expanden sin tregua el área cultivada. Huila tampoco se quedó atrás y municipios como Timaná, Pitalito y San Agustín le apostaron a cafés de alta calidad.
El gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, Luis Genaro Muñoz, recalcó que el café proveniente de Nariño es en este momento el mejor pagado del país, mientras que el proveniente del Huila, de carácter especial, ha logrado posicionarse en el mundo.
Explicó que Brasil, país que produce 18 millones de sacos al año, ha intentado copiar el concepto de calidad que tiene el grano colombiano.
Mario Gómez Estrada, miembro del Comité Cafetero, aseguró que Huila en la actualidad (el cual forma parte de la región cafetera del sur junto a Nariño y Cauca) “pasó por encima de todos los departamentos y está a un punto de Antioquia, pues produce café todo el año y tiene mano de obra estable”.
Además explicó que Nariño sigue siendo foco de atención para la multinacional Starbucks.
“La caficultura tiene valores agregados que el mercado reconoce”, agregó. También indicó que los cafés de baja calidad provenientes de países como Vietnam abren mercados para el grano colombiano en sus diferentes variedades.
Tener la carga de café por encima de $1’050.000 es, para el consultor en desarrollo internacional Hernán Román, un estímulo para ampliar la producción cafetera de Nariño, de la mano de programas para cultivar café en pisos térmicos más altos.
Sin embargo, la roya ha hecho de las suyas en este departamento.
Asimismo, el director ejecutivo del Comité Departamental de Cafeteros del Cauca, Gerardo Montenegro Paz, sostuvo que los hijos de los cafeteros que hicieron escuela en el Eje Cafetero —el cual ha cambiado su vocación hacia actividades como el agroturismo— siguen viendo que en la siembra del grano está la oportunidad.
“Somos 90.000 familias. De éstas, 13.000 proveen café especial para la firma Nespresso. Hay alta calidad, esto anima a la gente a renovar cafetales envejecidos”, afirmó.
Pese a que los hijos de los cafeteros creen todavía en el negocio de sus padres, el gerente de la Federación de Cafeteros no deja de estar preocupado por el envejecimiento de los productores en las regiones tradicionales donde se cultiva el grano y por las pocas posibilidades que tienen los caficultores de migrar con su viejo oficio hacia otras regiones de la geografía nacional. “Si se abandona el campo, se pierde en dos segundos”.
Hablar de una sustitución del Eje Cafetero por otras zonas que producen mayores cantidades de café es para el representante por Quindío ante el Comité Cafetero, Carlos Alberto Gómez, una apreciación errónea. El directivo también mostró su preocupación porque la gente que viene detrás de los viejos cafeteros y cosecheros de la región es poca para continuar con una labor centenaria.
En concepto del director ejecutivo del Comité Cafetero de Caldas, Alfonso Ángel Uribe, en el departamento se ha hecho un esfuerzo para tecnificar la caficultura y sembrar variedades resistentes. “Nos hemos preocupado por agregarle valor a la caficultura”, aseveró el directivo, quien añadió que el esfuerzo para renovar las generaciones de caficultores ha sido grande.
Cifras de la Federación Nacional de Cafeteros, a septiembre de 2010, indican que Cauca es el segundo departamento del país con mayor número de caficultores (90.967) después de Antioquia, que cuenta con 91.555. Quindío tiene 6.804, Caldas 37.671 y Risaralda 20.050. Huila tiene 69.750 caficultores y Nariño 36.450.
Finalmente, en relación con la renovación cafetera, el gerente de la Federación tiene una apuesta ambiciosa: duplicar la meta para así llegar a sembrar 130.000 hectáreas anuales de variedades resistentes a la roya durante los próximos cinco años.