Solo falta el decreto regulatorio sobre la Ley de Energías Renovables No Convencionales para que los interesados empiecen a trabajar en generación eólica.
En medio de la “tormenta perfecta” en la que está el sector eléctrico, paradójicamente generada por una sequía sin antecedentes, problemas de regulación no corregidos a tiempo y la falta de profundidad del mercado de futuros, una de las preguntas que han manifestado algunos es si no hay formas de generación diferentes a la hidráulica y la térmica, que hoy se reparten el 70% y el 30%, respectivamente.
Aunque el problema actual no es precisamente la falta de capacidad del sistema, la entrada de 3.000 megavatios de energía eólica, más o menos el 20% de la demanda actual, se perfila como un respaldo de producción eficiente del recurso, que no solamente aumentará la oferta, sino que reducirá los precios de un servicio que, a los ojos de gremios como Asoenergía, es muy costoso y le quita competitividad al país.
El director de la Unidad de Planeación Minero Energética, Jorge Valencia, dijo durante el Congreso de Energía Mayorista, que se lleva a cabo en Cartagena, que la zona con mayor potencial para el desarrollo de esta fuente de energía renovable no convencional es La Guajira. El cabo que hace falta por atar es el Plan de Expansión (consigna las necesidades de construcción de infraestructura para transporte de energía), que a finales de este mes estará concluido y dependerá de la aprobación del Ministerio de Minas y Energía.
“La UPME ha venido trabajando en la identificación de pequeños aprovechamientos hidroeléctricos, de energía solar fotovoltaica y energía eólica. En el caso de las dos últimas, el potencial que tiene el país es La Guajira, pero en eólica hay otro lugar entre Barranquilla y Cartagena, donde se identificaron las mejores velocidades de viento. El plan de expansión de esta generación está para que las plantas entren en el 2018 o 2019”, aseguró.
El proyecto más importante que tiene Colombia, si no el único, de generación con viento lo han venido desarrollando desde hace más de una década las Empresas Públicas de Medellín con su parque térmico Jepírache, productor de cerca de 20 megavatios.
De acuerdo con Carlos Alberto Solano, vicepresidente de generación de energía de EPM, Jepírache ha permitido entender este tipo de tecnologías y capacitar al personal para que pueda operarla. Hace diez años los costos eran mucho más altos, porque tenían que contratar a personal de la empresa que desarrolló los dispositivos. Según Solano, la apuesta que la empresa hará para meterse en el negocio dependerá del trazado del proyecto de interconexión propuesto por el ejecutivo.
Sin embargo, la empresa antioqueña no es la única interesada en apostar por este tipo de generación. La demora en la emisión del decreto regulatorio de la Ley de Energías Renovables no Convencionales tiene en ascuas a firmas como Enel Green Power, Risaralda Energía (hoy con inversión brasileña), Century Energy (norteamericana), Isagén y el Grupo Celsia.
La presidenta de la Asociación Colombiana de Generadoras de Energía Eléctrica, Ángela Montoya Holguín, explicó que “las empresas están esperando ese decreto reglamentario para ver cuáles son las condiciones, pues ese tipo de energías en la mayoría de países tienen subsidios. En la medida en que haya más energía, tendremos mejores precios. Lo que veo es que realmente hay muchas maneras de expandir el parque y esto ayudaría a fortalecer la canasta de energía”.
Mientras el decreto surte su trámite en el Ministerio de Hacienda, donde estaría definiendo qué tipo exenciones arancelarias o impositivas tendrían quienes generen, la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) ya avanzó en lo relacionado con la energía eólica, en tanto lo de la solar está en estudios.
El hoy famoso cargo por confiabilidad también será entregado para quienes produzcan energías renovable no convencionales y a pesar de la dificultad de medir la capacidad de generación de estas empresas, dijo el director de la CREG, Jorge Pinto, gracias a un trabajo realizado por la entidad durante más de diez años se pudo establecer cuál sería la mínima producción del recurso en situaciones extremas.
Por su parte, el director ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas Generadoras (Andeg), Alejandro Castañeda, advirtió que “esas energías tienen que entrar al mercado en algún momento. Hay un riesgo que tiene esta generación y es que para entrar a despacho una empresa tiene que ofertar 16 horas antes y es demasiado lejos para una energía tan volátil, eso se le ha planteado a la CREG. Hay que revisar, por su volatilidad, cuál es su capacidad y quien puede respaldarla en el momento que no la tenga”.