US$332 cuesta hoy la carga de dicho grano, en lo que los mismos productores han denominado una pequeña "minibonanza" del producto.

Como una paradoja de la vida, la tragedia de los cafeteros en Brasil, Centroamérica y de tierras lejanas como Indonesia y Vietnam se convierte en una bendición para las cerca de 550.000 familias colombianas que viven de la caficultura en el país.

El pasado sábado recibieron $681.000 (US$332) por carga de café, quedando a $19.000 (US$9) de que el Gobierno suspenda la ayuda que ofrece al sector, a través del programa de Protección al Ingreso del Caficultor (PIC), para garantizar la rentabilidad del producto.

En sólo una semana de operación, el nuevo PIC ya ha beneficiado a 61.657 cafeteros que han recibido $16.384 millones (US$8 millones). Sin embargo, la sombra de la corrupción sigue tras esos recursos, al punto que la Contraloría General alertó sobre la presencia de “cafeteros fantasmas” que están cobrando el subsidio, restando oportunidad a pequeños cultivadores que aún no reciben esa ayuda.

La súbita disparada de los precios internacionales se debe, entre otros factores, a la sequía en Brasil, los excesos de lluvias en Indonesia y Vietnam y la plaga que está asolando los cafetales en Centroamérica.

Un número considerable de cultivadores de café en el país desconoce que cada centavo de dólar que se eleve el precio del café en la Bolsa de Nueva York significa $4.000 (US$2) en el precio interno de la carga del grano, y que cuando reacciona al alza la tasa de cambio (dólar) en por lo menos $10, se adicionan otros $3.000 (US$1,4) al valor de la carga.

Este panorama favorable para el país desató la euforia en el gobierno del presidente Santos. “Hoy, los cafeteros están en el mejor de los mundos” y así Colombia podrá recuperar su capacidad exportadora, dijo el mandatario de los colombianos, al recordar que las ayudas estatales le permiten al sector pensar en una producción de 11,3 millones de sacos.

Santos resaltó que el aumento en el ingreso de los cafeteros se debe no sólo a la inversión a través de Finagro, el Ministerio de Agricultura, el ICR (Incentivo de Capitalización Rural) y el Banco Agrario, “sino también a la ayuda extraordinaria que nunca antes se había dado a ningún sector, ni siquiera al cafetero”.

“Un billón de pesos (US$488 millones) que se dio el año pasado para evitar el colapso de la caficultura colombiana y un billón de pesos que se está dando este año, que afortunadamente no se va a requerir porque el precio ha subido tanto que ese recurso, el monto de la ayuda por carga de café, se va a disminuir, y espero que se siga disminuyendo”, concluyó el mandatario.

“Cuando se mueve la bolsa (de Nueva York) el impacto es derecho al precio interno”, señaló el gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, Luis Genaro Muñoz, que admite que la tragedia de Brasil en uno de los factores que contribuyen a mejorar la cotización de café colombiano. “Brasil es gran conformador de precios, indudablemente. Obviamente la ausencia de lluvias en volumen adecuado mueve a la Bolsa (de Nueva York), a la vez que preocupa a la industria y jalona los precios hacia arriba”, dijo.

En medio de la “fiesta”, el gerente de la federación lanza una alerta: mientras no se confirmen los diagnósticos de manera técnica “el mercado estará supremamente volátil”. “Hay que tener mucha prudencia y no ir alegremente a hacer fiesta”, reiteró.

En momentos como los actuales, de buenos precios, recomendó “aprovechar los picos y tomar seguros, coberturas y contratos de protección de precios, y asegurar cuando las cuentas sean favorables”.

Analistas del sector estiman que por ahora se han calmado las aguas del descontento en una parte del gremio cafetero que insiste en la renuncia del gerente. Muñoz se defiende con resultados y recuerda que la caficultura sigue buscando “la competitividad y la sostenibilidad hacia adelante”. Por ahora la discusión es saber si va a sobrar algo del billón de pesos de los subsidios.