El Banco Mundial no augura una recuperación del precio del metal en los próximos cinco años.
A los productores de oro de Colombia, aunque parezca extraño, no les preocupa tanto la caída de los precios del oro, como sí el mal funcionamiento de las políticas del Gobierno para el sector minero. A pesar de que esta semana la onza se cotizó en su mínimo de los últimos cinco años, se muestran inconformes con la falta de medidas para luchar contra la extracción ilegal y la burocracia para lograr echar a andar una mina en el país.
Contrario a lo que pasó con el petróleo, que en seis meses se desplomó a menos de la mitad, la destorcida del oro fue paulatina. Los mismos factores o actores que elevaron su cotización son los que hoy provocan su caída. La crisis financiera de 2008 en Estados Unidos, el ajuste de las tasas por parte de la Reserva Federal (FED) y la alta demanda del commodity por parte de China lo llevaron a niveles de US$1.859 la onza. En esa coyuntura funcionó como una inversión segura.
Sin embargo, ante la recuperación de la economía norteamericana, la posibilidad de que la FED suba tasas y la publicación de las reservas de oro del Banco Central de China -cerca de 1.700 toneladas- que no cumplieron con las expectativas, pues se esperaba que fueran mayores, hicieron que el mercado reaccionara. Esta semana el precio osciló entre US$1.100 y US$1.080 por onza.
El miércoles el Banco Mundial publicó su informe trimestral, “Panorama sobre los mercados de productos básicos”, y la conclusión principal fue que en la actividad energética mundial ven un crecimiento de la demanda, pero un menor crecimiento, porque la economía todavía pasa por una etapa de recuperación “frágil”.
En conversación con El Espectador, el autor del informe, John Baffes, aseguró que “los precios del oro dependen mucho del sentimiento de los inversores. Vimos los precios altos del oro en el pasado porque los inversionistas lo vieron como una inversión, especialmente después de la crisis financiera de 2008. Ahora ellos están confiando menos en el oro, razón por la cual vemos que sus precios caen”. La previsiones del organismo multilateral para este año es que la onza troy se mantendrá en US$1.175, mientras que para 2020 se estima que rozará los US$1.084.
Esta cifra, aunque no es del todo alentadora, todavía permite desarrollar proyectos mineros en Colombia con un margen de ganancia aceptable, según explicó el country mánager de la canadiense Red Eagle Mining, Rafael Silva. Si bien este proyecto está en etapa de exploración y producirá su primera onza en 2017, su modelo financiero flaquearía de no cumplirse las predicciones del Banco Mundial. “Lo peor que nos puede pasar es que el precio de la onza de oro quedara por debajo de US$1.000. Según nuestros tres modelos financieros, la sensibilidad se da en ese precio, pero todavía se puede trabajar. A US$1.300 es la cifra ideal para pagar el proyecto en poco más de uno año”. En la mina San Ramón producir cada onza cuesta US$763.
Colombia tiene dos grandes empresas dedicadas a la extracción de oro: Mineros (un grupo empresarial colombiano en el que tiene mayoría accionaria el Grupo Colpatria, la Corporación Financiera Colombiana y grupos minoritarios), así como Gran Colombia Gold (una empresa canadiense que lleva a cabo la explotación subterránea más grande del país). Sumadas las dos firmas a pequeñas mineras y los “barequeros” completan la producción formal, que en 2014 alcanzó los 6,76 millones de gramos de oro, solamente el 12% de la producción total.
“En ambas fases es muy importante tener los precios del oro altos, pero tan importantes como estos es la estabilidad de las reglas internas y nacionales de cada país. La industria está acostumbrada y preparada a la volatilidad de los precios, pero a lo que no está acostumbrada es a la falta de claridad de las reglas de juego, a la ilegalidad que la está atafagando y una demora excesiva de las licencias ambientales. Nada nos ganamos con tener unos precios en la luna, suponga que el “superciclo” no se ha terminado, si no se establecen unas condiciones para el negocio, para que sean las empresas legales las que puedan desarrollar esta actividad, de nada sirve que el precio suba o baje”, dijo la exdirectora del Sector de Minería a Gran Escala, Claudia Jiménez.
Las cifras de producción ilegal en Colombia son preocupantes. Según la Asociación Colombiana de Minería (ACM) y la Agencia Nacional de Minería (ANM), el 88% del oro extraído en el país es ilegal. Y aunque desde 2012 haya disminuido esa producción en cerca de 12 millones, todavía es muy alta para los productores.
El presidente de Continental Gold, Leon Teicher, advirtió que “esa minería criminal está dañando los pueblos, llenándolos de prostitución, de droga, sobornando a la Policía, al Ejército y a los alcaldes. En Colombia se debería controlar la minería criminal con la fuerza del Estado y crear un ambiente jurídico para que se desarrolle el negocio, así se puede extraer oro incluso a US$800 la onza”.