Como parte del llamado Plan Colombia contra el narcotráfico, dentro de un acuerdo bilateral con Estados Unidos, se vienen fumigando las plantaciones de coca con el citado herbicida desde hace más de una década, especialmente en zonas de difícil acceso.
Bogotá. La decisión del Consejo Nacional de Estupefacientes de Colombia marca un giro en la lucha contra el narcotráfico en el país sudamericano. La calificación del glifosato como “probable cancerígeno” por la OMS encendió la alarma y llevó al Ministro de Salud Alejandro Gaviria a recomendar la suspensión de las aspersiones aéreas con el pesticida, lo fue ratificado por el citado Consejo, convocado por el Presidente Juan Manuel Santos.
Lo que Colombia decide es también una alerta para las naciones vecinas, opina Heike Moldenhauer, experta en ingeniería genética de BUND (Federación alemana para el Medio Ambiente y la Naturaleza): “ Toda la región está afectada en forma extrema por el glifosato. Prohibir la fumigación en Colombia es una señal para otros países latinoamericanos que están muy afectados, como Argentina y Brasil donde es usado masivamente en las plantaciones de soja”, opina.
Como parte del llamado Plan Colombia contra el narcotráfico, dentro de un acuerdo bilateral con Estados Unidos, se vienen fumigando las plantaciones de coca con el citado herbicida desde hace más de una década, especialmente en zonas de difícil acceso. Ya Colombia estuvo en disputa con su vecino Ecuador por las fumigaciones en la frontera que habrían afectado territorio ecuatoriano.
Las fumigaciones han alcanzado también otro tipo de cultivos, como el maíz, en las zonas afectadas. En ocasiones, la misma planta de coca es camuflada entre plantaciones de otro tipo, como café y otros. Pero además, el producto es rociado sobre amplias zonas, destruyendo todo lo que toca y afectando a los propios pobladores.
Pesticida de uso masivo. En la Universiad de Leipzig, la microbióloga Monika Krüger dirige estudios sobre glifosato desde hace años. Ha probado la presencia del químico en vacas, conejos y humanos, y registrado su presencia en la orina. Uno de los descubrimientos de sus estudios es su impacto a nivel intestinal, donde afectaría a las bacterias beneficiosas de la flora intestinal, pero no a las patógenas. Esto destruiría el equilibrio natural, favoreciendo la proliferacion de enfermedades.