Después de 43 años se vuelve a hacer esta medición para saber cuál es la realidad del campo. La cartera de Agricultura estima que tendrá un costo de US$111 millones.
“Si queremos tener una radiografía actualizada y seria para que el debate agrario y el debate de ruralidad, que es el gran tema que está sobre la mesa en Colombia, transcurra por senderos serios y bien documentados, es indispensable el Censo Nacional Agropecuario”, dijo el ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, al anunciar que esta medición se hará en el país y que ya se cuentan con los recursos. La cartera de Agricultura estima que tendrá un costo de 200 mil millones de pesos (US$111 millones).
El censo, que estará a cargo del DANE, se realizará entre el 2013 y el 2014, cubrirá 3,8 millones de predios rurales y recolectará datos que permitirán caracterizar la actividad agropecuaria del país.
“El Censo Agropecuario se hará. Ésta es una de las grandes necesidades que tiene el país para entender mejor qué se está haciendo en la ruralidad colombiana”, afirmó Restrepo.
Una deuda vieja en el país, si se tiene en cuenta que hace más de 40 años no se hace un censo de esta naturaleza en el país. El primero se hizo en 1960 y el segundo en 1970.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), los censos agropecuarios deben realizarse en cada país máximo cada diez años. En América Latina los últimos países que han realizado este ejercicio han sido Brasil y Venezuela (2006), Chile (2007), Argentina (2008), Bolivia (2009) y México (2011).
Empieza el debate sobre el campo
Con la ilusión de que diversos sectores de la sociedad civil puedan presentar y discutir sus propuestas para resolver el conflicto social y armado del mundo rural se instaló en Bogotá el foro sobre política de desarrollo agrario integral, con enfoque territorial -primer punto de la agenda de diálogos entre Gobierno y Farc-. Al evento asistieron 1200 participantes de un amplio espectro político y cultural. Gremios empresariales, sindicatos, campesinos, defensores de derechos humanos, políticos, organizaciones de mujeres, de LGBTI, de víctimas, acudieron al Centro de Convenciones Gonzalo Jiménez de Quesada, de Bogotá, para oír y entregar sus percepciones sobre el agro colombiano y las iniciativas para cambiar esta realidad, desde la idea de un proceso de diálogos.
La controversia por la ausencia de Fedegan. Antes de iniciarse el evento, se conocieron las venenosas declaraciones del presidente de Fedegan, José Félix Lafaurie, quien sostuvo que la agremiación de ganaderos que representa no asistirá al foro porque era “inútil” y porque iba a ser una confrontación. “Ahí no se va a hablar de desarrollo rural. Los gremios llevamos muchísimos años hablando de esto para identificar los temas que impiden una Colombia con un desarrollo rural mucho más próspero.
El país le ha dado la espalda al modelo de desarrollo: dónde están las carreteras, la infraestructura, la tecnología, eso es lo que se necesita”, dijo Lafaurie, quien calificó el evento de “circo” y añadió: “Me parece que no es útil participar en un foro con 1.200 personas donde cada una tiene una idea distinta sobre desarrollo rural, es una caja de pandora. Uno no sabe en qué puede terminar”. Además, dio a entender que se trataba de un evento promovido por la guerrilla. “No me diga ahora el Gobierno que harán las cosas bien porque se lo piden los que durante 50 años han intentado destruir el sector rural”, concluyó.
La reacción a las declaraciones de Fedegan no se hicieron esperar. El Ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, lamentó que no asistieran al evento y replicó: “Para estar en la democracia hay que participar en ella y no solo criticar”. Restrepo defendió el objetivo del evento diciendo: “Esperamos que este foro nutra con sugerencias, ideas, controversiales y discrepantes, el diálogo que se está iniciando en La Habana en búsqueda de la paz”, y añadió que la Federación Nacional de Ganaderos representa un 15 a un 20 % de los ganaderos del país y confió en que otras organizaciones ganaderas se hagan presentes y den a conocer sus puntos de vista, para dar una visión más moderna y más democrática que ésta.
Por su parte, los congresistas que participan de las Comisiones de Paz, tanto de Cámara como de Senado, también respondieron a las declaraciones de Lafaurie. El presidente del Congreso, senador Roy Barreras, respondió: “La negativa de Lafaurie al Foro de Paz es inaudita. En las nueve Mesas Regionales y en los Foros de Paz que se hicieron todos los participantes expresaron su voz buscando paz para todos. Negarse incluso al diálogo académico y pacífico es apostarle todo a la violencia. En las mesas regionales de paz y en foros académicos nadie cede nada, cada quien expresa su opinión y se escucha la voz de otros colombianos”.
La representante Ángela Robledo, copresidenta de la Comisión de Paz de la Cámara, expresó con indignación: “El doctor Lafaurie es un enemigo claro y directo de la paz y esto no es un desplante para las Farc, es un desplante a Colombia, a la sociedad civil que está cansada del conflicto”. Mientras que Iván Cepeda, también copresidente de dicha célula legislativa, le pidió a Fedegan dar la cara en un evento en el que se está discutiendo sobre los problemas del mundo rural. “Es la perdida de una oportunidad para poder debatir de una manera muy franca los tema del mundo rural, en los cuales sin lugar a duda el gremio que representa el señor Lafaurie tiene una responsabilidad muy clara, especialmente en lo que tiene que ver con el acaparamiento de tierras en zonas donde ha habido un alto nivel de violencia, principalmente por estructuras paramilitares”, dijo el parlamentario del Polo Democrático.
Sin embargo, para Bruno Moro, coordinador del sistema de Naciones Unidas para Colombia, Fedegan debería “reconsiderar” su posición y asistir al evento que se extenderá hasta el próximo miércoles.
¿Qué dicen los campesinos sobre las propuestas del campo?. Con acento Caribe, Heriberto Díaz, de la Mesa Nacional de Unidad Agraria (MUA), quien habló en el foro “Política de Desarrollo Agrario Integral con Enfoque Territorial”, dijo que el campo necesita políticas públicas que fortalezcan la institucionalidad del sector agropecuario y el apoyo a la economía campesina. Las cifras les dan la razón. Según el informe nacional de desarrollo humano del año 2011 que se realizó con apoyo de las Naciones Unidas aquellos municipios definidos como de alta ruralidad las personas con necesidades básicas insatisfechas son del 74,66 por ciento.
El primer punto para estos campesinos es tener soberanía alimentaria y autonomía en esta materia. Para esto, según el MUA se debe sacar al agro de cualquier tratado de libre comercio. También, el campo requiere de una profunda reconstrucción que se debe hacer a través de políticas que garanticen el acceso a créditos, a la comercialización de sus productos, a la educación, y formación técnica, al desarrollo de infraestructuras, a la producción y reproducción de semillas nativas, a la vivienda digna, al agua potable y al acceso a la salud. Además, se debe dar una protección especial al ambiente que permita la recuperación de los campos y ecosistemas para que los territorios estén libres de cultivos transgénicos.
La Mesa Nacional de Unidad Agraria propone incluso que se garantice una política de concertación con los pequeños y medianos cultivadores de coca, amapola y marihuana, para que estos productores sean parte de un sistema legal de industrialización químico farmacéutico, en convenio con el Estado, para comprar la hoja de coca como sucede en Perú y Bolivia.
Para estos campesinos, la paz debe ser el goce pleno de derechos, “solo así se pondrá fin a las múltiples causas y conflictos sociales, económicos y políticos que le dieron origen a la confrontación armada”.