La presidenta de la Asociación Colombiana de Generadoras de Energía ve con buenos ojos la suspensión de las exportaciones de gas hacia Venezuela, pues, dice, se debe garantizar el cubrimiento de la demanda local, incluida la de las termoeléctricas.
La presidenta de la Asociación Colombiana de Generadoras de Energía (Acolgén), Ángela Montoya Holguín, considera que ante el déficit de gas que en el corto plazo tiene el país es necesaria una política que garantice que las plantas térmicas cuenten con el abastecimiento de este insumo a precios competitivos.
Asimismo, pide una consulta previa donde se clarifique cuáles son las reglas, los tiempos y las condiciones en las que se puedan desarrollar los proyectos energéticos del país.
- ¿Cómo se produce la energía en Colombia?
Mayoritariamente es un país hidráulico, afortunadamente. Puntualizo en afortunadamente porque en ese trilema energético que el mundo mide, estamos bien posicionados. Ocupamos el cuarto lugar de 168 países en temas ambientales, es decir, la generación hidráulica es muy limpia. Tenemos generación térmica a carbón y a gas, y cuando no hay suministro suficiente, nos vamos a líquidos.
- Depender de la producción a partir de las hidroeléctricas nos hace el sector más vulnerable ante fenómenos de sequía.
El diseño del mercado es muy eficiente. Es bueno porque el agua no es capaz de abastecer el 100% de la necesidad eléctrica colombiana y por eso tenemos las fuentes térmicas. Necesitamos esa mezcla de hidráulicas y térmicas para abastecer al país. Tenemos el 100% de confiabilidad y este país no se apaga.
Ya aprendimos la lección y estamos adaptados al cambio climático y a las vulnerabilidades del clima. Tenemos un sistema de energía firme. Sin importar la tecnología que se utilice, garantiza la generación, aun en condiciones críticas.
- ¿Qué mercados se podría atender?
Colombia sí es capaz de exportar, tenemos la oferta y la competitividad. Actualmente exporta mos muy poco, a Venezuela y a Ecuador. También queremos exportar, a través de Panamá, a Centroamérica. Con el cambio de gobierno en Panamá se reactivó el interés para poner la línea.
- ¿De cuánto es el excedente?
Colombia tiene instalados casi 15 mil megavatios. Este año van a entrar en operación Quimbo, con casi 400 megavatios (hidroeléctrica), Termotasajero II, con 150 megavatios (térmica carbón), Gecelca (térmica carbón) y Cucuana. En esa última subasta todavía hay empresas por entrar, entre ellas Ituango, que tiene 1.200 megavatios en la primera etapa y 1.200 adicionales en la segunda. Una vez entren esos proyectos tendremos 3.900 megavatios adicionales, que hacen un total de casi 19 mil megavatios país.
- Entonces, sí podríamos exportar.
Dependemos del clima, si llueve más, hay más energía disponible. No obstante, hoy en día, más o menos un 30% del parque de generación está con combustibles líquidos, energía que no se puede vender porque es demasiado costosa. Está para dar la confiabilidad, pero no para exportarse. Con las condiciones críticas normales tenemos escasamente para cubrir nuestra demanda. Si tenemos un fenómeno de La Niña y un excedente, éste podría convertirse en una exportación continua y constante, pero Colombia sólo tiene energía para autoabastecerse. No estamos pensando en exportaciones. Esto no quiere decir que la apuesta por el proyecto de Panamá se descarte.
- ¿Colombia consume los 15 mil megavatios que produce?
No, consumimos 10 mil megavatios. De los 15 mil, más o menos 3 mil se producen con líquidos. No obstante, usted no puede contar con los 9 mil megavatios de la hidráulica como si fueran 100% constantes, porque los embalses no están llenos todo el tiempo. Incluso si llueve, hay que esperar a que se recuperen si hubo un período de sequía.
- Venezuela finalizó el contrato de importación de gas de Colombia, ¿eso es bueno para el sector?
El sistema de gas colombiano ha sido realmente eficiente, creció en los últimos años de una manera impresionante. Ahora, el gas en Colombia está sufriendo un déficit para abastecer el 100% de la demanda local. Hay una proyección de descubrimiento de unos pozos, pero eso tiene un plazo y no contamos con eso hoy. Como creció tanto la demanda de gas, las plantas térmicas se quedaron sin ese insumo. Esto encarece la energía porque hay que producirla con líquidos (diésel y acpm).
La política de gas para las plantas térmicas tiene que existir a un precio competitivo, no basta contar con el insumo. El gas para una planta térmica en Perú cuesta US$2,5 por MBTU (unidad térmica británica), acá US$6,50. Hubo una negociación entre industria y sectores residenciales en la que el sector térmico quedó por fuera. Hacemos un llamado cordial, pero enérgico, para mantener la confiabilidad del sector eléctrico.
- Pero, entonces, ¿ese anuncio beneficia al sector?
No tiene sentido generar en Venezuela cuando las plantas de gas locales lo necesitan para generar energía eléctrica. Vemos con muy buenos ojos que no se siga exportando, porque lo necesitamos para mantener nuestra matriz energética. Colombia tiene que apostarle al autoabastecimiento. Magnífico que exportemos, pero sólo si hay suficiente para satisfacer la demanda interna, contando con las plantas térmicas.
- El carbón cumple un papel aún más importante porque tenemos casi cien años de reservas.
Es importante y por eso en la última subasta dos empresas entraron y van a generar. Sin embargo, aunque en las subastas sigan entrando plantas que generen con carbón, éstas no van a reemplazar lo que se genera con líquidos. El sistema no puede reemplazar todas las generaciones a carbón. Hay que tener un balance.
- Sin embargo, en el sector, se dice que faltan más incentivos para invertir en tecnologías que hagan la generación más limpia.
Este es un sector que no tiene subsidios. Estamos en manos de empresas públicas, privadas y mixtas. Ese capex (recursos destinados a inversión) de las empresas tiene que ser eficiente y construir una planta es complejo por temas como la consulta previa, que nos genera retrasos en las obras. Tenemos problemas sin resolver en tierras, baldíos y legalización de invasiones.
- ¿Cuál es el problema que tienen con las consultas previas?
Tenemos que ser vistos como uno más de los sectores de infraestructura, porque lo somos. El proceso de la consulta previa nos afecta, porque todos los proyectos la requieren, así como licencias ambientales. No sólo somos un sector muy regulado cuando entramos a operar, sino que requerimos una cantidad de permisos del Gobierno para adelantar los proyectos.
- ¿El Gobierno ha hecho su parte en estos procesos?
Hace falta una ley de consulta previa para que comunidades y Gobierno tengan las reglas claras, los tiempos y los términos para desarrollar los proyectos.
- Se ha insistido en el desmonte o reducción de los cargos por confiabilidad, ¿están de acuerdo?
Eso sería el peor error. Uno no puede arreglar lo que está funcionando bien. Qué puede frenar más el desarrollo de un país que no tener la seguridad de la energía eléctrica. Tocar el cargo no es apropiado, porque no es un subsidio del Gobierno, sino va vía factura y no la encarece, sino garantiza la prestación del servicio.
- ¿Qué tan bueno es que el sector eléctrico tenga una mayor participación privada?
Colombia tuvo el 100% de sus generaciones en cabeza del Estado y cuando sucedió el apagón, las plantas no estaban preparadas para atenderlo y además a todos los ciudadanos, en cabeza del Estado, les tocaba mantenerlas. El cambio que hizo el país de manera estratégica fue abrir el mercado y aceptó que no era capaz de mantener la infraestructura. Un país es más eficente si no le cuesta generar la energía.
- ¿O sea que usted está de acuerdo con la enajenación de Isagén?
Isagén es una empresa con altos estándares de cultura corporativa, manejada con transparencia y eficiencia. Es la joya de la corona. Esta compañía le ha dado una confiabilidad muy importante al país. Si se vende, ojalá quienes la compren mantengan su buen comportamiento, que es lo que la ha llevado al éxito.