A pesar de los desafíos que enfrenta el sector minero, no hay duda de que seguirá como uno de los que más aporta a la economía peruana al 2021.
¿Podría llegar el Perú a una producción de cobre de cinco millones?, preguntaba AméricaEconomía a inicios de 2013 a expertos mineros para dilucidar si en algún momento la producción local podría acercarse a la chilena. En el mercado empezaba a vislumbrarse cierta incertidumbre sobre el precio y la demanda de cobre, con el metal alrededor de los US$3,65 por libra [frente a los 2,41 del cierre de esta edición], y los especialistas apuntaban a que hacia el bicentenario si la cartera de proyectos se hacía realidad los cinco millones no eran una utopía. En cuestión de dos años, sin embargo, ese nivel de producción se ha alejado más en el horizonte, aunque este metal y la plata tienen buenas perspectivas a corto plazo.
“Para 2016 la producción de cobre experimentará un salto de más del 60%”, dice Carlos Gálvez, presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE). Con Toromocho a su máxima capacidad, la recién inaugurada operación de Constancia y la puesta en marcha de Las Bambas y la ampliación de Cerro Verde para finales de año, la producción peruana de cobre llegaría a los dos millones de toneladas para el próximo año, según las estimaciones de la SNMPE. De hecho, según cifras del Ministerio de Energía y Minas (Minem), la producción peruana de julio creció ya 30% respecto a similar mes del año anterior evidenciando este avance. “El panorama para el cobre pinta bien. Hay mucha ampliación”, dice Víctor Burga, socio de Assurance Service de EY.
En el caso de la plata, se espera, según Burga, que la producción siga creciendo a través de los nuevos proyectos cupríferos que la consiguen como subproducto, pero también con el crecimiento de compañías como Buenaventura y Volcan, que están llevando a cabo mejoras en su productividad. El año pasado, la producción avanzó en un discreto 2,74% gracias al incremento de la capacidad instalada de las plantas concentradoras y a una mejora en el procesamiento de algunas mineras. Las posibilidades de que el Perú recupere el primer puesto como productor de este metal, hoy en manos de México, a mediano plazo, del mismo modo, dependerían del desarrollo de proyectos en la cartera del Minem como Corani o Galeno.
En lo que respecta al oro, por el contrario, las previsiones llevan la producción a la baja, pues importantes minas auríferas como Yanacocha o Barrick Misquichilca se están agotando. La producción en 2014 cayó ya 10,43%, según el Minem. “Hay algunas empresas, que no son de esa misma magnitud como la del grupo Aruntani, que si bien son productores importantes no van a empujar la producción del país”, dice Víctor Burga, de EY, quien asegura que las producciones de plomo y zinc locales se mantienen constantes.
Según el ejecutivo, una de las ‘esperanzas’ de la producción de oro local era Conga, hoy uno de los proyectos paralizados que tenía una tajada de US$ 4.000 millones de inversión de la todavía incierta cartera de proyectos del Minem y al que se le ha sumado en el último año el proyecto cuprífero Tía María, hoy también en el aire.
“Pese a las expectativas de nuestro portafolio de proyectos, no está claro cuál será el próximo que se iniciará una vez terminados Las Bambas o la ampliación de Cerro Verde. La discusión sobre Tía María todavía no se resuelve, y eso enfría también las decisiones de cara al desarrollo de Quellaveco y de los otros proyectos”, dice Carlos Gálvez.
Inversiones en el aire. La cartera del Minem de mayo de este año estaba compuesta por 51 proyectos, 26 de ellos en exploración y otros 20 con el estudio de impacto ambiental (EIA) aprobado, incluidos Tía María y Conga, y valorados en más de US$ 64.000 millones. ¿Cuántos podrían avanzar? Los especialistas no se animan a hacer vaticinios al respecto.
“Los niveles de inversión dependerán de factores como el precio internacional de los minerales y el relacionamiento con las comunidades vecinas a los proyectos mineros”, dice Juan Carlos Mejía, director de auditoría de KPMG en el Perú.
Por lo pronto, el proyecto Tambomayo cuenta ya con la aprobación del EIA y podría estar listo para 2016, mientras que la ampliación de Toquepala avanza y está prevista para finales de 2017. Quellaveco, por el contrario, afronta una serie de reclamos en la región Moquegua, que podrían prolongar su puesta en marcha.
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Según la Defensoría del Pueblo, en agosto había 94 conflictos socioambientales mineros activos y problemas con las comunidades, que son para Víctor Burga la principal dificultad que tienen hoy las mineras para poder seguir invirtiendo y crecer. “La minería es importante, pero parecería que no se entiende su importancia”, dice el ejecutivo.
Carlos Gálvez, por su parte, suma, además, la excesiva burocracia que deben afrontar las compañías para implementar un nuevo proyecto, que conlleva que conseguir permiso para iniciar una exploración minera demore como mínimo dos años. “Es un reto que lamentablemente tiene significancias altamente negativas para producciones como las del oro”, dice el presidente de la SNMPE.
El ranking del Instituto Fraser de competitividad minera de 2014 situó al Perú como segundo país en la región como destino para la inversión minera detrás de Chile y en el puesto 33 a nivel mundial; destaca especialmente en potencial y riquezas mineros. Su posición, para Carlos Gálvez, no obstante, debería ser la novena mundial, si el país redujera precisamente elementos como la incertidumbre, las normas ambientales, tributarias y sociales o las condiciones jurídicas y laborales. “Esa brecha es precisamente por nuestro manejo y gestión”, añade.
Víctor Burga asegura que si bien en el corto plazo no se ven muchas perspectivas de incremento de la inversión, más adelante, teniendo en cuenta el potencial geológico del país y las próximas elecciones presidenciales, el futuro podría cambiar y hacer que las inversiones crezcan. “Es un tema que no lo puede resolver el sector privado solo o el Estado solo. El gobierno tiene que darse cuenta de que no puede dejar solo al sector privado. Faltan más mesas de negociación”, dice.
Las compañías, del mismo modo, para Juan Carlos Mejía deben continuar mejorando su comunicación sobre sus proyectos de inversión con sus socios estratégicos, es decir, sus comunidades vecinas.
Las mesas de desarrollo, creadas justamente para poner en común a empresas, gobierno y comunidades para César Gálvez han ejercido hasta ahora de bomberos, intentando solucionar los conflictos cuando estos ya están. “El Estado debe hacer su trabajo, dar servicios de educación, nutrición, luz, agua, etc. Cuando eso esté hecho podremos empezar a actuar las empresas”, dice el ejecutivo.
¿Puede afectar la oposición a la minería actual a las operaciones en curso? Para los especialistas ya se están viendo algunos casos, como la reciente demanda del alcalde de Arequipa a Cerro Verde por S/. 500 millones, y nuevos podrían verse los próximos años. “Las que están en marcha seguramente van a ser más demandadas los próximos años, les van a poner exigencias. Es algo con lo que tenemos que lidiar todos los días”, dice Carlos Gálvez.
Pese a los desafíos que afronta la industria, a la que se suma la necesidad de profesionales capacitados, ante la pregunta de si para 2021 la minería seguirá siendo una de las actividades con mayor aporte al PIB local, los expertos no dudan en que así será. Las ventajas competitivas del Perú respecto a otros países jugarían a favor de la industria local.
“No hay manera de que la minería deje de ser un pilar de nuestra economía. El Perú desde la época de los incas es minero y lo va a ser”, dice Víctor Burga.
Actualmente se realizan actividades mineras en menos del 2% del territorio nacional frente al 14% que ha sido solicitado en concesión, y el Perú se encuentra entre los países con mayores reservas del mundo de plata y cobre. Mineral hay. Está por ver si sigue extrayéndose.