Hoy son pocos los que quieren hablar de lo ocurrido en la madrugada del sábado 25 de agosto, cuando una explosión en uno de los tanques del área de almacenamiento arrasó con cientos de viviendas y negocios, y dejó un saldo de 41 muertos, de acuerdo con datos oficiales.
Una larga cola de vehículos se formó el lunes pasado en la avenida Intercomunal Alí Primera de Punto Fijo. Los conductores recorrían lentamente la vía, que estuvo cerrada durante 23 días.
Con la mirada clavada en las estructuras de la Refinería Amuay, situada en el corazón de la Península de Paraguaná. El recuerdo de la tragedia, ocurrida hace ya casi un mes, aún entristece a las víctimas.
El drama de los primeros días ha pasado ya, aunque en la memoria de los afectados, las llamas y la devastación alimenten todavía el miedo.
En las calles de sectores como Alí Primera y Creolandia -cercanos al complejo refinador-, cuadrillas de trabajadores se esfuerzan por reconstruir lo que cuatro semanas atrás eran los hogares de cientos de familias que en tan sólo una noche, perdieron mucho más que paredes y techos.
Hoy son pocos los que quieren hablar de lo ocurrido esa madrugada, la del sábado 25 de agosto, cuando una explosión en uno de los tanques del área de almacenamiento arrasó con cientos de viviendas y negocios, y dejó un saldo de 41 muertos, de acuerdo con datos oficiales.
Dormir con miedo. Carmen Bermúdez, vecina del barrio La Pastora, no quiere seguir viviendo en el sector. Esa noche, el estruendo de la explosión la sacó del sueño y la puso a correr por su vida. Ruido, caos, incertidumbre. El impacto no se ha apartado de ella. Escapó metiéndose como pudo en un vehículo que también tripulaba su familia, integrada por 13 personas: ocho niños y seis adultos. Arrancaron despavoridos y sólo se detuvieron cuando creyeron estar a salvo, a unos 48 kilómetros de distancia.
“Nos dicen que lo que pasó no ocurrirá más”, afirma esta mujer que también es de las que piensa que en la zona “necesitan” olvidar la tragedia. El miedo brota entre las sonrisas de esperanza y bajo la incertidumbre de un sistema de seguridad que en la actualidad es investigado.
Luis Manaure se despierta todas las noches entre tres y cuatro veces. Su esposa, Yeila Marín, y sus tres pequeños de 2, 4 y 11 años están a salvo pero han tenido que acudir a terapia psicológica. “Queremos que nos reubiquen, que nos saquen rápido de aquí”, dice.
Algunos de los residentes comenzaron a ver el arreglo de sus casas, mientras otros ya fueron adjudicados con viviendas. Ilse María González está más tranquila ahora que las reparaciones a su vivienda avanzaron: “Me le colocaron las ventanas y techo nuevo porque el que tenía se derrumbó con la explosión.
Todavía faltan los trabajos de pintura, pero los estamos haciendo poco a poco”, dice aliviada.
La casa de Mercedes López fue otra de las inspeccionadas.
Junto a su esposo y cuñados lograron colocar el techo, cambiar las ventanas y pintar las paredes destrozadas. El día transcurre entre las labores, Mercedes confiesa que al llegar la noche todos se acuestan “con temor”. Comentó que desde el incidente todos los vecinos están más unidos: “todos estamos pendiente por si hay una fuga de gas”.
Volver a la normalidad. La cantidad de viviendas entregadas a través de la Gran Misión Vivienda Venezuela (Gmvv) es 170. Las casas tienen tres habitaciones, dos baños, sala, cocina y comedor. Fueron entregadas con electrodomésticos nuevos –cocina, nevera, lavadora, ventiladores- además de muebles, juego de comedor, una cama matrimonial y literas.
Están distribuidas en el Desarrollo Habitacional Ciudad Federación, en el municipio Caruribana; y el Complejo Bicentenario, en el municipio Los Taques. También se están entregando viviendas en la población de Jayana y se tiene prevista la construcción de más casas en las adyacencias al Terminal de Pasajeros de Punto Fijo, en un urbanismo que se llamará Las Mercedes.
José Luis Iglesias, alcalde del municipio Los Taques, confirmó el jueves pasado a ÚN que 70 familias aún se encuentran en el refugio de la Base Naval Juan Crisóstomo Falcón y en dos hoteles de la ciudad.
“A las personas que se les está exigiendo la firma de un convenio de demolición de las mismas. De acuerdo con el estudio de Pdvsa con los técnicos especializados en explosiones para presentársela al ministro Ramírez y determinar cuál va a ser el área y si se ampliará el perímetro de seguridad. 1.691 viviendas resultaron afectadas, de las cuales se han intervenido 1.020. El resto presenta daños menores, y se encuentran más lejos de la zona. Son viviendas que están censadas aunque hasta allá no hemos podido llegar todavía”, dijo vía teléfonica.
Un reporte del ejecutivo regional reseña que también quedan por entregar 348 viviendas de las 518 que fueron fueron inhabilitadas por los organismos evaluadores por presentar daños.
Nelly Aguirre, quien fue beneficiada con una vivienda nueva luego de que la suya quedara destruida, hace un llamado a los demás afectados: “que no desmayen y tengan paciencia”.
Comercios. Juan Castellanos, vicepresidente ejecutivo de la Cámara Industrial, Comercial y Agrícola del estado Falcón (Cicaf), señaló que en “líneas generales” el comercio en Falcón “no se afectó grandemente”. Precisó que fueron 36 los negocios con pérdidas totales.
“La tragedia no ahuyentó el flujo de personas que visitan la zona peninsular para hacer turismo o ir de compras. El comercio se mantiene estabilizado”, afirmó.
La semana pasada Pdvsa canceló los salarios y cestatickets de 101 trabajadores en la nómina de 14 empresas que resultaron perjudicadas por el accidente. Pedro González, gerente de asuntos jurídicos de Pdvsa, informó a través de una nota de prensa del Complejo Refinador Paraguaná (CRP) que serán indemnizados un total de 383 trabajadores. El costo total de las compensaciones asciende a 1,6 millones de bolívares.
También se informó que aquellos trabajadores que no puedan incorporarse a sus puestos de trabajo serán atendidos con capacitación y oportunidades de empleo por la Gran Misión Saber y Trabajo.
Comerciantes de la zona esperan aún por las indemnizaciones que prometió el ministro de Energía y Petróleo y presidente de Pdvsa, Rafael Ramírez. Aunque la semana pasada se dijo que los pagos tardarían dos meses en llegar, algunos empresarios expresaron su preocupación por las pérdidas económicas y el anuncio de las reubicaciones.
El propietario de un comercio afectado que pidió mantener su nombre en reserva dijo esta semana a ÚN que aún no saben cuándo ni cómo serán compensados pese a que ya se han demolido edificaciones donde operaban comercios locales.
“Nos están obligando a tener una nómina activa sin que los empleados estén trabajando, y sin ser patrones de ellos, porque físicamente no existen nuestros comercios. Además, no estamos obteniendo a cambio beneficio alguno”, dijo.
Las autoridades aún no han cuantificado las pérdidas de los comercios afectados por la explosión ni el costo de la inversión necesaria para reparar los daños en Amuay.
Sin anuncios. El avance de la investigación sobre la tragedia en la Refinería Amuay es un enigma. Aunque el ministro Ramírez garantizó que se harían “tres investigaciones” para determinar las causas de la explosión, aún no se han hecho anuncios sobre el adelanto de las comisiones designadas para ello.
El presidente Hugo Chávez se ha referido a las investigaciones y expresó su respaldo a Ramírez, quien -aseguró- será ratificado en el cargo en caso de que gane las elecciones del 7 de octubre.
“Ratificamos nuestra disposición a investigar a fondo las causas de esta tragedia, y a remediar”, expresó el primero de septiembre durante un acto en el estado Vargas.
Una fuente vinculada a Pdvsa afirmó a ÚN que la única investigación en desarrollo sobre el accidente la están haciendo las firmas aseguradoras y reaseguradoras de la estatal petrolera encargadas de determinar las causas del siniestro.
Al ser consultado sobre el monto en dinero que será necesario para reparar la refinería, argumentó que“todavía no hay cifras”.