La creación de una Zona Especial de Desarrollo alrededor del puerto más importante de Cuba es el experimento más osado del gobierno castrista para atraer la inversión extranjera.
La nostalgia que siente Florentino Conil se apacigua con un paseo diario por la bahía del puerto del Mariel, donde por años trabajó como buzo profesional. Observa el mar desde una banca de concreto, y a veces recuerda ese día de junio de 1980, cuando sus dos hermanos mayores abordaron una embarcación de bandera estadounidense y partieron en busca del sueño americano.
Los hermanos de Florentino hacen parte de “los marielitos”, los 125.000 cubanos que abandonaron la isla desde ese puerto en menos de siete meses, la oleada migratoria más grande de la historia de la isla.
El paisaje ha cambiado desde entonces. Sobre todo en los últimos tres años, cuando empezó la remodelación del viejo puerto, uno de los proyectos de ingeniería más grandes de la historia cubana desde la Revolución. Los niños que pescan y se deslizan en neumáticos por sus aguas parecen ignorar el nuevo fondo de este encuadre: cuatro grúas gigantescas que se erigen al otro lado de la bahía, las que parecen resguardar otro mundo, tal vez uno muy distinto del que escapaban los marielitos. Es la terminal de contenedores del puerto del Mariel, la primera etapa de la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM).
Florentino cree que todo lo que está ocurriendo en esa zona va a cambiar a su pueblo. Ya lo está haciendo con la economía de su familia, que trabaja allí.
La ZEDM. La Zona Especial de Desarrollo Mariel se creó en septiembre de 2013. Está localizada a 45 kilómetros al oeste de La Habana y tiene una extensión de 465,4 kilómetros. Albergará un parque industrial, un centro logístico, una terminal de contenedores de 700 metros con capacidad y prestaciones para la operación de buques Super PostPanamax –los barcos portacontenedores que podrán cruzar el renovado canal de Panamá–, una nueva red vial y una ampliada red ferroviaria.
En enero de 2014, con la presencia de Dilma Rousseff y Raúl Castro, fue inaugurada la primera fase del proyecto, la terminal de contenedores, que fue financiada con capital brasilero –más de US$ 660 millones– y construida por el joint venture de Odebrecht y la constructora estatal cubana Quality. El puerto, administrado por la compañía PSA de Singapur, uno de los principales operadores portuarios a nivel internacional, podrá mover más de un millón de contenedores al año, el doble de la capacidad del puerto de La Habana.
El objetivo de la ZEDM, según el gobierno, es “promover el incremento de infraestructuras y de actividades que permitan el aumento de las exportaciones, la sustitución de importaciones, la realización de proyectos de alta tecnología, generar nuevas fuentes de trabajo”.
Lo especial de la Zona Especial. El Mariel no puede verse solo desde la perspectiva del mercado cubano. Desde esta Zona es posible acceder a mercados de América Latina, con las condiciones ventajosas que otorga el proceso de integración del Área y los Acuerdos de Complementación Económica que Cuba ha firmado con varios países.
Cuba, llamada por muchos como “La Llave del Golfo”, por su ubicación privilegiada, está en el cruce de los ejes del tráfico marítimo del hemisferio occidental, en el centro de la región del Caribe y las Américas. La ZEDM podría convertirse en el megapuerto más importante del Caribe, pero tendrá que competir con zonas francas en Panamá, Jamaica, Caribe y Centroamérica, que tienen precios competitivos y mejores relaciones con Estados Unidos.
La ZEDM se parece mucho a las zonas especiales creadas por China hace más de 35 años. Existe también un precedente cubano. En los noventa se establecieron las zonas francas de Berroa y Wajay, pero el resultado fue el contrario al esperado: la estampida de capital extranjero. “Fracasó por la falta de incentivos legales, laborales y fiscales, y por la corrupción que había en el lugar”, dice un empresario mexicano que pide mantener su nombre en reserva, y que ve esto como un antecedente negativo, pero reitera: “Cuba parece haber aprendido la lección”.
Lo que ofrece el Mariel. “Cuba pretende atraer capital extranjero a la Zona del Mariel con unas condiciones generosas, que en algunos aspectos hasta superan a las políticas de inversión extranjera de algunos países capitalistas con economías abiertas”, afirma una fuente oficial que pide no ser nombrada.
Entre las políticas especiales hay un régimen tributario específico para la zona, que contiene grandes beneficios para los inversionistas extranjeros. Destacan la exención del impuesto sobre la fuerza de trabajo y la exención por 10 años del impuesto sobre utilidades, y de un año sobre las ventas.
Otro de los grandes atractivos que encuentran los inversionistas aprobados en la ZEDM es la facilidad para la contratación de empleados, que solucionaría una de las grandes quejas de las compañías presentes en Cuba.
La concentración de los procesos es una de las características de la ZEDM que más han ayudado a las empresas que invierten en la isla. Para Jaime Murow, director general de Devox, una empresa pinturera aprobada en la ZEDM y quien lleva más de 20 años exportando a Cuba, la Ventanilla Única es un buen ejemplo: “esta solución trata de encauzar todos los trámites burocráticos que antes se tenían que hacer en diferentes ministerios.”
Otra ventaja es que la actividad de intermediación financiera está permitida. En las transacciones comerciales con Cuba, casi todas las compras se realizan con altos niveles de financiamiento de más de 120 días. Los proveedores pueden descontar las cartas de créditos o las letras de cambio, instrumentos de pago muy comunes en el comercio exterior de la isla.
Los creyentes. Hay 12 inversiones aprobadas para operar en la ZEDM, entre estos tres mexicanos (Unilever México, Devox y Richmeat) y dos brasileros. Ninguna empresa estadounidense, por el momento, pero sí hay varias que están muy interesadas, y otras como Caterpillar que solo esperan la autorización de su gobierno para pedir la aprobación cubana.
El gobierno cubano ha ratificado que no dará privilegios a las compañías estadounidenses, pero el interés existe. La directora general de la ZEDM, Ana Teresa Igarza Martínez, dijo recientemente que “gobernadores, senadores y alcaldes han venido con representantes de grandes corporaciones, como General Electric, General Motors, Johnson & Johnson, Dell, Microsoft, entre otras”.
México es el país latinoamericano que más solicitudes de inversión extranjera ha hecho ante las autoridades cubanas. Richmeat, una compañía que procesa carnes, fue la primera compañía en aprobarse. Le siguieron Devox y Unilever México. Los tres negocios aprobados abarcan sectores muy debilitados de la industria cubana: alimentación, pinturas y cosmetología.
Devox es una compañía que exporta hace más de 20 años a Cuba como uno de los proveedores de pinturas y recubrimientos de las empresas estatales. La compañía acaba de pedir una segunda parcela de 5.000 metros, aparte de la que ya fue aprobada. Enrique Palacios, gerente de Devox Cuba, dice que ya tiene toda su capacidad de producción comprometida en el mercado cubano.
En lo que resta del año, la mayoría de las empresas aprobadas estarán terminando sus plantas, y la mayoría empezará a producir a inicios de 2017.
Obstáculos y desventajas. Una de las principales desventajas de la ZEDM es la imposibilidad de acceder al mercado norteamericano. El bloqueo prohíbe que las embarcaciones que hayan atracado en puerto cubano toquen al territorio estadounidense antes de seis meses. Cuba apuesta a que este se levante en el corto plazo.
Otro de los obstáculos al que se han tenido que enfrontar los inversionistas es la dualidad monetaria. Se estima que en 2017 este problema será resuelto.
Existen otras desventajas que seguramente serán más difíciles de sobrepasar. Por ejemplo, no se pueden realizar ventas directas a privados en Cuba. Las empresas estatales importadoras seguirán siendo las intermediarias entre los suministros desde el exterior y las cadenas de tiendas internas.
Una de las facilidades que ofrece la ley de inversión extranjera es que los inversionistas tienen derecho a la libre disposición de sus utilidades, y a transferirlas sin pago de impuestos u otro gravamen. Sin embargo, hay varios empresarios que, después de años de negocios, se han tenido que enfrentar con que el banco no tiene la disponibilidad de fondos. La única solución es esperar, una situación de incertidumbre que puede afectar a la compañía si existe una necesidad de liquidez de corto plazo.
Sucede que el nivel de intervencionismo en los negocios y regulaciones es todavía muy alto. El gobierno cubano, sin embargo, parece estar haciendo grandes esfuerzos encaminados a reducirlas.
Un empresario mexicano presente en el Mariel concluye: “El riesgo que está corriendo Cuba con la construcción de la ZEDM demuestra que hay voluntad estatal de incentivar y proteger la inversión extranjera. La normalización de las relaciones con Estados Unidos podría ser el impulso definitivo que busca la economía cubana”.