Confecciones Miquelina recibió premio Mundología y certificación de la Organización Mundial de Comercio Justo en Alemania.
Bogotá. Creaciones Miquelina, empresa de confecciones del barrio 20 de Julio en Bogotá, dirigida por religiosas y en donde laboran mujeres vulnerables, fue galardonada en Alemania con el Premio del Festival Mundología por el cuidado a la vida, y con la Certificación en Comercio Justo, otorgada por la Organización Mundial de Comercio Justo (WFTO, por sus siglas en inglés).
Los reconocimientos fueron recibidos por la religiosa colombiana Rosaura Patiño, directora de Creaciones Miquelina, una empresa que fabrica ropa especial para invierno, deportes de alto riesgo y alpinismo, cuyo cliente principal es la reconocida marca inglesa Páramo.
El Premio del Festival Mundología por el cuidado a la vida, plasmado en las buenas condiciones laborales y económicas que Confecciones Miquelina ofrece a sus 250 empleadas, la mayoría de ellas mujeres vulnerables, fue entregado a la hermana Rosaura en ceremonia realizada el pasado 4 de febrero en Friburgo.
Posteriormente, en Munich, la religiosa colombiana, quien es, además, superiora provincial de la comunidad de las Adoratrices, recibió de la WFTO la certificación en comercio justo, en reconocimiento de que Miquelina es una empresa que aplica métodos y relaciones equilibradas en las condiciones de trabajo, los salarios, el medio ambiente, y que está en contra del trabajo infantil, la esclavitud y la explotación indebida de la mujer.
“Para nosotros, el éxito económico no tendría sentido si esto no se reflejara en el bienestar social y laboral de nuestras empleadas, mujeres que han sufrido, por una u otra razón, decepciones, maltratos o situaciones difíciles en su vida”, destacó la hermana Rosaura en declaraciones a Colombia-inn.
Las prendas para las épocas de frío y los deportes de alto riesgo, son elaboradas con telas especiales desarrolladas por fabricantes colombianos, y tratadas con materiales enviados desde Inglaterra, lo que hace que sean totalmente impermeables.
Exportaciones por US$2,4 millones en 2016. Según la hermana Rosaura, su empresa exporta mensualmente 6.000 prendas y el año pasado logró ventas por US$2,4 millones.
El mercado de las exportaciones a Inglaterra representa el 85% de la producción de las plantas que las hermanas Adoratrices tienen en los barrios Veinte de Julio y Juan José Rondón, en Bogotá, y en Pereira. El 15% restante lo producen para el mercado nacional con ropa de trabajo, deportiva y uniformes escolares a través de las marcas Quiz, VIP, Q’Camello y Micaela Bordados.
El programa empresarial de Creaciones Miquelina se inició en 1979 en una sede en el barrio La Candelaria.
El carisma (la misión) de la comunidad religiosa de las Adoratrices se orienta hacia dos grandes frentes, según explicó la hermana Rosaura: “uno, el trabajo por la mujer vulnerable que ha tenido problemas en su vida y, dos, la adoración al Santísimo Sacramento”.
Por las mujeres vulnerables. En cumplimiento de su misión, la comunidad, que cuenta con 98 religiosas en Colombia, de las cuales 14 en Bogotá, ha desarrollado, desde 1928, diferentes estrategias para favorecer a la mujer vulnerable y a sus hijos.
El proceso, que involucra los aspectos laborales, espirituales, educativos, sociales y económicos de las mujeres vulnerables en zonas de alto impacto, contempla cuatro fases, según lo indica la hermana Rosaura:
1. Aproximación al medio en donde viven las mujeres, a las zonas de alto impacto. Se desarrolla un vínculo de amistad y cercanía con las víctimas.
2. Las mujeres se acercan a los centros y a las obras que ofrece la comunidad religiosa.
3. Formación y capacitación laboral. Busca que a la mujer le guste el trabajo y desarrolle habilidades productivas. Intervienen los departamentos psicológicos y de trabajo social. Se apoya a las mujeres para que elaboren un plan de vida y se recuperen de los traumas que ellas y sus hijos han sufrido.
4. Reinserción social y ubicación laboral. Es en esta parte donde entra Creaciones Miquelina para recibir a las mujeres capacitadas. Si no hay cabida en Miquelina, se buscan otras posibilidades laborales en empresas de confección.
Condiciones laborales favorables. Para cumplir con el objeto de capacitar a las mujeres vulnerables, las hermanas Adoratrices tienen una academia de confecciones en el barrio Veinte de Julio, en la que estudian 120 mujeres permanentemente.
Allí, además de las habilidades laborales, reciben respaldo social y psicológico. Después de pasar por estos procesos pueden acceder a una plaza de trabajo en Miquelina.
Como complemento de bienestar a las mujeres vulnerables, la comunidad religiosa construyó un jardín infantil con capacidad para 200 niños en el barrio Juan José Rondón, que cuenta con recursos de la Secretaría Distrital de Integración Social.
Las hermanas Adoratrices también implementaron un comedor para alimentar a 300 niños diariamente, hijos de las trabajadoras y de habitantes del sector, con recursos propios de la comunidad religiosa.
De otra parte, la organización creó una cooperativa multiactiva de ahorro y crédito para empleadas de la empresa, que hasta el momento ha dado vivienda a 130 mujeres.
Las hermanas Adoratrices, regentes de Confecciones Miquelina, demuestran así que cuando el principal capital de una empresa es el humano, el éxito comercial y el negocio en sí mismo, está asegurado.