La intermodalidad es la tarea pendiente que tiene esta actividad, de cara a bajar los costos, aumentar la productividad y reducir sus pasivos ambientales.
Uno de los retos más importantes del transporte en Colombia es avanzar en la intermodalidad, que no es otra cosa que diversificar la oferta de medios para mover bienes y productos por todo el país.
No es un asunto de poca monta, más aún si se tiene en cuenta que Colombia apenas destina 1% de su inversión pública en transporte fluvial o férreo, según detalla un reciente informe del Centro de Pensamiento en Estrategias Competitivas (Cepec), de la Universidad del Rosario.
La investigación analizó información entre 2010 y 2014 y concluyó que el 88 % de la inversión pública en infraestructura se concentra en el transporte terrestre.
El documento también señala que, en este período, la inversión en transporte fluvial y terrestre alcanzó apenas el 0,09 % del PIB, mientras que en el modo terrestre fue de 4,85 % con relación al PIB.
¿Cuál es el problema de invertir en un solo medio de transporte? “Nuestras proyecciones muestran que, para 2050, las emisiones de CO2 crecerán 35% en las ciudades de Latinoamérica si el continente no desarrolla en serio un transporte intermodal y mejores ofertas de transporte público para las ciudades”, dice Sebastián Nieto Parra, jefe adjunto para América Latina y el Caribe del Centro de Desarrollo de la OCDE.
La intermodalidad es una de las estrategias que Nieto sugiere para reducir los pasivos ambientales de un sector que descansa profundamente en el uso de combustibles fósiles para su entero funcionamiento. Pero también es el camino para bajar los costos de mover carga, un índice que termina afectando toda la cadena de producción, desde la empresa fabricadora hasta el consumidor final.
“Hoy, más que nunca, es necesario mejorar la conectividad en transporte. El escenario mundial es uno en el que hay mayores restricciones internacionales al comercio. En este punto, la región ha ido en la dirección adecuada, que es favorecer el comercio internacional e interregional. El problema que tenemos acá no son los tratados de libre comercio, ni los temas arancelarios, sino los costos del transporte”, señala Nieto. Y añade: “En Latinoamérica, la relación entre costos de transporte y arancelarios es tres veces mayor con respectos a países de la OCDE”.
Los datos del Cepec pone este panorama en perspectiva: mover una tonelada en camión, por un trayecto largo, cuesta US$0,91 por kilómetros, mientras que en modo férreo esta cifra baja a US$0,0055, o sea, 16 veces menos.
Para Juan Carlos Rodríguez, presidente de la Federación Colombiana de Transportadores de Carga (Colfecar), la intermodalidad, en efecto, es uno de los grandes retos del sector en Colombia. “Aquí hay mucha teoría y poca práctica. Hay un planteamiento claro, pero en la realidad operativa estamos retrasados, en la medida en la que los diferentes modos no han podido tener la carga suficiente. Y sin la carga necesaria todo el esquema de intermodalidad puede morir. También hay un problema con los nodos de transferencia, que no son los adecuados y, en algunos casos, simplemente no existen. Pongo un ejemplo claro que sucedió con Venezuela: cuando se cerró la frontera tuvimos la posibilidad de hacer gala de intermodalidad entre modo terrestre y fluvial, pero falló una conexión en zonas como Gamarra. No había infraestructura para transferencia de carga y al utilizar solamente el transporte terrestre eso eleva los costos, pues las distancias y los tiempos son mayores”. El gremio realizó recientemente su congreso anual, al cual estuvo invitado Nieto.
El experto de la OCDE asegura que “en el mediano plazo, favorecer el transporte fluvial y las vías férreas son buenas estrategias para bajar los costos del transporte. En el corto plazo, hay soluciones blandas en temas de logística, combatir la informalidad en el sector y favorecer la importación, a buen precio, del parque automotor. Se ha avanzado en chatarrización, pero se puede mejorar”. De acuerdo con el reporte del Cepec, la flota de transporte terrestre de Colombia es la segunda más antigua de América Latina, después de Nicaragua.
Otro de los retos del sector tiene que ver con la logística, como lo asegura Nieto: “El foco hoy en día debe ser cómo mejorar la conectividad, pues esto incrementa la productividad, y para eso la logística es fundamental”. Para esto también es necesario crear capacidades de intermodalidad, pero los retos se extienden al terreno de los trámites para importación y exportación.
De acuerdo con cifras del Departamento Nacional de Planeación, los tiempos promedio para estos procesos en Colombia son los más altos en toda la región, con 112 horas, aproximadamente, para los cumplimientos fronterizos. El país ocupa la posición número 94, entre 160, en el índice de desempeño logístico (LPI).