Este es el primer proyecto binacional minero del mundo –a cielo abierto- que llevan adelante Chile y Argentina, con una inversión de 35.000 millones de pesos (US$7.342 millones) y que entrará en operación a mediados de 2014.
El emprendimiento, un desafío constructivo único en el mundo que se desarrolla en plena cordillera argentino-chilena a casi 5.000 metros sobre el nivel del mar, utiliza ingeniería de avanzada que incluye verdaderas mega-estructuras y genera más de 11.000 puestos de trabajo.
Lama-Pascua es el primer proyecto binacional minero del mundo –a cielo abierto- que llevan adelante Chile y Argentina, con una inversión de 35.000 millones de pesos (US$7.342 millones), que se extiende desde la provincia de San Juan (Lama) y la Tercera Región chilena (Pascua), y que entrará en operación a mediados de 2014.
La construcción impresiona por sus dimensiones y modalidad de trabajo en un escenario totalmente inhóspito rodeado de picos de montañas, bajo condiciones climáticas extremas de hasta menos 30 grados de temperatura y jornadas de nevadas en el invierno, más vientos “arrafagados” que se producen todo el año.
Algunos de los números de la obra: 30.000 toneladas de estructuras metálicas; 150.000 metros cúbicos de hormigón.
Para dar una idea de la magnitud en el edificio de depósito de roca podrían estacionarse tres aviones Boeing 737, mientras que el hormigón utilizado ronda los 12.000 metros cúbicos, que equivale a un edificio de 30 pisos.
El emprendimiento Lama-Pascua está ubicado al norte del de Veladero -en la provincia de San Juan-, ambos operados por la minera canadiense Barrick.
Veladero inició sus operaciones en 2005 y el año pasado produjo 960.000 onzas de oro.
Desarrollar tareas a casi 5.000 metros de altura sobre el nivel del mar es un obstáculo a vencer, ya que afecta el nivel de oxígeno en las personas y se requieren constantes controles médicos.
Frente a este desafío, la empresa construyó un Parque Industrial en el paraje Albardón, 300 kilómetros más abajo, donde unos 1.200 trabajadores realizan acopio de materiales y el preensamble de estructuras que luego son llevadas a la cima.
“Hay mucha gente con oficio que no puede subir por su condición física y por eso damos trabajo abajo”, explicó el gerente de Construcción de Barrick, Gerardo Mirko, durante una visita que realizó al lugar el secretario de Minería, Jorge Mayoral.
La mayor extracción de metales -oro y plata- se realizará del lado chileno (70%) y se transportará a través de un túnel de cuatro kilómetros de largo y cinco metros de diámetro, hasta la planta de tratamiento en el lado argentino donde se realizará el proceso industrial, es decir, se agrega valor a ese material extraído.
El proceso comienza con el ingreso de la roca en el edificio “stockpile” (depósito) obra fundamental del proyecto Lama-Pascua, ya que tiene capacidad para hasta 300.000 toneladas de mineral refractario y no refractario proveniente de Chile.
Este edificio de 80 metros de ancho por 180 de largo es una de las mega-estructuras que constituyen un hito en esta obra.
A través de un complejo sistema hidráulico se elevó la primera de las tres secciones de su techo. Cada una de esas estructuras mide 80 metros de ancho por 65 de largo y pesa 1.700 toneladas.
Para lograrlo se utilizaron cuatro torres accionadas con gatos hidráulicos que permiten elevar progresivamente la estructura desde una altura inicial de 27 hasta los 44 metros.
El ingeniero Luis Patricio de la UTE Fluor-Techint, a cargo de la construcción, explicó que “este sistema permite suspender el izaje, por ejemplo, por vientos superiores a velocidades permitidas para trabajar, sin perder la altura lograda y sin tener que recomenzar el trabajo desde cero”.
Simultáneamente se avanza con la construcción del edificio de molienda que contiene tres molinos AG (tritura piedra contra piedra) y tres molinos a Bola que hacen una trituración más fina, similar a la de la harina, para derivarla hacia el área húmeda, la zona de lavado y espesadores.
En este caso se montaron ocho paños con un peso de 170 toneladas, elevándolos uno 28 metros con gatos hidráulicos. Este edificio cuenta con tres líneas de molienda.
Luego se comienza con la fase húmeda del proceso: la lixiviación (extracción sólido-líquido, es un proceso en el que un disolvente líquido –compuesto de cianuro- pasa a través de un sólido pulverizado para que se produzca la elución de uno o más de los componentes solubles del sólido).
Luego se degrada el cianuro y el agua se vuelca al Dique de Cola donde se la recupera para ser reutilizada en el proceso de separación de metales.
La planta de procesamiento tiene una superficie de 56 hectáreas, mientras que el Dique de cola tendrá unas 200. En una primera etapa sólo se acondicionaran 15 hectáreas, para completarlo en sucesivas ampliaciones a lo largo de 20 años.
Ese dique tiene una base de arcilla que se recubre con membrana para evitar cualquier tipo de filtración del agua tratada que se reutiliza para el tratamiento de metales.
El producto final de este proceso industrial es un bloque, llamado “bullón dore” de unos 27 kilos de peso conformado por oro y plata, mayoritariamente por esta última, que se exporta a Canadá, donde se hace la separación definitiva de los metales.
El personal tiene un régimen de 14 días de trabajo por 7 de descanso.
“La seguridad es uno de hitos de este proyecto, nuestro lema es cada persona regresa a casa sana y salva todos los días”, dijo el ingeniero Mirco.
En el lugar abundan los tubos de oxígeno, tanto en edificios como en cada una de las camionetas y vehículos que circulan, ante la posibilidad de que algún operario lo necesite a causa de los inconvenientes que puede producir el trabajo de altura.