El consumo, en tanto, sólo creció un 1,3% en el mismo periodo llegando a los 7,3 kilos de pastas per cápita.
En más de US$80 millones aumentó el gasto anual de los chilenos en el consumo de pastas desde 2011 a 2016. Un 45,6% de crecimiento que significó alcanzar los 272,8 millones de la divisa estadounidense durante el año pasado, lo que se traduce en US$15 per cápita destinados específicamente al consumo de pastas. Esto deja a Chile en el tercer lugar de Latinoamérica tras Uruguay y Argentina, con US$38,1 y US$15,5 respectivamente, según las cifras proporcionadas por Euromonitor International.
El consumo, en tanto, creció solo un 1,3% durante el mismo periodo, lo que se traduce en 7,3 kilogramos de pastas por persona al año, totalizado 133.100 toneladas. La enorme diferencia que se evidencia entre el aumento del gasto y el mínimo crecimiento del consumo se produce principalmente por la tendencia a consumir productos catalogados como premium.
“La gente descubrió las pastas premium y se dio cuenta que por un pequeño monto extra de dinero, la calidad y el sabor de las pastas era totalmente diferente. Por ejemplo, las pastas de grano duro y los beneficios que trae consigo la dieta mediterránea: además del sabor y de quedar siempre al dente, no aumentan el índice glicémico y tienen un bajo aporte calórico”, explica Diego Ahumada, Brand Manager de Pastas Barilla en Chile.
En relación al tamaño del mercado de pastas -considerando pastas secas y refrigeradas-, nuestro país se ubica en la séptima posición de la región. Brasil, quien lidera el ranking, posee un mercado casi nueve vece mayor que el chileno, sin embargo, nuestro gasto per cápita dobla al de los brasileños. Según indica el estudio entregado por Euromonitor International, el gasto de los chilenos en pastas seguirá creciendo a un ritmo de 11% al año 2021.
Fundada en 1877 por Pietro Barilla en Parma, Italia, hoy Barilla Group está presente en más de 100 países, consolidándose como líder mundial en los mercados de pastas y salsas listas, siendo reconocido en todos los mercados en los que está presente, como un símbolo del sabor italiano.