Ejecutivos de hoteles y agrupaciones turísticas estimaron que hasta nueve de cada 10 reservas se cancelarían en lo que queda de marzo y abril y, de continuar las restricciones por el coronavirus, el efecto podría contagiarse al resto del año.
San José. La icónica industria turística de Costa Rica se prepara para una caída de hasta el 90% en las reservaciones para la presente temporada, la peor de su historia según previsiones del gremio, luego de que el Gobierno cerró sus fronteras hasta mediados de abril para aplacar la propagación del coronavirus.
En los últimos años, el turismo se ha posicionado como la industria que más aporta al Producto Interno Bruto (PIB) del país y emplea a más de 200.000 personas, cerca del 10% de los trabajadores formales de la nación centroamericana.
Pero ese panorama ha venido cambiando en los últimos días: hoteles vacíos, contratos suspendidos y parques nacionales al borde del cierre es la estela del brote que ha cobrado la vida de una persona en Costa Rica y ha contagiado a más de 234.000 en todo el mundo, mayormente en China y Europa.
"Esta es la peor temporada que podemos recordar", se lamentó Javier Pacheco, presidente de la Cámara Nacional de Hoteles, un gremio que agrupa a las firmas más grandes del rubro.
"En Costa Rica tenemos temporada alta y temporada baja, pero esta acabará siendo una temporada cero", agregó. La temporada alta abarca desde diciembre hasta abril.
Ejecutivos de hoteles y agrupaciones turísticas estimaron que hasta nueve de cada 10 reservas se cancelarían en lo que queda de marzo y abril y, de continuar las restricciones por el coronavirus, el efecto podría contagiarse al resto del año, poniendo en jaque miles de empleos y golpeando la economía.
"Tenemos empresas que saben tendrán cero ingresos en los próximos dos o tres meses", confesó Shirley Calvo, directora ejecutiva de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur). "En este contexto, es casi optimista decir que se pierde el 90% de las reservaciones; el golpe puede ser aún mayor".
Temor. En el principal aeropuerto del país, Juan Santamaría, apenas se veía movimiento en días recientes. A unos 200 kilómetros al noroeste, la terminal aérea Daniel Oduber, en plena costa del Pacífico, se concentraba en ayudar a la salida de miles de turistas, dijo su gerente, César Jaramillo.
Y en Puerto Limón, al otro extremo del país sobre el mar Caribe, la temporada de cruceros se canceló, según autoridades.
"Tengo 25 años trabajando en el aeropuerto y nunca imaginé verlo así. Hay mucha incertidumbre y el temor a muchos despidos", confesó Gonzalo Rodríguez, empleado de una empresa de renta de autos en la principal terminal aérea, en San José.
El presidente Carlos Alvarado anunció la moratoria en el pago de impuestos por tres meses y propuso al Congreso una urgente reforma legal para permitir la reducción de jornadas laborales. También ordenó a los dos bancos estatales readecuar créditos, pero reconoce que las medidas serán insuficientes.
Alrededor del mundo, los gobiernos han tomados diversas disposiciones para frenar la propagación del virus. En Costa Rica se ha decretado estado de emergencia, una medida que incluye la suspensión de clases y el cierre de fronteras.
El turismo era uno de los pocos sectores que se mostraban fuertes en la economía costarricense al comenzar el año. En 2019 llegaron 3,1 millones de turistas al país de 5 millones de habitantes. Para este año, la cifra podría reducirse por primera vez desde 2009, cuando cayó un 8% en medio de la Gran Recesión.
En el hotel Wyndham Herradura, uno de los más grandes del país con 230 habitaciones, solo entró una cliente durante la mañana del miércoles y la ocupación era de 5%. Su gerente, Alí Mizhgan, dijo que les cancelaron el 90% de las reservaciones que tenían para lo que resta de marzo y abril.
"Cada segundo que pasa es más complicado. Nosotros podemos aguantar dos meses, pero si esto abarca todo el 2020 será una sentencia de muerte", auguró Mizhgan.