Productores privados pretenden "destrabar" la Ley Sobre Prevención de Riesgos Provenientes de Organismos Vivos Modificados por Medio de Biotecnología Molecular, aprobada por la Asamblea Nacional en octubre de 2009.
Managua. En Nicaragua se ha intensificado el debate entre agricultores, autoridades, científicos y ambientalistas sobre el cultivo de alimentos transgénicos o genéticamente modificados para paliar los efectos de la sequía y evitar la hambruna.
El Congreso Nacional de Semillas realizado este mes en la provincia nicaragüense de Matagalpa a 128 kilómetros al noreste de Managua (capital), generó la inquietud sobre este tipo de cultivos entre productores, especialistas y protectores del medio ambiente.
El debate se centró en dos interrogantes respecto a la nueva interrogante en el campo del país centroamericano: La seguridad de los alimentos genéticamente modificados y el papel de la tecnología moderna en la agricultura.
Los movimientos ambientalistas se oponen al cultivo de productos transgénicos con el argumento de que son dañinos para la salud humana y el medio ambiente.
Por el contrario, los productores alientan la siembra de alimentos modificados para enfrentar la sequía y tener que comer.
El presidente de la privada Unión de Productores Agropecuarios (Upanic), Michael Healy, respaldó hace pocos días ante periodistas el uso de semillas transgénicas o modificadas en Nicaragua.
El representante agrícola dijo que la opción se considera para enfrentar la competencia por la entrada al país de productos similares, especialmente maíz y sorgo producidos en Estados Unidos, el cual es adquirido por el sector avicola como alimento.
Productores privados pretenden "destrabar" la Ley 705 o Ley Sobre Prevención de Riesgos Provenientes de Organismos Vivos Modificados por Medio de Biotecnología Molecular, aprobada por la Asamblea Nacional (órgano Legislativo unicamercal) en octubre de 2009.
El organismo privado señaló que tiene lista una contrapropuesta sobre el cultivo de soya y maíz transgénicos para que se comience a analizar.
Nicaragua importa alrededor de 4 millones de quintales (1 quintal equivale a 100 kilos) de maíz transgénico, por lo que resulta lógico sembrar este producto modificado en el país para venderle a las productoras de pollo, según la Upanic.
Healy detalló que la idea es importar semilla transgénica de manera paralela a la investigación para aclimatar estos productos a las condiciones nicaragüenses.
Algunos de los cultivos genéticamente mejorados comercializados en el mundo son melón, papaya, sandía, calabazas, tomate, arroz, maíz, soya y algodón, entre otros.
Los transgénicos, sin embargo, aún no se producen en Nicaragua, donde hay un marco jurídico que regula aspectos relacionados con investigación, experimentación, importación y producción de productos o semillas transgénicas.
Representantes de movimientos ambientalistas no están de acuerdo con la propuesta de los productores.
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El presidente del Movimiento Ambientalista de Matagalpa, Rodolfo Blandón, sostuvo en el marco del Congreso Nacional de Semillas que el rechazo a los transgénicos se debe a razones económicas, ambientales y de seguridad.
"Con este tipo de productos nuestros granos de origen autóctono tenderían a desaparecer", sostuvo.
El defensor ambiental enfatizó que "cualquier tipo de transgénicos que vengan a producirse en Nicaragua va a ocasionar serios problemas al medio ambiente".
A su vez, el director nacional del Proyecto de Mejoramiento de Semillas (Promesa), Julio Mungía, explicó que la biotecnología es un tema poco conocido en Nicaragua, además de que no se le ha informado a la población correctamente sobre el tema.
El especialista sostuvo que el debate debe basarse en información científica y tomar en cuenta la experiencia de otros países.
Por su parte, la experta en Genética de Poblaciones y Biotecnología Vegetal de la escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica, doctora Marta Valdéz, sostuvo que en Nicaragua hay mucho desconocimiento de las organizaciones ambientalistas sobre el tema.
Para la experta costarricense, las "rivalidades" entre empresas europeas y estadounidenses llevan probablemente a financiar a los grupos ambientalistas, porque las compañías productoras de plaguicidas se sienten "amenazadas".
A su vez, la alianza ambientalista "Semillas de Identidad", que el pasado 7 de agosto efectuó en la ciuda de Managua el foro "Por la agroecología y soberanía alimentaria, NO a los transgénicos", reiteró su oposición al cultivo de transgénicos.
Miembros de la organización que integra a más de 30.000 familias campesinas, redes de productores y organizaciones sociales, indicaron que saben de ciertos sectores empresariales que presionan para permitir la entrada de cultivos transgénicos en Nicaragua.
Solamente diez empresas transnacionales controlando en la actualidad más del 75% del mercado mundial de semillas, encabezadas por Monsanto con el 26 por ciento, según datos de grupos ambientalistas.