En el segundo trimestre de este año se vendieron 70.355 autos nuevos, 21% más que en el mismo trimestre de 2009, y 28,4% más que en el trimestre inmediatamente anterior, según cifras de la Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC).
Muchos chilenos que este año en Chile se decidieron a comprar un auto nuevo se encontraron con una respuesta no muy alentadora: debían hacer una reserva y esperar cerca de dos meses para disfrutar de su vehículo. Y es que nadie proyectaba que la industria automotriz local mostrara tanto dinamismo en 2010. Ni siquiera los importadores, que tras un 2009 crítico aminoraron sus compras y se ganaron un buen problema de falta de stock.
Primero los coletazos de la crisis global y después el terremoto y maremoto de febrero hicieron a las empresas perder cada vez más esperanzas. Pero en el segundo trimestre de este año se vendieron 70.355 autos nuevos, 21% más que en el mismo trimestre de 2009 y 28,4% más que en el trimestre inmediatamente anterior, según cifras de la Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC). El secretario general del organismo gremial, Gustavo Castellanos, explica que el factor terremoto impactó al sector sólo en marzo. “Pero en los meses siguientes no solo repuntó, sino que en abril ya estábamos con ventas normales. Además, en las zonas más afectadas la distribución se normalizó rápidamente”. Las regiones más perjudicadas con la catástrofe (VII y VII) mostraron incrementos al primer semestre de 115% y 164%, respectivamente, al comparar con igual periodo de 2009. Se pusieron en el mercado 3.230 y 8.365 vehículos en cada zona.
Por su parte, el efecto de la crisis se concentró en el primer semestre de 2009. Casi nada para la industria, que tuvo su mejor ejercicio en 2008, antes de septiembre, al alcanzar ventas por 239.835 unidades, mientras que en 2009 la cifra llegó a 172.044. Y es que el rendimiento del sector va muy ligado al movimiento de las cifras económicas, lo que se demuestra en que el PIB de Chile creció 3,7% en 2008 y cedió 1,5% el año anterior.
“El desempeño favorable que se ha visto en la industria automotriz en los últimos años se debe al rendimiento de la economía chilena. Ésta va aparejada a lo que ocurre en la economía en general y a la confianza de los consumidores”, dice Castellanos. El ritmo de crecimiento actual apunta a que en 2010 se llegará a un nuevo récord: 260.000 unidades. Esto significa que en el segundo semestre debieran venderse 135.000 autos.
El gerente general de Kia Chile, Rodrigo De La Torre, destaca el mayor acceso de los chilenos a financiamiento. “Mucha gente está aspirando a autos nuevos más que usados”. Forum, uno de los principales operadores de crédito automotor, alcanzó en 2009 colocaciones por 31.783 vehículos a través de operaciones por un total de $192.874 millones. Y elevó su participación de unidades financiadas desde 11,2% en 2008 a 12,6%.
Desafíos en cuatro ruedas. Aunque lentamente, las tecnologías limpias ya están empezando a ser un actor relevante en el mercado chileno. El gobierno ha promovido la incorporación de autos que combinan electricidad y combustible, eximiéndolos del pago del permiso de circulación durante los cuatro primeros años, para disminuir las emisiones de contaminantes.
Toyota Chile introdujo desde el año pasado el modelo Prius, “el híbrido más vendido del planeta, con 2,6 millones de unidades desde 1997”, según la empresa. Para 2020, la firma quiere fabricar un híbrido por cada modelo existente.
Chile enfrenta desafíos importantes. Cifras de la ANAC dicen que el 50% del parque automotor local tiene más de 10 años y el 21,7% de los automóviles sin convertidor catalítico es responsable del 70% de la contaminación del país. “La renovación de los vehículos es de gran importancia frente al desafío de reducir la contaminación”, dicen en la entidad gremial. La consultora Bain & Company proyecta que uno de cada dos vehículos del mundo será alimentado por electricidad para 2020.
De La Torre dice que si bien en términos de oferta el mercado chileno es maduro, la regulación es clave a la hora de definir la renovación del parque automotor. “Como no somos productores, es difícil anticiparse y elegir una de las tecnologías existentes para el desarrollo del parque automotor en Chile”, dice el gerente general de Kia Chile. “Falta un marco, no se pueden tener cinco alternativas distintas y hasta ahora, no nos hemos enfrentado al desafío de qué queremos como producto ecológico para la industria automotriz”.
La seguridad es otra tendencia fuerte para los años que vienen. Este año el Ministerio de Transportes y la ANAC anunciaron la entrada en vigencia de la nueva normativa de seguridad para vehículos de pasajeros y comerciales livianos nuevos. Claudio Campos, gerente de marketing de Chrysler, Dodge y Jeep, afirma que los consumidores priorizan los atributos de seguridad. “Que tengan una conducción segura al máximo. Se enfatizan también la comodidad interior y el estilo del diseño exterior, que se adapte a la forma de vida del consumidor”. Esto ha hecho que en los últimos años el segmento SUV (Sport Utility Vehicle, por sus siglas en inglés) gane una alta participación. En 2006 representaban el 14,7% de las ventas, mientras que a junio de 2010 tienen el 18,8%. En los primeros seis meses de este año se comercializaron 23.540 SUV nuevos en Chile. “A diferencia de lo que ocurría antes, cuando una persona de un sedán pasaba a uno de igual categoría pero más grande, ahora va por un SUV”, dice De La Torre.
La irrupción de los autos de origen chino también marcará un cambio en el mercado. Tímidamente, en 2007 comenzaron a comercializarse los primeros modelos desde el gigante asiático, de la mano de la marca Great Wall. Ese año fueron 1,3% del mercado. Este año, se espera que la participación llegue al 6% a través de las 16 marcas.
Y van por más: para 2012 se estima que las ventas de los autos chinos representen entre 10% y 12% del total de la industria, que hoy cuenta con oferta de 23 países. “Con los chinos va a pasar algo similar a lo que ocurrió con los coreanos y anteriormente con los japoneses”, dice Castellanos. “Los japoneses tardaron 20 años en tener una participación fuerte, los coreanos 10, y se espera que los chinos lo logren en cinco”. Para el gerente general de las marcas JAC y Changan, Alan Weiss, la rápida penetración se atribuye a que había segmentos no satisfechos por las marcas tradicionales. Especialmente en los precios.
“La llegada de autos chinos dio la posibilidad al consumidor local de comprar un vehículo nuevo con alto equipamiento y al precio de un producto usado”, dice Thibaud Aymeric, gerente general de las marcas Great Wall Motors y Geely. “Y con la ventaja de que la mayoría de las marcas están dando dos años en garantía o 50.000 kilómetros”. Estimaciones del ejecutivo apuntan a que los autos chinos han ganado entre 3% y 4% de las ventas del mercado de autos usados. De acuerdo a datos de la Cámara Nacional de Comercio Automotriz (Cavem), la venta de vehículos livianos usados creció 2% en 2009, con 580.304 unidades. Bastante menos que la de nuevos.
Aymeric resalta que hoy se compite en segmentos de distintos precios y con altos estándares de calidad. “Chile es el país más exigente de Sudamérica en términos de normas de emisiones y seguridad. Entonces, traer productos de orígenes no tradicionales no es tan fácil”.
En tanto, Weiss anticipa que la demanda se verá potenciada positivamente por el desarrollo de la gama de productos de cada marca china en el mercado.
“Los productos próximos a lanzarse en Chile desarrollados por los distintos fabricantes chinos importados por Derco (comercializador de las principales marcas de esta categoría) incluyen una muy alta tecnología, calidad en las terminaciones, modernos diseños y seguridad a toda prueba”.
Y en la industria señalan que el éxito alcanzado en Chile les servirá para ingresar a países con alto potencial, aunque con una carga tributaria mayor, como Argentina, Brasil y Colombia. “Allá la solución es instalar una planta industrial, y en los próximos dos o tres años podría haber inversiones importantes. Esto sería la plataforma para estar en un mercado muy importante como Brasil, que podría llegar a 2 millones de vehículos; Argentina, donde se venden anualmente unos 600.000; y Colombia, que está en niveles de 210.000 autos por año. Aunque libre de derechos de aduana, a diferencia de los otros países mencionados, Chile ha sido un mercado test que permite dar un segundo paso en la región”, manifiesta Aymeric.
En la misma línea, Campos destaca las ventajas de ser “un país con una economía totalmente abierta al comercio exterior. Con total libertad de comercio, con reglas claras y estables, una banca sólida, además de una conducción política ordenada y favorable hacia el desarrollo empresarial”. El 95% de los vehículos que se ven-den no tienen más carga tributaria que el Impuesto al Valor Agregado (IVA), a diferencia de mercados relevantes de la región, donde las tasas oscilan entre 20% y 35%.
El panorama general es auspicioso para los meses que vienen. Para 2010 se proyecta que la economía chilena crecerá sobre el 5%, lo que impulsará fuertemente el mercado automotor. “Los consumidores, al estar tranqui-los en su situación laboral y al ver que todos los agentes económicos están creciendo, hacen que el mercado se expanda”, dice Castellanos, quien advierte que para 2011 se mantendrían las ventas en niveles importantes. Pese al crecimiento del parque automotor en Chile -desde 1990 a 2010 la cantidad de vehículos en circulación se ha triplicado, llegando a 2,8 millones-, hay espacio para colocarse al nivel de motorización de países compa-rables en términos de PIB per cápita. A nivel local la tasa de motorización llega a 6,1 habitantes, lo cual es elevada en comparación a mercados como el de México o Argentina, que tienen tasas de 3,66 y 4,97, respectivamente.