Una serie de problemas han puesto en duda la capacidad de la entidad para incrementar las ventas y ganancias y además mantener su puesto como el mayor productor mundial de minera de hierro.
Río de Janeiro. Roger Agnelli, quien fuera obligado a dejar la presidencia ejecutiva de la minera brasileña Vale en mayo del 2011, podría sentirse afortunado de haber salido de la segunda mayor minera mundial cuando lo hizo.
Desde que Murilo Ferreira lo reemplazó como presidente ejecutivo, una serie de problemas han puesto en duda la capacidad de Vale para incrementar las ventas y ganancias y además mantener su puesto como el mayor productor mundial de minera de hierro, el principal componente del acero.
Los costos están aumentando, las operaciones de las nuevas minas están retrasadas y el crecimiento de China, el principal mercado de Vale, está frenándose. El precio del mineral de hierro, responsable por casi un 75% de las ventas de la compañía, se hundió recientemente a mínimos de tres años.
Para empeorar las cosas, la legislación brasileña y la interferencia del gobierno amenazan con dificultar las cosas para Vale, el principal exportador de Brasil. En el 2011, Vale exportó materias primas por US$42.000 millones, un 16% de las ventas al exterior de la sexta mayor economía mundial.
"Lo que el gobierno le está haciendo a Vale no matará a la proverbial gallina de los huevos de oro, pero podría enfermarla", dijo Mauricio Canedo, economista especializado en política industrial y materias primas de la Fundación Getúlio Vargas (FGV), un centro de estudios de Río de Janeiro.
"El futuro de Vale se ve menos prometedor ahora que lo que se ha visto por algún tiempo", agregó.
La influencia del gobierno ha sido más obvia en los esfuerzos por conseguir que Vale levante acerías y que invierta en la producción de fertilizantes. Además, un nuevo código minera amenaza con triplicar las regalías.
Agnelli y Ferreira no quisieron hacer declaraciones.
La compañía dijo a través de un correo que Vale está bien posicionada para soportar una desaceleración y que anunciará un plan de inversión revisado en diciembre.
Interferencia del gobierno. La presidenta Dilma Rousseff espera que Vale apoye la política industrial del gobierno, aún cuando Brasil sólo tiene una participación minoritaria indirecta en un holding que controla a Vale junto a sus socios, el brasileño Banco Bradesco y el japonés Mitsui.
Para poder generar empleos y para transformar la producción minera en bienes de mayor valor, el gobierno presionó a Vale a que construyera acerías en Brasil. También empujó a la minera a invertir más en fertilizantes.
"El gobierno está cada vez más interesado en lo que está haciendo Vale", dijo Leonardo Alves, analista del sector minero de Banco Safra en Sao Paulo. "Eso no es bueno para la compañía", añadió.
El Ministerio de Minería brasileño declinó hablar sobre el tema.
Cuando se trata de interferencia, el acero ha sido el mayor causante de problemas. Vale ha invertido por largo tiempo en siderpurgicas, pero normalmente como un inversor minoritario no operativo. A cambio, Vale obtuvo un contrato de largo plazo en mineral de hierro y evitó competir contra sus propios clientes.
Aun así, en los 16 meses desde que Ferreira tomó el mando, Vale ha invertido más de US$658 millones en cuatro proyectos siderúrgicos.
El 28 de septiembre, se informó que Acos Laminados do Para SA (ALPA), propiedad en un 100% de Vale y uno de los proyectos a los que Agnelli se resistió, ahora ha sido paralizado.
¿La razón? El gobierno, que ejerció una fuerte presión por la planta, desechó los planes de mejorar la navegación en el río Tocantins. Sin esas mejoras, ALPA no puede recibir carbón ni enviar acero.
Otros esfuerzos de Vale por diversificarse también se han estancado. Los US$11.000 millones invertidos en níquel -usado para que el acero sea resistente al óxido- no han logrado convertir a Vale en el principal proveedor mundial del metal.
La mina Goro, en la isla francesa de Nueva Caledonia y potencialmente la más grande del mundo, apenas produce. Está retrasada en casi cuatro años. Las minas canadienses han sido afectadas por huelgas y Onca Puma, en Brasil, también está incumpliendo sus objetivos.
"Son US$11.000 millones que se hicieron humo", dijo John Tumazos, analista de minas de Very Independent Research LLC, en Estados Unidos.
Riesgo regulatorio. Pero los problemas del acero palidecen en comparación al desafío de la nueva legislación. Canedo afirma que los cambios propuestos en el Código Minero podrían triplicar las regalías mineras a cerca de un 6% desde el actual 2%, citando estudios del Ministerio de Minería publicados este año.
Además, podría forzar a Vale a comprar más equipos a proveedores locales, a costos más altos.
Entre tanto, los estados brasileños han aprobado cargos similares a las regalías que podrían sumar US$500 millones anuales a las cuentas tributarias de Vale.
La compañía no quiso referirse al código de minas. El ministro de Minería, Edison Lobao, que criticó la venta de Vale, en 1997, ha dicho que las exportaciones de mineral sin procesamiento local podrían "desindustrializar" al país al elevar el valor de la moneda y perjudicar a las fábricas.
Reformas similares en las leyes para el petróleo han ahogado la venta de nuevas áreas de exploración por cuatro años, y las normas de contenido nacional mínimo están elevando los costos y retrasando los objetivos de término de proyectos petroleros de Vale, en ocasiones por años.
Precios volatiles. Las medidas de China para enfriar su recalentada economía han dejado en crisis el principal negocio de la compañía: el mineral de hierro.
Esencial para todo, desde autos y calefactores hasta puentes y rascacielos, el mineral de hierro representa alrededor del 90% de la ganancia de Vale. La minera produce más de un cuarto de las exportaciones globales de mineral de hierro de alta gradación, menos que la cuota de un tercio de hace una década.
Cada caída de US$1 en el precio del mineral de hierro recorta los ingresos de Vale en cerca de US$300 millones. Con el precio spot para el mineral de hierro a US$115,80 por tonelada, Vale recibirá cerca de US$8.600 millones por año menos de lo que habría ganado con el precio promedio de 3 años de US$144,60.
Mientas algunos ven el final para los buenos tiempos de Vale, los costo están subiendo.
El costo de los bienes vendidos, una categoría que incluye salarios, equipos y distribución, saltó un 15% en los 12 meses terminados el 30 de junio en comparación con los 12 meses terminados el 31 de marzo. La ganancia del segundo trimestre fue la peor en dos años y medio.
Uno de los principales esfuerzos de Vale en la reducción de costos, una flota de grandes barcos construidos para reducir la ventaja de los rivales australianos en el transporte a China, está vetada en los puertos chinos.
No obstante, incluso Vale reconoce que los tiempos son difíciles.
"Vale está enfrentando un momento desafiante para los metales básicos", dijo la compañía en una respuesta por correo electrónico.