El director ejecutivo adjunto de la Agencia Internacional de Energía, Richard Jones, dijo que las medidas para el uso eficiente de la energía significarán 38% de la reducción de emisiones.
“Necesitamos acelerar la revolución tecnológica en energía”, planteó este lunes el director ejecutivo adjunto de la Agencia Internacional de Energía, Richard Jones, a más de 200 expertos, ejecutivos, académicos y consultores del sector que llegaron hasta el Centro Cultural Palacio La Moneda, en Chile, para la presentación del estudio “Perspectivas sobre Tecnología Energética 2010”, en un seminario organizado por el Ministerio de Energía.
El documento es elaborado por la AIE cada dos años, desde 2006, y examina el rol que deben tener las tecnologías para enfrentar los desafíos del cambio climático y la seguridad energética, planteando escenarios que permitirán reducir las emisiones del sector en 50% para el 2050.
El estudio plantea que sin nuevas políticas, los combustibles fósiles continuarán satisfaciendo la mayoría de las necesidades energéticas del mundo, con las emisiones de CO2 relacionadas duplicándose hasta alcanzar 57 gigatoneladas para 2050.
Para lograr la meta, Jones explicó que se necesitarán diversas tecnologías, entre las cuales destaca la eficiencia energética, la captura y almacenamiento de carbono, las energías renovables y la energía nuclear, entre otras.
El ministro de Energía de Chile, Ricardo Raineri, abrió la jornada con una presentación en la cual destacó la creciente relación de Chile con la Agencia Internacional, acentuada desde el ingreso de Chile a la OCDE.
La autoridad explicó que Chile es uno de los países del mundo occidental con mayor crecimiento de emisiones, pero la tasa por cápita es aún menor a la de naciones desarrolladas. "La tecnología juega un rol fundamental para alcanzar las metas de reducción de emisiones de gases efecto invernadero", dijo Raineri.
El costo de lograr la meta del 50% para el 2050 será de US$46 billones de inversión adicional. Según el estudio, en el mismo periodo se obtendrán importantes retornos en la inversión con ahorros en combustibles de US$112 billones, además de otros beneficios económicos, sociales y ambientales.
Jones planteó que se están viendo las primeras señales de una revolución en tecnológica global en energía, pero los indicios son aún fragmentados y frágiles. La inversión global en generación de energía renovable, liderada por la eólica y solar, llegó a su nivel más alto de US$112 mil millones en 2008, y se mantuvo estable el 2009 a pesar de la crisis económica.
La mayoría de las grandes empresas automotrices están agregando vehículos híbridos y eléctricos a sus flotas. El aumento de producción de estos automóviles, combinado con los incentivos a su compra que existen en muchos países, podría significar más de 5 millones de estos autos en la calle en los próximos diez años.
En los países OCDE, la tasa de aumento de la eficiencia energética ha alcanzado casi 2% al año, más del doble que la tasa de la década del 90. El financiamiento para la investigación, desarrollo y demostración (I+D+D) en energía baja en emisiones de carbono ha aumentado en un tercio entre 2005 y 2008, ayudando a invertir una tendencia a la baja que comenzó a principios de los 80, con muchos países de la AIE y otras grandes economías que aspiran a duplicar dichas inversiones para el 2015.