"Un país del tamaño de Brasil precisa tener aeropuertos buenos y modernos en sus grandes metrópolis (...)", dijo la presidenta.
Brasilia, EFE. La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, afirmó que su país precisa invertir "más que nunca" en la modernización de sus casi 700 aeropuertos, por los que el año pasado pasaron cerca de 180 millones de pasajeros.
"Un país del tamaño de Brasil precisa tener aeropuertos buenos y modernos en sus grandes metrópolis, pero también precisa una red capaz de atender bien a las ciudades del interior, ya sean pequeñas o medianas", declaró la jefa de Estado en su primer programa semanal de radio de este año.
Rousseff citó un plan de modernización de aeropuertos que anunció el mes pasado, que entre otros puntos propone otorgar a la empresa privada las obras de modernización y la gestión de las terminales de Río de Janeiro y de Belo Horizonte, dos de los más importantes del país.
La presidenta reiteró que, según los planes oficiales, las normas para ambos concursos se publicarán en agosto próximo y las licitaciones serán un mes después.
Río de Janeiro y Belo Horizonte son dos de las doce subsedes del Mundial de fútbol del 2014, por lo que las obras en sus aeropuertos requieren de cierta urgencia, a fin de adaptarse a la gran demanda que se prevé para ese evento.
Al anunciar esos planes en diciembre pasado, Rousseff dijo que Brasil necesita a "los mejores operadores internacionales" e instó a inversores nacionales y extranjeros a participar en los concursos, en los que ya han manifestado interés importantes empresas del área.
Entre ellas figura la española Aena, considerada hoy la mayor operadora del mundo y responsable de la gestión de 47 aeropuertos en España y 26 en otros países.
En el caso del aeropuerto internacional de Río de Janeiro, se esperan inversiones privadas de 6.600 millones de reales (US$3.300 millones), que en la terminal de Belo Horizonte llegarían a unos 4.800 millones de reales (US$2.400 millones)
Una de las exigencias que el Gobierno adelantó es que los operadores aeroportuarios interesados deberán tener una "comprobada experiencia" en el manejo de terminales que movilicen a un mínimo de 35 millones de pasajeros por año, a fin de garantizar la calidad de la atención y de las propias operaciones.