El presidente Rafael Correa cuestionó el trabajo de Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (Iniap). A su juicio, se queda solo en la creación de semillas y no llega de forma masiva con sus investigaciones a los campesinos.
El Censo Nacional Agropecuario del 2000 reveló que tres de cada doce ecuatorianos están vinculados a la actividad agrícola.
Del 40% de la población ecuatoriana que reside en el área rural, las dos terceras partes conforman hogares de productores agropecuarios y viven en las propias Unidades de Producción Agropecuaria, de tal manera que, algo más del 25% de la población ecuatoriana se estima vinculada a la actividad agropecuaria, refiere el texto del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.
El actual gobierno impulsa el tema agropecuario como pilar fuerte en el equilibrio de la balanza comercial.
Sin embargo, una preocupación apareció hace un par de semanas de parte del presidente Rafael Correa, quien tras una visita al Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (Iniap), en la Estación Santa Catalina, en el sur de Quito, cuestionó el trabajo de la entidad que se queda solo en la creación de semillas y no llega de forma masiva con sus investigaciones a los campesinos, para que mejoren su producción e ingresos económicos.
Mostró su malestar porque las semillas que pueden mejorar la dieta alimenticia de los ecuatorianos, especialmente de los niños, están guardadas en frascos o distribuidas a pocos campesinos. “Hay fallas en el sistema de transferencia de tecnologías. Ustedes no pueden dormir tranquilos mientras tengan maravillosas semillas guardadas en frasquitos en el Iniap”.
El director del Iniap, Julio César Delgado, dijo en entrevista con Andes que una de las fallas de la adecuada distribución de semillas se debe a la extinción del programa nacional de extensión agrícola “que se agravó en el gobierno de León Febres Cordero” y que fue “por presiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) que quería ver reducido el tamaño del Estado”.
El titular del Instituto indicó que existen otras formas de acercamiento hacia los campesinos agricultores, como publicaciones de revistas, programas de televisión, boletines de prensa “y sobre todo las empresas constituidas que producen semilla para fines comerciales hacen su propia promoción”, expresó Julio Delgado, que no mencionó la posibilidad de mantener un contacto más directo hacia el agricultor en su propia localidad.
La Agencia Andes visitó tres localidades agrarias de la provincia de Tungurahua (centro andino del Ecuador), en la que pudo dialogar con agricultores, quienes refirieron que no existe el acercamiento requerido del Iniap.
Francisco Freire, joven agricultor del cantón (municipio) de Mocha, explicó que la fertilidad de la tierra es ideal para la siembra de hortalizas, pero depende de las épocas. Él cosecha en sus hectáreas papa, cebolla y zanahoria, con el trabajo de hasta unas 60 personas.
Sin embargo, la ausencia de entidades públicas como el Iniap ha limitado su producción y aquello conlleva perjuicios como la innecesaria migración de los campesinos a las ciudades principales y al exterior, por ejemplo a España.
“Lo que se nos daba bien es la papa catalina, pero desde hace unos seis a ocho años atrás no la producen ya”, manifestó Francisco Freire, quien añadió que en Ecuador no existe un mercado fijo para el agricultor.
“Cuando los vecinos (Colombia y Perú) sacan sus productos nos liquidan. Es una competencia desleal hacia nosotros mismos”, argumentó el agricultor de Mocha, quien insistió que la migración también es un problema para la agricultura.
“La gente emigra, ya no quiere trabajar en el campo”, advirtió también Fabián Barreno, quien cultiva papa, lechugas y variedades de frutas y legumbres, con su propia aplicación experimental, gracias a los 30 años de experiencia dentro de la ardua labor agrícola.
“Hemos hecho un esfuerzo toda la vida, más por experiencia que por semillas certificadas de alguna ayuda técnica”, mencionó de su lado Abraham Freire, agricultor de la parroquia de Yanayacu, cantón Quero, quien solicita al Iniap un acercamiento para que efectúe un estudio de los suelos. “Para que nos digan si estamos haciendo bien o mal”.
Don Abraham empezó en sus terrenos con cultivos cebolleros, después pasó a la papa. “Pero la semilla de la papa se degeneró, entonces me boté de nuevo a la legumbre, con betarraga, conocida como remolacha”.
Jaime Sánchez y John Espinoza cosechan en el cantón Tisaleo, mora y fresas, respectivamente. Por iniciativa propia y experiencia, ambos experimentan con sus cultivos para mejorar su producción, pues no han recibido la mano de las investigaciones del Iniap.
No obstante, los dos coincidieron en que no todo es negativo desde el ámbito estatal, puesto que el apoyo de los créditos del Banco Nacional del Fomento les ayuda a continuar con su emprendimiento agrícola.
“Eso sí hay que reconocerle al gobierno, ahora no existen trabas ni muchos trámites para acceder a un crédito”, expone Jaime Sánchez, mientras que John Espinoza corrobora que recibió US$3.500 para invertir en su pequeña parcela de fresas.
Así, estos cuatro agricultores piden la aplicación del trabajo investigativo del Iniap, tal como lo exigió el Presidente, quien destinó un presupuesto de US$14 millones para “aumentar la productividad y sacar de la pobreza a nuestros campesinos”.