Las quince principales manejan contratos por US$6.270 millones, según datos de la Cámara Ecuatoriano China. Entre ellas siete han sido designadas para construir proyectos hidroeléctricos.
Al menos 38 empresas chinas han tomado la batuta de los proyectos de sectores estratégicos y de construcción en el Ecuador.
Las quince principales manejan contratos por US$6.270 millones, según datos de la Cámara Ecuatoriano China. Entre ellas siete han sido designadas para construir proyectos hidroeléctricos. Así a más de Sinohydro, para Coca Codo Sinclair, International Water and Electrical Corporation (CWE) está desde 24 de diciembre del 2010 a cargo de la construcción de la represa Toachi Pilatón (242 MW); Getzhouba en Sopladora (487 MW); Harbin Electric en Minas San Francisco (270 MW); Hidrochina en Delsitanisagua (115 MW), entre otros.
China Tiesiju Civil Engineering Group LT (CREC) también se ha hecho cargo de la construcción del proyecto Multipropósito Chone. Está por concretarse la de la Refinería del Pacífico que alcanza un monto de US$13.000 millones y que será financiada por China.
En febrero de este año se suscribió una Carta de Intención entre empresas chinas y el Ministerio de los Sectores Estratégicos, para conseguir el financiamiento. El documento fue firmado entre el ministro de Sectores Estratégicos, Jorge Glas, –por Ecuador– y representantes chinos de CNPC y del Banco Industrial y Comercial de China (ICBC).
La mayor parte de estos proyectos tiene un modelo de negocio en común: han sido asignados de manera directa y cuentan con el financiamiento del gobierno chino.
Desde la mirada de la Embajada de Ecuador en China existen coincidencias en ambos pueblos y gobiernos en cuestiones de política internacional y filosofía social y los dos países tienen claro que “las negociaciones directas reflejan el paradigma de la interacción ganar-ganar”.
Sin embargo, para Hermel Flores, presidente de la Cámara de la Construcción de Pichincha, la entrega directa no es conveniente para las empresas nacionales. Actualmente, la empresa nacional se limita a participar como subcontratista de las firmas chinas que reciben directamente los contratos (sin licitación), pero ni siquiera hay competencia a nivel nacional, pues también se hacen subcontratos directamente.
El problema, que ha sido planteado en una misiva al presidente Rafael Correa, es que al no haber competencia, algunas obras se contratan a precios muy elevados. Ejemplo de ello es el Coca Codo Sinclair, en el cual primero se determinó un presupuesto de US$1.503 millones y el contrato se hizo por US$1.978 millones.
Para el constructor también son preocupantes las denuncias presentadas de que no se cumplen los compromisos entre contratistas y subcontratistas. Un modelo más transparente, según Flores, sería que el Gobierno busque el financiamiento y las empresas vayan a la licitación.
Para Jaime Carrera, secretario ejecutivo del Observatorio de la Política Fiscal (OPF), el hecho de que esas compañías sean las beneficiarias de contratos se debe a que China es la que da el crédito que, a más de ser caro, de corto plazo y fijar como garantía el petróleo, exige que sean las empresas chinas las que ejecuten las obras. Así, aunque es positivo que se realicen las obras, el problema está en que en vez de que haya inversión extranjera directa desde China, Ecuador está obligado a endeudarse a un alto costo.
El costo de asegurar la deuda ecuatoriana (en el caso de que un acreedor quisiera hacerlo para garantizarse el pago) es del 23%. En la mayoría de países es de 1% o 2%. Adicionalmente, Ecuador tiene el tercer riesgo país más alto de América Latina cercano al 10%.
El modelo de crecimiento de China se repite en países que no pueden acceder fácilmente a crédito, cuenta el libro de los periodistas españoles Juan Pablo Cardenal y Heriberto Araújo, La silenciosa conquista de China, en el que describen la expansión china en 25 países, y detalla las consecuencias socioeconómicas, medioambientales y geopolíticas.
Entre los problemas que se detectan por los contratos directos, Carrera asegura que la calidad de las obras es un problema. Dice que en los países del Tercer Mundo China realiza obras de mala calidad, con bajos niveles de cuidado ambiental, irrespeto a las garantías laborales y sobrevaloradas.
Una buena parte de las empresas chinas ha recibido críticas. Entre los casos más emblemáticos, CETC, que vendió radares por $ 60 millones al país. Sus radares no están en funcionamiento. El proyecto Mirador ha causado protestas de sectores ecologistas, pues la mina de cielo abierto afectará zonas protegidas y ricas en biodiversidad de la cordillera de El Cóndor. Sinohydro recibió denuncias de malos tratos laborales. China Road and Bridge Corp. (CRBC), que fue inhabilitada en el 2009 por el Banco Mundial, fue contratada en el país, pese a que se le había acusado de corrupción en Filipinas.
‘Silenciosa conquista china’. Los periodistas españoles Juan Pablo Cardenal y Heriberto Araújo incluyeron en su libro la investigación en minas de cobre en El Congo; la explotación de gas natural en Turkmenistán, el impacto ambiental en los bosques de Siberia, en la Amazonía ecuatoriana o el Nilo.
Señalan el evidente desplazamiento que han tenido los países de Occidente. Hablan de la migración china a países en desarrollo y las relaciones con lo que los periodistas llaman “las más crueles dictaduras del planeta”.