La Casa Blanca anunció que ordenaría una nueva moratoria a la perforación "en los próximos días" para restituir la medida, que fue revocada luego que un juez aceptara la demanda de un grupo de petroleras.
San Francisco. La Casa Blanca reforzó su batalla legal el miércoles sobre una parte clave de su respuesta al derrame de crudo en el Golfo de México luego de que un juez estadounidense bloqueó su moratoria de seis meses a la perforación en aguas profundas.
El secretario del Interior, Ken Salazar, dijo que él ordenaría una nueva moratoria a la perforación "en los próximos días" para restituir una prohibición temporal orientada a asegurar la seguridad mar adentro luego del peor derrame de petróleo en la historia estadounidense.
"Vemos clara evidencia cada día, mientras el petróleo sigue surgiendo del pozo de BP, de la necesidad de una pausa en la perforación en aguas profundas", dijo Salazar en un comunicado el martes a última hora.
Salazar testificará ante una subcomisión del Senado a las 1100 hora local (1500 hora GMT) del miércoles, junto con Michael Bromwich, el nuevo jefe de la Agencia de Energía Oceánica.
Este es el nuevo nombre del Servicio de Manejo de Minerales (MMS, por su sigla en inglés), el regulador al que se acusa de no haber fiscalizado adecuadamente a la industria de energía. Bromwich, un ex inspector general del Departamento de Justicia, fue asignado para supervisarla.
Pero el presidente Barack Obama, que también está lidiando con su general de mayor rango en Afganistán por comentarios insultantes publicados en el artículo de una revista, pospuso una reunión con senadores el miércoles para discutir el proceso de aprobar iniciativas energéticas y climáticas este año.
El desastre de 65 días -que amenaza las industrias de la pesca y el turismo en el golfo así como frágiles ecosistemas- ha destrozado la confianza de los inversores en BP, la petrolera británica a la que se responsabiliza directamente por el derrame.
Casi la mitad del valor de mercado de BP ha desaparecido desde que comenzó la crisis. Los papeles de la petrolera en Londres cayeron el martes a mínimos en 13 años.
Primer puesto en la agenda. La petrolera británica, que busca recuperar la confianza de los inversores y rehacer su imagen, confirmó que el director gerente Bob Dudley sería el responsable de las operaciones frente al derrame de la firma en reemplazo del criticado presidente ejecutivo, Tony Hayward.
La crisis ha llegado al primer puesto en la agenda doméstica de Obama y él ha buscado usarla para reunir apoyo en sus esfuerzos para diseñar una política de energía limpia y de lucha contra el cambio climático.
La batalla legal por la perforación en aguas profundas comenzó después de que una plataforma de BP explotó el 20 de abril, lo que dejó 11 muertos y averió un pozo submarino desde el cuál siguen fluyendo millones de litros de crudo al Golfo de México.
El presidente Barack Obama impuso la prohibición mientras funcionarios revisaban si los otros pozos operaban de manera segura. Pero al hacer caso a una solicitud de más de una decena de firmas para que la moratoria fuera revocada, el juez cuestionó su "inmenso ámbito".
Un nuevo sondeo de Reuters/Ipsos mostró que la mayoría de los estadounidenses aún respalda las perforaciones en aguas profundas, pese a que el enorme derrame. Otras disputas están teniendo lugar, enfrentando a las autoridades locales y federales.
A 65 kilómetros frente a la costa de Luisiana, en el extremo norte de las Chandeleur Islands, una dragadora de arena descansaba inmóvil el martes luego de que el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos ordenó a sus operadores que dejen de extraer material para crear nuevas islas barrera.
La agencia quiere que los funcionarios locales trabajen con la máquina a mayor distancia, pero estos se quejaron de que al hacerlo desperdiciarán tiempo, una queja común sobre la respuesta federal al esfuerzo.
"La administración adaptativa y el sentido común son críticos para el éxito si queremos a tener éxito en la protección de nuestras preciosas marismas", escribió Billy Nungesser, presidente Plaquemines Parish, en una carta a Obama quejándose sobre la demora.