El vicepresidente estadounidense Joseph Biden presidió la ronda de Diálogo Económico de Alto Nivel junto al secretario de Hacienda de México, Luis Videgaray.
Washington. Los gobiernos de EE.UU. y de México iniciaron hoy una nueva ronda de su Diálogo Económico de Alto Nivel, creado en 2013, con un llamamiento a fortalecer aún más la relación bilateral y a convertir a Norteamérica en el "epicentro" de la energía mundial.
Al aludir a la caída global de los precios del petróleo, el vicepresidente estadounidense, Joseph Biden, pronosticó que Norteamérica puede convertirse en un "epicentro" energético a nivel mundial.
Biden presidió la reunión junto al secretario de Hacienda de México, Luis Videgaray, quien destacó, en la misma línea, que "no hay razón" para que Norteamérica no sea una región de crecimiento y la "más competitiva en el mundo".
Mientras, Biden pidió que esta nueva ronda del Diálogo Económico de Alto Nivel concluya con "metas específicas".
La celebración de este diálogo precede a la reunión que mantendrán hoy en la Casa Blanca el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su homólogo mexicano, Enrique Peña Nieto, quien llegó anoche a Washington.
En el marco de ese diálogo, que consiste en reuniones ministeriales regulares para dar seguimiento a la agenda económica y comercial, se espera que Obama y Peña Nieto acuerden "duplicar el capital del Banco de Desarrollo de Norteamérica (NADbank)", creado en 1994 y que financia proyectos medioambientales en la frontera entre los dos países.
Así lo explicó este lunes un funcionario estadounidense, que habló también, bajo anonimato, de los "planes para modernizar el acuerdo de aviación civil" bilateral, que entrará en vigor "probablemente a finales de 2015".
Obama y Peña Nieto prevén dialogar sobre comercio, energía, inmigración y la apertura estadounidense a Cuba durante su reunión privada en la Casa Blanca, donde se espera que la situación de seguridad y derechos humanos en México quede en un segundo plano.
La reunión es la primera entre los dos mandatarios desde la desaparición el pasado septiembre de 43 estudiantes en el municipio mexicano de Iguala, a manos de policías locales y miembros del crimen organizado, lo que provocó una ola de protestas en México y una grave crisis de credibilidad del Gobierno de Peña Nieto.