El Departamento de Agricultura de Estados Unidos divulgó sus proyecciones para el año 2022, una guía estratégica para mirar el largo plazo del sector.
En 2022 el mundo tendrá más población, un precio más alto del petróleo y un dólar más débil aún que hoy. Eso puede sonar previsible. Pero detrás de estos grandes datos se esconden tendencias a las que vale la pena estar alertas. Porque, por ejemplo, la población crecerá a una velocidad cada vez menor. Y también crecerá a una tasa menor la demanda por biocombustibles.
La proyección marca lógicas muy diferentes para la agricultura y la ganadería. La demanda por carne mantendrá un crecimiento de 1,8% por año, más alto que el crecimiento poblacional, que será de solo 1%. El mayor crecimiento de la demanda y la población se dará en los países del Tercer Mundo, de modo que Medio Oriente y África serán quienes acaparen la mayor parte de la demanda adicional en la próxima década.
Los pronósticos tienen como base un crecimiento promedio de la economía mundial de 3,3%, y un crecimiento en EE.UU. que será menor al promedio 2,6%. Es interesante la trayectoria prevista, que tendría un crecimiento de 2,4% para este año que aumentaría a 3% en 2014, lo que permitiría mantener el impulso en el mercado que fue principal comprador de carne uruguaya este enero.EE.UU. perderá así peso en el conjunto de la economía mundial. Y China ganándolo, porque el gigante asiático crecería promedialmente a 7,8%. India lo haría a una tasa similar de 7,5%. En promedio los países en desarrollo tendrán un crecimiento de 4,2%.
América Latina crecería en promedio 4% impulsada por Chile, Brasil y Colombia.En este caso es interesante la proyección sobre la economía brasileña que se espera creciendo 5% en 2014, lo que sería otro estímulo fuerte sobre la economía uruguaya.
En lo que tiene que ver con los productos agropecuarios, las variaciones en la demanda prevista dan un panorama del mundo que se espera. Los productos básicos tendrán cambios muy leves en su consumo, mientras que hay otros productos que continuarán en auge.
El consumo por habitante de aceites vegetales subirá 17% en los próximos diez años, mientras que el de trigo y arroz bajará 1%. De modo que la demanda por los granos básicos para la alimentación humana dependerá fundamentalmente de un crecimiento poblacional que se hace cada vez más lento. Aunque en términos absolutos la población seguirá en ascenso. En una situación intermedia, el consumo por habitante de granos gruesos (maíz principalmente) y carne, se ubicará entre 7 y 8%.
El aumento en el consumo de granos gruesos seguirá dominado por el maíz, y China será protagonista de esa expansión, de una forma similar a lo que sucedió con la soja en los pasados diez años.En 2022/23 según la proyección presentada el gigante asiático estaría importando 20 millones de toneladas. Pero a la vez se espera que las exportaciones de maíz de EE.UU. que en los últimos dos años han sido menguadas, volverían con fuerza en 2014 a partir de la siembra que comenzará en la primavera del hemisferio Norte. Y la proyección plantea que el abastecimiento de maíz siga creciendo desde el Mercosur y la ex Unión Soviética.
En trigo, aunque baja el consumo por habitante, el comercio aumentará en 22 millones de toneladas (16%), entre otras razones por la escasez creciente de agua en Medio Oriente. El comercio mundial se proyecta en un volumen de 164 millones de toneladas.Por ejemplo Arabia Saudí que llegó a ser un exportador dejará de sembrar en 2016 por falta de agua y pasará a importar 3,4 millones de toneladas.
El principal importador seguirá siendo Egipto cuyas necesidades dentro de diez años se ubicarán en las 12 millones de toneladas anuales.
Las importaciones de trigo crecerán también desde el Sudeste asiático, dada la occidentalización del consumo. Pero la mayoría absoluta del comercio irá a Medio Oriente y África.Proporcionalmente mayor al del trigo será el aumento en el comercio de arroz, que crecerá 42%, pero permanecerá en un tercio del volumen que se mueve en el mundo en trigo. Las importaciones totalizarían 47 millones de toneladas.
La estrella del comercio internacional seguirá siendo la soja. Dentro de diez años se moverá casi tanta soja como trigo en el mundo, con un comercio de 144 millones de toneladas, que obviamente será liderado por China y que tendrá el complemente de un comercio también en fuerte crecimiento para el aceite de soja y la harina. Las ventas de grano crecerán 37%, las de aceite 21% y las de harina 19%.
Desde las importaciones, el USDA proyecta que India (donde la población más crece) desplazará a China como principal consumidor mundial de aceite.La demanda seguirá pues en ascenso para los distintos granos y para la carne. La productividad por hectárea se espera que vaya en declive, al igual que el crecimiento de la población.
El área agrícola crecería 0,45% anual. El crecimiento seguirá ocurriendo principalmente en América del Sur, la ex Unión Soviética y el África subsahariana, los países que parecen tener la mayor oportunidad de desarrollo en la agricultura en esta década.
¿Menos maíz y soja en EEUU?. El dato más sorprendente de la proyección realizada por el Departamento de Agricultura de EE.UU. es el de la superficie a sembrarse con maíz y soja en esta primavera y las siguientes. El USDA proyecta áreas en descenso, algo que va a contrapelo de lo que analistas privados venían anunciando. Y no solo eso, espera que la superficie sembrada siga bajando.
En 2013, según el USDA el área de maíz bajaría en 400 mil hectáreas. Pero más importante que eso, la superficie bajaría drásticamente desde el presente hasta 2015, cuando la superficie caería en cuatro millones de hectáreas. De algo menos de 39 millones de hectáreas a algo menos de 35 millones en 2015. Y esas hectáreas no las ganaría la soja, que también bajaría en área plantada en 400 mil hectáreas este año y en otras 500 mil en la siembra de 2014.
¿La causa?. El USDA espera una baja de precios que quitará los actuales estímulos a sembrar todo lo posible. En arroz espera un panorama más estable y alcista. Los precios promediarían US$16 por bolsa de 50 kilos este año, bajarían a US$156,430 el año próximo. Y luego subirían gradualmente hasta US$18 en 2022.
Si el escenario planteado por el USDA se cumple, los granos estarían finalizando un ciclo de altos precios y en vísperas de un ajuste importante. El supuesto es que los rendimientos serán más altos en las próximas cosechas, superiores nítidamente a los de los últimos tres años. Un supuesto fuerte cuando todavía no se ha retirado la sequía de EE.UU.
Pero que si se cumple, llevará a ajustes a la baja en los precios internacionales que se sentirán en el Uruguay de altos costos.Pero es difícil modelizar precios sin tomar en cuenta los avatares climáticos. Van varios años de pronósticos de estabilización y altas producciones que luego no se cumplen por sequías. Este pronóstico puede no ser la excepción a esa regla reciente.
Un panorama más positivo para la carne. En la carne vacuna el alto precio de los granos se hará notar por un largo período de acuerdo a la mirada del Departamento de Agricultura de Estados Unidos. La producción demorará en recuperarse y los precios de la carne seguirán firmes por mucho tiempo.Es el caso inverso a los granos. La disparada de precios y la sequía llevarán a que la producción de carne baje hasta el 2015 con la consiguiente suba de precios para el novillo que se acercará a los US$ 3/kg vivo.Durante ese período las exportaciones irán en leve descenso y previsiblemente las importaciones subirán. La producción se recupera a partir de 2015, las exportaciones también. Pero las importaciones no descienden. Si la recuperación económica de Estados Unidos se mantiene, los estadounidenses pasarán del millón de toneladas de carne que importaron el año pasado a 1,6 millones en 2022.Más estable que la agricultura y con un novillo que se mantendrá entre US$2,80 y US$2,90 en Estados Unidos. ¿Se acercará a esos precios en Uruguay?