El candidato opositor a la presidencia de Argentina se reunió con el líder de la asociación rural CRA, Dardo Chiesa, a quien le habría asegurado que "las restricciones que existieron alguna vez no va a ser parte de su política".

Buenos Aires. El candidato presidencial peronista, Alberto Fernández, pidió este jueves a los agricultores argentinos que olviden las explosivas diferencias que tuvieron con su partido durante los dos mandatos de su actual compañera de fórmula, Cristina Fernández, en una reunión que un líder rural calificó como muy satisfactoria.

El pedido de Fernández se produce dos semanas después de que el peronista moderado obtuviera una aplastante victoria sobre el presidente neoliberal Mauricio Macri en las primarias presidenciales y marca un acercamiento al sector que es el principal motor de la economía argentina.

"Las restricciones que existieron alguna vez al comercio, a la libertad de exportar(...) dijo que eso no va a ser parte de su política", dijo a periodistas Dardo Chiesa, líder de la Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), en referencia a los límites a los embarques que aplicó Cristina Fernández durante sus dos presidencias, entre el 2007 y el 2015.

"Él dijo 'olvidémonos de lo que pasó, hay que hablar'", explicó Chiesa, quien se reunió con Fernández junto a Sociedad Rural Argentina (SRA), Coninagro y Federación Agraria Argentina(FAA) en las oficinas del postulante presidencial.

Las cuatro asociaciones rurales mantuvieron una conflictiva relación con Cristina Fernández por los elevados impuestos y cuotas aplicadas a las exportaciones de granos, que tuvo su capítulo más agrio en el 2008, cuando los productores paralizaron el comercio por semanas como protesta por un incremento en la tasa a los embarques de soja.

Con respecto a los impuestos a las exportaciones que el Gobierno de Macri mantuvo a pesar de sus promesas de campaña de eliminarlos, Fernández explicó que, dada la crisis económica que atraviesa el país, no cree que pueda eliminarlas, dijo el titular de SRA, Daniel Pelegrina.

El lunes, Fernández dijo a compañías mineras que consideraba que la actividad era una oportunidad más que un problema, y ​​prometió no ser un obstáculo para el sector. La declaración también disipó temores en las empresas de que su Gobierno pueda regresar a las políticas intervencionistas de la expresidenta Cristina Fernández.