El acuerdo final necesita la aprobación del gobierno brasileño, que tiene la última palabra en cualquier operación de Embraer, una Golden Share, que le da derecho a vetar el negocio.

Rio de Janeiro.- El presidente de la fabricante de aviones brasileña Embraer, Paulo Cesar de Souza, aseguró que las negociaciones con la estadounidense Boeing para la creación de una nueva gigante mundial de la aviación "están en la fase final" y las negociaciones "lo tienen todo para que salgan bien".

"No tenemos plazo para cerrar las negociaciones, pero estamos en el final de las conversaciones y creo que el proyecto lo tiene todo para que salga bien. Estamos caminando. Es una operación muy compleja y estamos en las etapas finales", dijo el presidente de la aeronáutica brasileña en una ceremonia en Sao Paulo para conmemorar los 50 años del primer vuelo del modelo Bandeirante, el avión que dio origen a Embraer.

El acuerdo final necesita la aprobación del gobierno brasileño, que tiene la última palabra en cualquier operación de Embraer, una Golden Share, que le da derecho a vetar el negocio. Según Silva, las elecciones que se celebrarán este final de semana y el nuevo presidente que tendrá el país a partir del 1 de enero no alterarán las negociaciones, que pueden terminar antes de finalizar este mismo año.

"Las elecciones no cambian nada, no es un proyecto solamente de Embraer, es un proyecto de Brasil", explicó ante la prensa.

Por su parte, el ministro de Defensa, Joaquim Silva e Luna, aseguró que "el gobierno lo ve como una caminada de aproximación. La tendencia es que todo suceda como se está imaginando".

"La producción de aviones comerciales en Brasil aumentará (con el acuerdo), será un negocio en el que sólo hay ganancias. El gobierno no fue consultado oficialmente, no se manifestó, pero también no presentó restricciones a nada", dijo.

Embraer, tercera mayor fabricante mundial de aviones y líder en el segmento de la aviación regional, y Boeing, mayor fabricante de aviones del mundo, negocian desde hace casi un año la creación de una "joint venture", en un negocio valorado en unos US$3.800 millones en el que la fabricante estadounidense tendría el 80% del capital de la empresa y la brasileña, el 20% restante.