La panameña Innovatis Venture creó una aplicación de mensajes que destruye los mails recibidos en 16 segundos.

El smartphone vibra. Es señal que se ha recibido un e-mail. Al abrirlo y, apenas terminado de leerlo, éste se borra por completo. Usted, en vez de angustiarse, sonríe. Es que sabe que nadie más en todo el mundo tendrá acceso al contenido. Es lo que promete Criptext, una aplicación de mensajería instantánea de Innovatis Venture dirigida a empresarios y gobiernos que buscan seguridad en sus comunicaciones.

La empresa es panameña (el presidente ejecutivo, Mayer Misrachi, reside en ese país), pero quienes están detrás de las creaciones tecnológicas son los ecuatorianos Alberto Vera, Luis Loaiza, Daniel Tigse y Leonardo Larrea. La aplicación, lograda con una inversión de US$ 150.000, fue desarrollada en alianza con empresas israelitas que manejan redes seguras.

Criptext permite que un mensaje salga de un teléfono móvil encriptado (con capas de seguridad) y llegue de la misma manera a su destinatario. De esta forma, el servidor no tiene acceso al contenido del mensaje.

Además, quien envió –o quien recibe– están enmascarados ante el servidor porque éste tampoco conoce el autor o receptor del mensaje. “No hay un ente en la nube, en internet, que se encargue de encriptarlo; nuestro servidor nunca se entera de lo que pasa, simplemente distribuye los mensajes a los clientes”, dice Loaiza, de 27 años de edad.

Una vez que el mensaje es visto por el destinatario, se autodestruye en 16 segundos. No quedan pruebas de la conversación. Hasta aquí las funciones de Criptext se asemejan a otras que ofrecen encriptación “end to end”, como Telegram, Threema y Myenigma, pero la desarrollada por los ecuatorianos ofrece más: si el destinatario hace una captura de pantalla al mensaje antes que se autodestruya, llega una notificación a quien lo envió.

Desde la aplicación también se pueden enviar mensajes a correos electrónicos. Y, asimismo, el contenido se autodestruye y el e-mail queda vacío.

Aparte de las capas de seguridad señaladas, la aplicación se diferencia de las demás existentes con encriptación “end to end” porque es privada. Es un negocio B2B (business to business) entre Innovatis Venture y el interesado en la aplicación.

“La privacidad y seguridad que vendemos no son gratis, lo seguro que es gratis no se ve tan bien”, sostiene Loaiza. Como es privada, la red, en consecuencia, es cerrada. Un administrador dentro de la empresa o institución crea los contactos para comunicarse a través de la aplicación. El usuario no puede agregar a personas ajenas a ese grupo. De esta manera, sólo queda como mensajería profesional.

Desde enero, cuando empezó la comercialización de Criptext, la empresa ya firmó un contrato con un gobierno de Latinoamérica. Una cláusula de confidencialidad impide revelar cuál es. A partir de este contrato, más un lanzamiento oficial realizado en Nueva York, Innovatis Venture espera sellar más acuerdos con otros países y empresas.

Cuando la privacidad ya no es un commodity gratuito, Innovatis Venture nos ofrece un lujo inapreciable.