A más de cien años de haber sido fundada, Laive ha pasado de ser un productor de lanas a una empresa de alimentos que busca consolidarse en el país.
1969 fue un año que marcó a Laive. Con el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado, la empresa, que nació bajo el nombre de Sociedad Ganadera del Centro, como resultado de la unión de cinco haciendas en Junín (una de ellas se llamaba Laive), se vio obligada a cambiar de giro de negocio. Así, tras iniciarse en 1910 como una empresa productora de lana, incursionó en el negocio de lácteos. No obstante, existía un gran problema: no tenían leche fresca para hacerlo.
“Acumulamos 100.000 cabezas de ganado ovino y 8.000 bovinos, pero con la Reforma Agraria del 69, tuvimos que venderlas al Estado, quedándose este con las 2/3 partes del dinero. Lo que nos quedó se reinvirtió en la construcción de una planta en Santa Clara, que antes fuera terreno de engorde del ganado que ya no teníamos”, dice Aurelio Palacios, presidente del directorio de Laive. “No teníamos ni un litro de leche fresca, pero nos iniciamos en el negocio lácteo haciendo queso con leche en polvo importada”.
Ya en 1980 Laive instaló en Arequipa una planta de acopio de leche fresca para producir productos de mayor calidad. Hoy la empresa es la segunda más grande en la industria de productos lácteos, pero su oferta se ha extendido a otras líneas como jugos y embutidos. “Pocas empresas cumplen 100 años”, dice Luis Ferrand, gerente general de Laive. “La clave ha sido la adaptación al cambio, ya sea de giro de negocio de productos o de mercado”.
Palacios afirma que Laive se ha mantenido cien años gracias a que la empresa ha llevado un manejo financiero conservador y a que los dueños dieron un paso al costado para profesionalizar la gerencia. Hoy el 43% de la empresa está en manos de la familia Palacios (a través del holding Valor Agro). Un porcentaje similar pertenece a la empresa chilena Santa Carolina, que ingresó a Laive en 1995 a través de un aumento de capital. El resto está en manos de terceros, ya que cotiza en la Bolsa de Valores de Lima.
Para Enrique Mendoza, gerente de la consultora especialista en familias empresarias Dvalor Consultoría, Laive se caracteriza por tener una visión innovadora. “El equipo familiar ha tenido la capacidad de reinventarse las veces que han sido necesarias para continuar en el mercado con un negocio que en sus inicios les sirvió para sobrevivir, pero que hoy les permite un crecimiento sostenido y una diversificación horizontal y vertical”, dice.
Y es que la competencia en el sector es agresiva. Su rival más fuerte, Gloria, lidera las ventas en varios productos, especialmente el de leche evaporada. Laive es consciente de ello, pero su estrategia apunta a productos con alto valor agregado. “Los consumidores demandan productos con algo extra”, dice Luis Ferrand. “Hay una gran oportunidad para crecer porque el consumo anual per cápita de lácteos es bajo, solo 60 litros. Los peruanos abandonan el consumo de leche a temprana edad y lo que queremos es alargar ese consumo. Además, no solo somos una empresa de lácteos, sino de alimentos”.
En tanto, en 2009 Laive creció 10% y este año prevé cerrar ventas por US$110 millones. Hoy la gerencia de Laive celebra estos cien años con un menú que incluye leche, jugos y embutidos.