Colombia es uno de los cinco países de América con mayor potencialidad en este tipo de reservas de hidrocarburos (2.500 millones de barriles), que de explotarse, multiplicarían por seis sus reservas, lo cual incidiría en aumentar su autosuficiencia, que hoy se encuentra en siete años.
Lo que hace 10 años era impensable para Estados Unidos: convertirse en un país autosostenible energéticamente, hoy está a la vuelta de la esquina, gracias a la implementación de herramientas para aprovechar los depósitos de hidrocarburos y gas que se encuentran en unas condiciones geológicas que no permiten el movimiento del fluido, ya sea por estar atrapado en rocas poco permeables o por tratarse de petróleos de muy alta viscosidad.
Colombia no es ajena a esta revolución y gracias a su potencialidad está en el radar de compañías extranjeras, las cuales están aceitando su maquinaria para participar en la Ronda Colombia 2014, prevista para junio próximo.
Los esquistos son rocas que se comportan como esponjas y que por ser poco permeables retienen el petróleo y para sacarlo de allí se requiere la inyección a alta presión de agua y arena, lo que produce fisuras o fracturación, conocido como cracking, lo que permite que el crudo o el gas salga y pueda ir a la superficie por el pozo.
Los expertos sostienen que el pozo, por estar revestido con acero y concreto, no permite que el hidrocarburo se mezcle con las aguas subterráneas y el excedente del agua que llega a la superficie debe ser tratado por las empresas petroleras, con el fin de disponerla en las quebradas y ríos de las zonas de incidencia de los pozos productivos.
La producción de los hidrocarburos no convencionales es más costosa que la de los convencionales, ya que se requiere de la fracturación de la roca, la cual se mantendrá en las paredes de los yacimientos.
El crudo extraído de los esquistos se encuentra a mayor profundidad que el convencional, otra razón que incide en que se incremente el valor de exploración y producción.
Colombia es uno de los cinco países de América con mayor potencialidad en este tipo de reservas de hidrocarburos (2.500 millones de barriles), que de explotarse, multiplicarían por seis sus reservas, lo cual incidiría en aumentar su autosuficiencia, que hoy se encuentra en siete años.
Estados Unidos con dos yacimientos, uno en California y otro en Texas, no sólo revirtió su condición de importador a exportador, sino que se perfila como un gran jugador del sector petrolero. También Canadá trabaja en la explotación de hidrocarburos en yacimientos de arenas bituminosas. Estas son una combinación de arena, arcilla, agua y bitumen (una sustancia parecida a la brea) que se encuentra en grandes cantidades en diversas partes del mundo, sobre todo en Canadá, Estados Unidos, Venezuela, Rusia y Madagascar. De estas arenas se extrae un betún con características similares a las del petróleo y al refinarlo se obtienen varios productos como combustibles.
En Argentina está el yacimiento Vaca Muerta y en Colombia la formación geológica conocida como La Luna, en el Valle del Magdalena Medio, donde se concentra el potencial de hidrocarburos atrapados en esquistos. También México tiene una reserva que será explotada, para lo cual la petrolera estatal Pemex acaba de anunciar la creación de una entidad independiente para su desarrollo.
El viceministro de Energía de Colombia, Orlando Cabrales, explicó que el país “no sólo está entregando unos términos de referencia ambientales y un reglamento técnico que incentivan la industria y garantizan la protección del medio ambiente, sino que con esto el país se convierte en un ejemplo para el mundo al contar con unas reglas de juego claras que impulsan el desarrollo, las buenas prácticas y una actividad de hidrocarburos bien hecha y responsable”.
Los expertos John Deutch —profesor del Massachusetts Institute of Technology y delegado del presidente Barack Obama para temas energéticos de Estados Unidos— y David Nelsin —uno de los mayores expertos en petróleo y gas de esquistos—, quienes estuvieron en el país asesorando al Ministerio de Minas en el tema, señalaron que Colombia emprendió un proceso para educarse a sí misma sobre cómo estos recursos pueden desarrollarse de manera sostenible.