Iquitos, una de las ciudades más importantes de la Amazonía peruana, tiene un gran potencial económico, pero también importantes trabas para su desarrollo.
El amanecer en Iquitos es un gran contraste. Por un lado está la aparente calma de la selva amazónica que la rodea, por otro el movimiento que sacude las calles desde muy temprano.
Cientos de ruidosas motocicletas, el medio de transporte más popular en esta ciudad de casi medio millón de habitantes, circulan desde que sale el sol. Algunas llevan carros de pasajeros adosados, cobiertos por toldos de colores que hacen pensar en alguna ciudad tailandesa o vietnamita. El calor sofocante y húmedo refuerza esta impresión.
Pero éste no es el único contraste ni el principal. Menos visible pero quizá más importante, es el que opone el potencial económico de esta región con los obstáculos de la historia y de la geografía.
Iquitos fue la protagonista de la denominada ‘fiebre del caucho’ de principios del siglo XX, y aún hoy sobreviven la mansiones de los antiguos magnates del caucho, con sus fachadas recubiertas de vistosos azulejos portugueses. El cineasta alemán Werner Herzog filmó en estas calles su épico largometraje Fitzcarraldo, y Mario Vargas Llosa situó en Iquitos su célebre novela picaresca Pantaleón y las Visitadoras. Pero la ciudad de hoy poco tiene que ver con este pasado mítico.
Paulo Pantigoso, socio de la consultora EY, destaca su ubicación estratégica en la hidrovía amazónica. “Actúa como núcleo de cohesión y centro de distribución a partir del cual se orientan los flujos económicos y humanos de toda la región”, afirma. A futuro –dice el experto– esta ubicación facilitaría la movilidad de carga desde el océano Pacífico al océano Atlántico y viceversa, a través de la ciudad brasileña de Manaos.
“Iquitos ha adoptado una economía basada en el comercio y la industrialización relativa de determinados productos, en su mayoría derivados de actividades extractivas”, dice Mario Figallo, gerente de competitividad y políticas públicas de Maximixe. Según el ejecutivo, las industrias más importantes son la maderera, piscicultura, avicultura, bebidas y la refinación de petróleo.
Además, todos los años arriban miles de turistas extranjeros debido a la gran biodiversidad de la región circundante. Sólo en 2012 fueron 250.000, atraídos por la cercana Reserva Nacional de Pacaya Samiria, donde habitan decenas de especies protegidas, como la tortuga charapa, el mono araña y la nutria de río.
“Se espera que la ciudad reciba a más turistas luego que la Amazonía haya sido declarada Maravilla Natural del Mundo”, proyecta Jorge Espinoza, catedrático de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas.
El académico confía en el desarrollo del ecoturismo “que involucre a la población local, con el máximo respeto al medio ambiente y el mínimo impacto ambiental”. Por lo pronto, ya se ha anunciado que dos cruceros internacionales para ríos ingresarán a Iquitos a partir de 2014. “Uno de ésos es Viking River Cruises, proveniente de California, Estados Unidos, con dos embarcaciones para 100 personas y de 100 metros de largo”, detalló en febrero la Dirección Regional de Comercio Exterior, Turismo y Artesanía de Loreto.
Según fuentes de AméricaEconomía, importantes operadores turísticos y de retail tienen interés en llegar a Iquitos.
Madera y peces. La biodiversidad cercana a Iquitos no es sólo una oportunidad turística. Jorge Espinoza destaca “la explotación sostenible de la madera, con políticas reales para la reforestación de los bosques, es una de ellas”. Se refiere a variedades locales como el camu camu o la cocona, que pueden ser explotados de manera sostenible para ser luego comercializados en el mercado local o exportados. “La actual coyuntura del mercado mundial y nacional está conllevando a incrementar el interés en productos denominados, según diversas acepciones, como ‘ecológicos’, ‘sello verde’, ‘ecoamigables’, ‘sustentables’, etc.
Ello fomenta el desarrollo de cadenas productivas social y ambientalmente responsables para una cada vez mayor variedad de productos amazónicos”, dice Mario Figallo.
Los especialistas también consideran que la acuicultura es una actividad con mucho potencial. Tienen sus expectativas depositadas en la todavía incipiente crianza del paiche, un enorme pez de agua dulce que puede llegar a medir hasta dos metros y pesar más de 100 kilos.
Limitaciones en remojo. Pero todas estas oportunidades podrían quedar en nada si Iquitos no logra contrarrestar su aislamiento y sus carencias en materia de infraestructura.
Lo primero está vinculado al transporte. A Iquitos sólo se puede acceder por avión o a través de las vías fluviales. Además del puerto cuenta con un aeropuerto internacional con vuelos directos a Centroamérica y, de manera indirecta, a Miami, pero no es suficiente para vincular a la región de manera activa con el resto del país y con el mundo.
Las autoridades regionales y nacionales han planteado la necesidad de construir un ferrocarril que conecte a la ciudad con el resto del país, pero los altos costos económicos, sociales y medioambientales hacen que el proyecto se mantenga en la congeladora. “La accesibilidad no se puede resolver en el corto plazo”, dice Mario Figallo. Expertos como Figallo y Daniel Diez Canseco, vicepresidente de desarrollo de la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL), proponen invertir en infraestructura portuaria y aeroportuaria.
Como toda la región amazónica de Perú, los habitantes y las empresas de Iquitos deben pagar un alto costo por la energía eléctrica, uno de los más elevados de todo el país. Una posible solución es la línea de transmisión eléctrica Moyobamba-Iquitos. El proyecto –que requerirá una inversión aproximada de US$ 434 millones– permitirá que Iquitos cuente con energía del Sistema Eléctrico Interconectado Nacional. Implica la concesión del diseño, financiamiento, construcción, operación y mantenimiento de la línea de transmisión y de las subestaciones asociadas. “Esto permitirá que el usuario final del oriente peruano cuente con un servicio de electricidad en condiciones de eficiencia y calidad como las de sus pares en otras ciudades del Perú”, dice Mario Figallo. El proyecto se adjudicará este mes y ha creado expectación en la ciudad.
Ya hay ocho empresas calificadas.
La reducción de los costos energéticos es vital si la región quiere desarrollarse. Los menores costos de la energía posibilitarían crear más piscigranjas, construir plantas de secado para la madera, facilitar la inversión hotelera, etc. Pero hay también problemas cotidianos acuciantes. “El sistema de alcantarillado es obsoleto. Los desagües han colapsado. Asimismo existe contaminación, ya que los desagües conducen directamente al río sin un tratamiento previo. Las calles también están en muy mal estado”, manifiesta Jorge Espinoza.
Para Diez Canseco “estas limitaciones serán corregidas, ya que están especificadas en el Plan de Desarrollo Local Concertado de Maynas-Iquitos de 2011-2014”. Tal como opera el ordenamiento jurídico-territorial en Perú, el gobierno regional debe realizar las gestiones para ejecución de este plan, lo cual depende de su llegada con el gobierno central y de la voluntad política de éste. En el caso del tema estratégico de las vías fluviales, los especialistas proponen seguir el modelo de Brasil.
Al ponerse el sol el calor comienza a menguar y los habitantes de Iquitos comienzan a disfrutar de otro tipo de temperatura. Las motos siguen circulando en torno a la plaza, pero se dirigen ahora a los bares y discotecas con música tropical y bailes sensuales.Muchos noctámbulos terminan la madrugada en el casco antiguo, frente al malecón, para ver cómo el sol sale nuevamente iluminando el inmenso río Amazonas.