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Entérese del papel de grupo inversor de Venezuela que estuvo tras la fallida venta de Pacific Rubiales
Viernes, Julio 10, 2015 - 10:41

A pesar de la cancelación de la compra que haría Alfa y Harbour Energy, analistas de Colombia y México consideran que el interés por la petrolera canadiense se mantiene.

La venta de Pacific Rubiales, considerado el negocio petrolero del año en Colombia, no se materializó. O’Hara, un grupo de inversionistas venezolanos con participación accionaria en esa compañía, les ganó el pulso a la mexicana de petroquímicos Alfa y a Harbour Energy, uno de los grupos de inversión más importantes del mundo en el sector energético.

Luego de que en mayo se hiciera público el interés de estas empresas por la petrolera canadiense, los venezolanos aumentaron su participación en la compañía en menos de un mes, se quedaron con cerca del 20% y dominaron. Así se convirtieron en el “palo en la rueda” para la venta de la alicaída firma. Los US$6,50 canadienses por acción que Alfa y Harbour Energy ofrecieron no fueron suficientes para los “bolichicos”, como también se les conoce por su cercanía con el gobierno del país vecino.

La presión que ejercieron con el fin de aumentar la rentabilidad de las acciones que habían adquirido fue tal que la asamblea de accionistas en la que se iba a definir la compra resultó aplazada y había quedado programada para el 28 de julio. En ese período, dicen fuentes cercanas a Pacific Rubiales, la mexicana aumentó su oferta a más de US$7 canadienses. Sin embargo, las expectativas de O’Hara estaban sobre los US$9 canadienses.

“Alfa ofreció más de US$7 y los venezolanos pidieron más de US$9. Por cada dólar adicional eran US$300 millones más que costaba la empresa. Si hubieran accedido, la diferencia con la oferta inicial habría sido de casi US$1.000 millones”, dijo una persona que pidió no ser citada.

Con este nuevo panorama, Pacific Rubiales tendrá que empezar a revisar si vende sus activos no estratégicos y que están fuera del núcleo del negocio. Entre ellos, según el fundador de Valora Inversiones, Camilo Silva, Puerto Bahía, un complejo portuario en Cartagena, recientemente inaugurado, algunos oleoductos y campos en desarrollo. Mientras que el mercado retomará su trabajo de analizar el verdadero estado de la compañía, un seguimiento al que se le había restado rigor por la posibilidad de la venta de la canadiense.

Adicionalmente, según un alto representante de la industrial petrolera colombiana, cercano a Pacific Rubiales, los accionistas mayoritarios de la compañía manifestaron que los pasos que ha dado la empresa en los últimos meses son tendientes a que ésta deje de cotizar en bolsa. “Es una medida que tiene un alto costo reputacional, pero permite un mayor margen de maniobra para ajustarse a la coyuntura”.

Por parte de Alfa, la posibilidad de buscar nuevos aliados no está descartada. Andrés Bezamilla, subdirector de análisis de la casa de bolsa mexicana Valmex, considera que “hay dos escenarios: el primero es que busque otro socio para participar en las rondas petroleras y el otro es darle más tiempo a Pacific para que lo piense mejor y hacer una nueva oferta. Es positivo que no se haya dejado presionar por O’Hara para aumentar su oferta”.

La opción de una nueva oferta no está descartada, las empresas siguen siendo muy cercanas. La participación de la petroquímica Alfa en la petrolera tiene una explicación sencilla y es que no quiere perderse la entrada en las licitaciones petroleras generadas con la reforma energética de ese país. En la Ronda 1, el primer proceso competitivo para entregar bloques petroleros, del que entre otras se retiró Ecopetrol, Pacific Rubiales y Alfa siguen participando como consorcio.

El efecto en Colombia, explicó el subdirector económico de Campetrol, Daniel Pardo, va a ser positivo en la medida en que la empresa va a recuperar sus actividades para fortalecerse y eso es lo que necesita la industria. “Alfa no se va a desilusionar con Pacific. En la medida en que la empresa mejore su comportamiento, se va a volver más atractiva y su cotización será mayor”.

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ELESPECTADOR.COM