Así figura en el acuerdo alcanzado por Francia con Bouygues, que posee en torno al 30% del capital de Alstom y que se comprometió a vender el 20% al Estado, que se convertirá en el primer accionista.
París. La entrada de Francia en el capital de Alstom, condición impuesta por el Estado francés para avalar la fusión con el estadounidense General Electric, durará 20 meses y tendrá un precio variable, indicó hoy el ministro galo de Economía, Arnaud Montebourg.
Así figura en el acuerdo alcanzado por Francia con Bouygues, que posee en torno al 30% del capital de Alstom y que se comprometió a vender el 20% al Estado, que se convertirá en el primer accionista.
Hasta que se concrete la venta, Bouygues favorecerá la nominación de dos representantes del Estado en el Consejo de Administración de Alstom, para pilotar la fusión y ejercer el derecho de veto que el Gobierno ha querido reservarse en una empresa que gestiona intereses estratégicos del país.
Durante esos 20 meses, explicó Montebourg en la televisión BFMTV, el Estado puede comprar acciones en el mercado o adquirir las de Bouygues, que se ha reservado un precio de 35 euros por título, por encima de los 28 del cierre de la Bolsa del pasado viernes.
El ministro de Economía indicó que el Estado tiene dinero suficiente para afrontar la adquisición, puesto que recientemente ha vendido participaciones industriales en otros grupos, como Safran, Thales, Airbus o Aeropuertos de París.
Defendió la operación "para defender la soberanía energética de Francia" y el empleo de la empresa, y recordó que la intención inicial de General Electric era absorber Alstom y que, gracias a la intervención del Estado, se saldará con una fusión.
Aunque por el momento se desconoce la cantidad que el Estado deberá desembolsar, Montebourg defendió la operación como "una inversión, no un gasto".
El ministro señaló que esta operación "supone el retorno del Estado como actor de la política industrial del país", un giro en la política económica del Ejecutivo, que en el pasado se negó a nacionalizar otras empresas.
Montebourg recordó que cuando era ministro de Industria presentó su dimisión cuando el gobierno se negó a aceptar la entrada en el capital de los altos hornos de Florange, en el este del país, después de que la siderúrgica Arcelor Mittal anunciara su cierre.
"Creo que cometimos un error y la mejor prueba es que la producción metalúrgica en Europa está recuperándose", admitió el ministro.
En el terreno político, la entrada en Alstom es interpretada como una victoria personal de Montebourg, que ha logrado imponer sus tesis en el Ejecutivo.
El ministro de Economía no duda en agradecer el respaldo del primer ministro, Manuel Valls, al tiempo que olvida citar al presidente, François Hollande.