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Escala regional
Lunes, Mayo 21, 2012 - 18:25

Con el control de Celfin, el banco brasileño BTG Pactual consolida su ambición de transformarse en un líder regional.

El viejo cliché de que a los brasileños les basta con su enorme mercado interno para hacer negocios definitivamente no existe en el mundo de las finanzas. Hoy el noveno banco de Brasil por activos, BTG Pactual, está siguiendo los pasos de sus pares como Itaú Unibanco para transformarse en una entidad de alcance latinoamericano. Tras la compra del banco chileno de inversiones Celfin Capital, los brasileños quedan con US$ 97.000  millones en activos administrados –US$ 69.000 millones en el área de retail y US$ 28.000 millones en wealth management–. Una cartera equivalente a más de un tercio del PIB chileno.

“El sistema financiero mundial se está dividiendo en grupos locales. Queremos ser líderes en la región para competir con los bancos globales”, dijo el presidente y controlador de BTG Pactual, André Esteves, durante la conferencia de prensa en que anunció la compra. Y la verdad es que tiene la base. No hay otro banco de inversión de origen latinoamericano que tenga un conocimiento cercano de cada uno de los países en que está.

BTG y Celfin tienen un perfil muy similar, lo que debería facilitar la expansión de los negocios. Ambos tienen mucho apetito por el crecimiento y una cultura de trabajo basada en la meritocracia. La diferencia fundamental es el tamaño del grupo.

Celfin es líder en activos en Chile, con cerca de US$ 5.000 millones en su área de administración de activos y otros US$ 3.500 millones distribuidos en fondos de pensiones, fondos exclusivos y de private equity de inversionistas institucionales en Chile, Perú y Colombia. Por eso, los brasileños optaron por incorporar a los chilenos a sus comités de administración en temas internacionales y conservarlos a cargo de la gestión en Chile, Perú y Colombia. “BTG Pactual está posicionado como uno de los más grandes asset managers de la región y ahora le estamos agregando aún más expertise con la región andina”, dice Alejandro Montero, gerente general y socio de Celfin Capital.

Bandera chilena. El gran ganador es Celfin, valorado, según la operación, en cerca de US$ 600 millones, ya que los chilenos recibieron US$ 245 millones al contado, además de una participación en la propiedad del banco brasileño. Así, Juan Andrés Camus (presidente), Jorge Errázuriz (vicepresidente), Alejandro Montero (gerente general), Maximiliano Vial, José Antonio Labbé y Alejandro Reyes tendrán, en conjunto, un 2,4% de participación en la nueva entidad, que fue valorada en US$ 10.000 millones en 2009 y cuyo valor podría alcanzar los US$ 14.000 millones luego de su anunciada apertura a la Bolsa brasileña.

En Chile se mantendrá la bandera de Celfin y el banco brasileño va a hacer los estudios necesarios para ver qué hacer con la marca en el futuro en Perú y Colombia, donde adoptarán BTG Pactual una vez que el acuerdo sea aprobado por las autoridades, explica Roberto Sallouti, COO y socio de BTG Pactual.

Pero prefiere ver la operación más como una fusión que como una compra. “Ellos son nuestros socios y tenemos una cultura muy fuerte de asociación”, dice el ejecutivo. “No queremos ser un banco en Brasil con sede en Chile; queremos ser un banco multilatino, con socios chilenos con relaciones cercanas, conocimiento local y en que todos seamos miembros de la misma empresa”.

Pero lo principal es que el grupo ahora tendrá más brazos para aprovechar las oportunidades de negocios que puedan surgir con el arribo de capitales extranjeros que ven con buenos ojos a la región, especialmente los asiáticos. “Ha habido un aumento significativo de los flujos de inversión a América Latina en los últimos años y esto va a seguir creciendo”, dice Montero. “La inversión asiática se va a más que duplicar o triplicar; se puede multiplicar por varias veces en los próximos años”.

Y cree que BTG Pactual puede ser un puente importante entre esos fondos y Latinoamérica. “Estamos en el mejor momento para ofrecer a esos inversionistas el menú completo de América Latina y esa es una de nuestras fortalezas”.

El objetivo es captar crecimiento de las empresas regionales que quieren expandir sus negocios fuera de sus fronteras y buscan financiamiento para eso. Los resultados de las empresas son buenos y eso hace que busquen crecer, comprar otras, fusionarse o vender partes para enfocarse en su negocio más estratégico. Eso también es válido para las empresas brasileñas, que tradicionalmente han estado más cerradas en su gran mercado interno. “Eso está cambiando”, dice Montero. “El mercado brasileño sigue siendo muy bueno, pero las empresas han crecido mucho, están con mucho capital y con ganas de invertir en el resto de la región”, dice.

“A raíz de la crisis de 2008 y ahora con la europea, América Latina pasó de ser una mala palabra a una zona de mucha estabilidad y crecimiento”, dice Jaime Retamal, director de finanzas corporativas para la región de Deloitte.

Y un cambio de paradigma en el mundo permite que los bancos de inversión locales busquen un mayor protagonismo en esa actividad. “Los grandes bancos de inversión extranjeros no tienen capacidad de cobertura para las empresas locales en crecimiento y los bancos regionales tienen una ventaja”, dice Retamal. “Estando en Nueva York,  difícilmente pueden cubrir empresas que están creciendo”.

Además, luego de la crisis de 2008, los grandes bancos como Goldman Sachs, Merrill Lynch se debilitaron –al menos durante un tiempo– y no eran vistos con buenos ojos por los inversionistas latinoamericanos. “Muchos prefirieron confiar sus operaciones o la administración de sus activos a entidades locales, que además daban un servicio más cercano”, dice un consultor en finanzas que prefirió no revelar su nombre.

Mirando más allá. BTG Pactual, por su lado, se ha hecho conocido por el aumento de la participación en diversos negocios fuera del mercado financiero. Entre ellos, BR Pharma, WTorre, Estapar y Agro Vanguarda. Además, el año pasado compró los activos del banco Panamericano, del Grupo Silvio Santos. BTG asesoró, a mediados del último año, la venta de Schincariol al grupo japonés Kirin.

Más capital. Todos estos movimientos han transformado a André Esteves en uno de los empresarios más influyentes de Brasil. La revista Forbes lo puso en 13° lugar en la lista de los hombres más ricos del país. Su próximo paso, una apertura a bolsa de BTG Pactual, programada para este año y que está siendo asesorada por Goldman Sachs y JP Morgan.

El objetivo es aumentar su capital en cerca de 10%. Al cierre de esta edición, el banco había presentado el prospecto de la emisión a la Comisión de Valores (el ente regulador) de Brasil. Según publicó Financial Times, la apertura podría valorar a la entidad en unos US$ 14.000 millones.

El destino será el crecimiento en el resto de América Latina. Y ya están dando nuevos pasos. “Hemos contratado a Gordon Lee, quien era el director de UBS, para dirigir nuestros esfuerzos de prospección en México. Y es muy probable que se abra una oficina de representación en la Argentina en los próximos 12 meses”, dice Sallouti. “Nunca diré nunca sobre una adquisición. Si existe fusión o compra que tenga sentido estratégico, la haremos”.

Aunque no anuncian nada, los socios chilenos no ven con malos ojos la posibilidad de aumentar su participación en el tiempo. “Eso va a depender de nuestra performance”, dice Montero, en referencia a las políticas de participación de socios de BTG Pactual. “Todos los años incorporan nuevos socios y eso va relacionado a su desempeño durante el año. Nosotros pasamos a participar de eso”.

La integración de los mercados de capitales también es una tendencia en sintonía con las intenciones de BTG Pactual y Celfin Capital, ya que permite a los inversionistas llevar sus capitales de manera más fluida a distintos países. El esfuerzo de las bolsas de Santiago, Bogotá y Lima por armar el Mercado Integrado Latinoamericano (Mila) y el de algunas instituciones brasileñas en levantar la iniciativa Brain (Brasil Investimentos & Negócios) para consolidar a su país como centro financiero en América Latina están marcando una tendencia.

Sin embargo, a los ojos de los privados son insuficientes Para Sallouti, la integración empresarial camina más rápido que los mercados por razones políticas, proteccionistas y regulatorias. Además, aún hay muchos problemas regulatorios –tributarios, cambiarios– que resolver. “La integración es inevitable, pero, por desgracia, más lenta de lo que nos gustaría”, dice. “Es una batalla cuesta arriba”.

En todo caso, es natural que así sea. La regulación puede ser más rígida, pero les da más transparencia a los mercados. Y los reguladores tienen que ser más cuidadosos, de manera de evitar que se creen problemas futuros.

Como sea, Montero confia en que pronto América Latina tendrá mercados más unidos. “Deberíamos terminar en una regulación bastante común para todos los mercados, como sistemas de reporte de resultados comunes”, dice. “Ya las empresas están adoptando las normas IFRS, por ejemplo... Todo eso va a hacer más fácil la integración”, asegura.

Autores

Juan Pablo Rioseco, en Santiago, y Paula Pacheco, en São Paulo