El partido del gobierno de Brasil podría haber ingresado en sus arcas dinero procedente del consorcio semiestatal Petrobras.
El gobierno brasileño no quiso dar mayor importancia a la incomoda noticia de que Petrobras iba a ser investigada en Estados Unidos: “Algo normal”, lo calificó la presidenta Dilma Rousseff este miércoles ante los periodistas en Doha, de camino a la cumbre del G20 en Australia.
El domingo (9.11.2014), el diario británico Financial Times publicó una información basada en fuentes internas de que el SEC, órgano de control de la bolsa estadounidense, y el ministerio de Justicia iban a investigar a trabajadores del consorcio brasileño Petrobras. Para Michel Temer, vicepresidente de Brasil, tampoco supone mayor problema. Incluso recomendó a las autoridades estadounidenses a seguir haciéndolo, “al igual que Brasil”.
Desde hace tiempo, en Brasil se critica el nombramiento de cargos en la empresa semiestatal Petrobras en base a la pertenencia a un partido. Últimamente, cada vez aparecen más detalles. Durante la campaña electoral de Rousseff, confesaron dos ex directivos del consorcio Petrobras considerados sospechosos. Según ellos, parte los ingresos procedentes de los contratos inflados de Petrobras se desviaban a la caja del Partido de los Trabajadores de Roussef y sus socios de coalición.
Causa penal y civil en Estados Unidos. Ahora, la presidenta Rousseff no quiere saber nada. Durante años, formó parte como jefa de la del consejo directivo de Petrobrás. Por ejemplo en 2006, cuando la empresa compró una refinería tejana por un precio 27 veces superior al que había pagado un año antes la compañía belga Astra Oil. Esta operación podría ser la razón por la que la justicia estadounidense comenzó la investigación criminal contra Petrobras. En cuanto a la causa abierta por el SEC, ésta sería juzgada por vía civil, con grandes multas monetarias para el consorcio. Debido a que las acciones no estatales de Petrobras se negocian en Nueva York, esa sería la jurisdicción competente.
Mala imagen para Brasil y sus empresas. En contra de lo que pretende hacer creer el gobierno, para muchos brasileños sí es muy significativo que el escándalo de Petrobras haya llegado a círculos internacionales. Las investigaciones no perjudican solo la imagen de Petrobras, sino también influyen en la confianza en el país, cree Eduardo Boccuzzi, abogado brasileño especializado en derecho mercantil: “Los inversores extranjeros cuidarán más a la hora de comprar acciones de empresas brasileñas”. Sobre todo, será más difícil para las empresas estatales adquirir capital en los mercados internacionales.
Para el profesor de derecho mercantil Alexandre Bueno Cateb, Petrobras podría llegar incluso a tener que soportar sanciones en los mercados de capital extranjeros y, en el peor de los casos, ser expulsado de la bolsa de Nueva York. “Las autoridades estadounidenses están muy orientadas a mantener la fiabilidad de su mercado de acciones”, aclara. Una constelación en la que no encaja la nebulosa situación de Petrobras.