Ante los problemas de la industria del etanol de Brasil por satisfacer un auge de la demanda local, son los productores de Estados Unidos los que están enviando millones de litros hacia el sur.
Sao Paulo. Durante tres décadas, el gobierno de Estados Unidos trató de proteger a los agricultores de maíz y a los fabricantes de etanol de una inundación de las importaciones brasileñas mediante la imposición de un arancel muy criticado por el país sudamericano.
Pero, ante la inminente expiración del tributo a fin de año, los temores de los agricultores estadounidenses de ser inundados por los biocombustibles a base de azúcar parecen infundados.
Ante los problemas de la industria del etanol de Brasil por satisfacer un auge de la demanda local, son los productores de Estados Unidos los que están enviando millones de litros hacia el sur.
Tres factores han convergido para impulsar las destilerías de etanol en Brasil hasta el límite. La producción de caña de azúcar se redujo este año por primera vez en una década; la demanda mundial del endulzante se ha mantenido fuerte; y la demanda doméstica del combustible ha crecido.
La demanda de etanol de Brasil supera a la oferta en casi 25%, según Reuters, y datos de la industria. El país puede tardar más de dos años en que las nuevas inversiones puedan corregir el desequilibrio, lo que retrasa el surgimiento de Brasil como una "Arabia Saudita de los biocombustibles".
La escasez de Brasil es tan aguda que el segundo mayor productor de etanol del mundo está, en realidad, importando el combustible desde Estados Unidos, ayudando al país del norte a destronarlo como el mayor exportador del planeta.
"El fin del arancel es un buen comienzo, pero no veo cambios importantes en las exportaciones durante los próximos tres años", dijo Antonio de Padua Rodrigues, director técnico de Unica, la principal asociación de productores de caña de azúcar de Brasil.
"Todavía tenemos que resolver cómo abastecer nuestro mercado", dijo Padua.
Ello debería ser un alivio para los agricultores estadounidenses, que han luchado para proteger su mercado de etanol de maíz subsidiado de los productores en Brasil, cuyo sol tropical y tierras baratas permiten una abundante producción de caña de azúcar, una materia prima para biocombustibles mucho más eficiente que el maíz.
Incluso con nuevas normas ambientales estadounidenses dando un gran impulso a la demanda de etanol, los productores nacionales tienen poco que temer de Brasil hasta el año 2014, según representantes de la industria y analistas.
El arancel de 54 centavos de dólar por galón de etanol importado a Estados Unidos vence 31 de diciembre. Los productores brasileños esperaban que ello les ayude a alcanzar la meta de más que duplicar la producción para el año 2020.
Pero incluso si Brasil resuelve su déficit de oferta, es probable que otros factores pueden frenar un asalto a gran escala en el mercado de etanol en Estados Unidos.}
Estos incluyen la falta de ductos, buques tanqueros, instalaciones portuarias y la capacidad de almacenamiento en ambos países, junto con un mercado subdesarrollado de futuros de etanol líquido.
Los trabajos en un ducto de etanol por 6.500 millones de reales (3.500 millones de dólares), de 1.300 kilómetros para unir a los productores con los puertos de Brasil comenzaron este año. Pero la finalización del proyecto no se espera hasta finales de 2015.
Recién para el año 2020, el ducto podría transportar 22.000 millones de litros al año, una cantidad casi igual a toda la producción brasileña actual.
Disminución de la producción. La producción de etanol de Brasil cayó 17% en la cosecha 2011/12, a 22.800 millones de litros, o alrededor de 25% menos que la demanda potencial.
Casi todos los autos vendidos en Brasil ahora usan cualquier mezcla de gasolina o etanol, lo que permite al conductor elegir un combustible diferente en cada visita a la gasolinera.
El descenso de la producción, debido principalmente al mal tiempo y la baja inversión en la resiembra de cultivos después de la crisis financiera de 2008, dejó a las empresas expuestas, en medio de los programas ambiciosos de expansión. La caña debe ser reemplazada cada cinco o seis años.
Al mismo tiempo, la demanda de combustibles en el mercado brasileño se disparó ante un robusto crecimiento de la economía.
Las nuevas inversiones en las fábricas, sin embargo, no llegaron a materializarse ante un salto de los costos y debido a que los productores enfrentan una competencia "desleal" de los precios de la gasolina.
El gobierno, que tiene una participación de control en la petrolera Petrobras, la única refinería de crudo del país, ha impedido que la compañía traspase las recientes subidas de los precios del combustible a los distribuidores, en un esfuerzo por contener la inflación doméstica.
Los controles de precios han hecho que sea difícil competir para los productores de etanol.
El etanol, que se había convertido en el combustible más utilizado en Brasil en los vehículos de pasajeros, retrocedió al segundo lugar después de la gasolina.
Mientras tanto, las importaciones brasileñas de etanol estadounidense podrían crecer en 2012.
En el 2011, las exportaciones brasileñas aumentaron a 1.640 millones de litros (433 millones de galones). Las importaciones permanecieron casi estables en 1.660 millones de litros, casi en su totalidad de Estados Unidos.
"Es posible que estos volúmenes de intercambio de etanol crezcan en 2012/13," dijo el presidente de Datagro, Plinio Nastari. "Pero esto no pone en peligro el suministro del mercado local", agregó.
A los precios actuales, no hay incentivo económico para las exportaciones del etanol brasileño a Estados Unidos, dijo en un informe Itaú, el más grande del sector privado de Brasil.
La escasez de suministros en Brasil y la falta de infraestructura hacen probable que el fin de los aranceles en Estados Unidos, aclamado como un gran triunfo brasileño, en definitiva sea, en lo inmediato, un evento sin repercusión alguna. dijo Padua, de Unica.
Sin embargo, con el tiempo, es probable que eso cambie.