La mejora continua -los japoneses la describen con una sola palabra: kaizen- es un propósito que todos los fabricantes de automóviles tienen como ideario pero que no siempre consiguen, al menos con la intensidad que se ha realizado en este caso.
Nos referimos a la evolución exhibida por Audi en la nueva generación del Audi A3 Sportback, un concepto de carrocería derivado del tradicional A3 de tres puertas que, hemos de recordar, fue un encargo en su origen realizado al Centro Técnico de Seat en Martorell, que Audi utiliza, por cierto, con más frecuencia de la conocida.
Entonces, al hacer una carrocería de cinco puertas con más espacio, Audi marcó una tendencia que ha sido seguida por algunas marcas, con el fin de diferenciar un mismo modelo en dos alternativas que constituyen por si mismas opciones de compra distintas.
La carrocería del nuevo Audi A3 Sportback presenta una imagen más alargada y deportiva que su predecesor, aunque en longitud (4,310 metros), anchura (1,780 metros) y en altura (1,425 metros) es sólo muy ligeramente superior al A3 Sportback de primera generación.
En esta segunda entrega sí crece en la distancia entre ejes, con 5,8 centímetros más, que proporcionan una batalla de 2,636 metros y un mejor aprovechamiento de los espacios interior y de carga.
Sin embargo, con estas nuevas proporciones, el A3 Sportback es más ligero, con una ventaja de alrededor de 90 kilos sobre su predecesor, gracias a la ingeniería de construcción ligera de la marca, que se ha empleado a fondo en algunas zonas del coche, como la tapa del vano motor, que ha sido construida en aluminio.
El nuevo A3 Sportback ha recibido críticas en el mercado en línea con la decepción que ha supuesto una aparente ausencia de riesgo evolutivo en el campo del diseño.
El nuevo puede parecer igual anterior, pero sólo hay que colocarlo a su lado para comprobar que sí es un paso hacia adelante, quizá poco arriesgado, pero muy consistente, porque rezuma modernidad y hace su incursión en los nuevos rasgos que la marca está imponiendo de forma muy gradual en todos sus nuevos modelos, especialmente en la cara frontal y en la arquitectura de alguna líneas, que dejan la redondez característica de la marca para se acentuadas con mayor tensión.
Lo cierto es que no están los tiempos para experimentos arriesgados. Audi no necesita jugarse nada para atraer a nuevos clientes o consolidar los ya existentes y así se mantiene en los principios de un diseño que le funciona muy bien y que, sin duda, experimentará en los próximos años cambios profundos, pero bajo una inteligente y progresiva evolución.
A la nueva generación del A3 no se le puede negar un mayor empaque sobre el asfalto, pero también en vida interior, gracias a un habitáculo que proporciona mayor confort, un diseño que le aproxima a los rasgos de las berlinas superiores, mejor calidad visual de los materiales y de los acabados y una completa instrumentación y dispositivos de conexión con el vehículo y entre este y el mundo exterior.
El nuevo Sportaback, como el de 3 puertas, muestra una mayor tensión de líneas, con una línea de carácter arqueada y muy pronunciada que marca la silueta.
El capó muestra facetas muy marcadas que terminan en un frontal que muestra hacia dónde deriva la nueva parrilla, de mayor tamaño y caracterizada por esquinas superiores oblicuas.
En la parte inferior se remata con un faldón que muestra dos generosas entradas de aire que ayudan a realzar la imagen deportiva que pretende la marca.
Los grupos ópticos son determinantes en los nuevos modelos de Audi, son más estrechos y están silueteados por las características barras LED que hacen inconfundible a cualquier Audi, aunque todas son de distinta arquitectura.
La silueta del Sportback es, quizá, el plano que más diferencia a esta nueva generación de la anterior. La batalla y la marca de la línea de techo, con el remate final trasero, spoiler superior incluido, además de unos pasos de rueda generosos, crean una imagen muy distinta de este cinco puertas.
La versión probada incorpora, además, elementos que le hacen aún más distintivo. Se trata del paquete S line, que incluye una generosas llantas que combinan el color aluminio y el negro de gran efecto visual.
En el interior, el nuevo A3 mantiene el aire de familia, pero con cambio radical en la arquitectura del tablero de a bordo, con la que se crea mayor percepción de espacio, ya que desaparece la voluminosa consola central.
En el tablero de a bordo, en la zona superior, está ubicada una pantalla de mayor tamaño y definición y en el túnel central, de diseño parecido al del Audi TT, se ubica el control del sistema MMI, con el tradicional botón giratorio para la gestión de todas sus funciones, aunque en este caso, por primera vez, en el sistema su zona superior es táctil y funciona como un "touchpad" de ordenador portátil, que puede ser usado para escribir en algunas de las funciones del sistema, como el marcado de un número de teléfono.
Con el aumento de la distancia entre ejes, uno de los grandes avances de este nuevo A3 es la mejora del espacio para cinco pasajeros, especialmente los de la zona trasera, ya que disponen de un mayor espacio para las piernas, en relación con los respaldos de los asientos delanteros.
Otra de las novedades introducidas en el Sportback es la iluminación ambiental. El ambiente interior nocturno es agradable y confortable, gracias a la utilización de una suave iluminación por diodos distribuida por todo el habitáculo, aunque la mejor ambientación está en la zona delantera.
Vistas las nuevas aportaciones de este A3, queda el examen de la máquina que mueve este familiar de formato pequeño. En este caso es la diesel 2,0 TDI profusamente utilizada por el grupo Volkswagen, que no termina de refinarse.
En la versión probada está instalado este motor llevado a los 184 caballos de potencia, lo que cual quiere decir que las prestaciones de corte deportivo están garantizadas, al estar aderezadas, además, por un par motor de 380 Newton por metro que se encarga de dar contundencia a las aceleraciones de este, por cierto, ruidoso motor.
Es un a pena que el grupo Volkswagen, porque en todas las marcas ocurre igual, no termine de refinar la instalación en materia de ruidos y vibraciones. La competencia e incluso los fabricantes generalistas están marcando el paso en este terreno, con integraciones motrices agradables al tacto y al oído.
A este motor no se le pueden reprochar prestaciones y eficiencia energética, porque con tal dosis de potencia el consumo medio oficial se instala en la marca de los 4,9 litros, 0,7 más que la opción de 150 caballos, y el 0-100 km/h en 6,9 segundos. Todo un GTI.
Esta alternativa de 184 caballos puede ser considerada mero capricho, porque la opción de 150 caballos mejora el rendimiento energético y se mueve en cifras prestaciones muy similares.
La transmisión y el sistema de tracción integral no merecen reproche alguno. La transmisión es la conocida de doble embrague y seis relaciones. Un prodigio de rapidez, confort y eficiencia, porque esta caja ofrece mejores valores de consumo que una manual.
Motor y transmisión están asociados a un chasis que admite grandes dosis de deportividad, la natural e inherente a su diseño y la proporcionada por el sistema Audi Drive Select que permite una selección de distintos modos de respuesta, desde las más turísticas a la más deportiva, con una dureza evidente de la suspensión y una respuesta más rápida del acelerador.
No obstante, el ajuste de la suspensión parece que hace una combinación de muelle blando y amortiguador duro, ya utilizada ñor Seat, que sería la responsable de los ligeros cabeceos de la carrocería hasta que se asienta en los giros.
Esta es la única respuesta que sorprende de un coche que de forma general rueda muy asentado, sea en línea recta, con una calidad que corresponde a la de segmentos superiores, o en curva, con un buen guiado de los trenes y sin desacuerdos.
En la versión probada, con neumáticos de ancho generoso montados en ruedas de 18 pulgadas y con bajo perfil, la rodadura pierde confort de marca, e la misma forma que mejoran las respuestas con el paquete deportivo S line, con el que la pierde 2,5 centímetros de altura.
La conducción, en general, es muy fácil con la caja de doble embrague. El conductor dispone de una opción manual, que nunca superará la eficiencia del automatismo de la S tronic.
En términos comerciales, este particular A3 Sportback se sitúa en una difícil situación competitiva. La cercanía a los 40.000 euros limita el perfil de la clientela, que cuenta con opciones en el mercado, incluso del segmento superior con una mejorar relación entre precio, calidad y prestaciones.
En su favor se beneficia de un valor de marca alto, calidades de gama alta y un motor prestacional, con el borrón de la falta de refinamiento en su contra.
El A3 Sportback se mueve entre dos competidores director firmados por BMW y Volvo, quedando fuera la nueva Clase A de Mercedes-Benz por alta de potencia.