La escasez de productos agrícolas en las zonas rurales y sus altos costos en los mercados, terminaron días después de las lluvias de inicios de este mes. Los agricultores desesperaban por la falta de agua para sus cultivos, y ahora con agua, quieren aprovechar los buenos precios.
Quito. La escasez de productos agrícolas en las zonas rurales de Tungurahua y sus altos costos en los mercados de Ambato terminaron días después de las lluvias de inicios de este mes. Los agricultores desesperaban por la falta de agua para sus cultivos.
Sin embargo, esta semana se presentó una sobreproducción agrícola que bajó las ventas y generó una variación de precios que inquietó al sector.
Amas de casa como Carmen Chisaguano aseguró que la alteración de costos de los productos es cada semana. “No sabemos si van a subir o a bajar. Hay incertidumbre de lo que se vaya a poder comprar con el dinero que se lleva al mercado”.
Señaló que hace quince días los costos disminuyeron un poco, pero que siguen siendo caros para las familias, “más aún cuando no se tiene empleo”, dijo mientras aclaró que con su esposo retornaron de España y no consiguen trabajo.
Los productores que llegan al Mercado Mayorista de Ambato también evidenciaron la preocupación por la variación de los precios y coincidieron que es consecuencia de las últimas lluvias en Tungurahua porque mejoró la producción, sobre todo de papas, pues aumentó la cantidad del tubérculo. “Estos aguaceros hicieron que el precio disminuya entre US$ 2 a US$ 5 el quintal”, señaló Efraín Muyulema, agricultor de la parroquia Huambaló, Pelileo.
Hubelina Toing comentó que la plaza se está llenando de papas y eso hace que el precio baje. Advirtió su temor de que los costos disminuyan más, pues de ser así ya no podrían recuperar ni su inversión.
“Es que el costo del tubérculo baja, pero el de los abonos nunca; se mantienen altos”, sostuvo por su parte Teresa Tisalema.
Para Elías Tisalema, si bien los precios de la papa bajaron, se mantienen caros porque la santa catalina y la cecilia cuestan US$30 cada quintal; la súper, fripapa y gabriela valen US$25.
También en la sección del mercado en donde se vende cebolla blanca se advierte la disminución del precio del atado que hasta hace quince días costaba US$1,40, en esta semana se comercializó a US$1. “Es que cuando no llovía la tierra estaba seca y la mata no paría, ahora la producción mejoró y todos sacan para aprovechar los costos altos”, expresó María Martínez, agricultora de la comunidad El Santuario de Quero.
En cambio la mora se mantiene en US$23 el canasto pequeño y US$25 el grande. Según Enma Panimboza, productora de Tisaleo, las personas que se dedican a la reventa no solo de esta fruta, sino de otros productos, son las que encarecen los precios porque aún baje en el mercado, ellos mantienen altos.
Martínez explicó que los agricultores se dedican a trabajar en el campo, pero temen que los precios sigan disminuyendo porque los perjudica en los costos de producción. No obstante, añadió que los revendedores no están con ese sobresalto porque no hay autoridades que controlen los precios.