Los participantes en el WEF sobre A. Latina, en Río de Janeiro, dijeron que los gobiernos deben pensar más radicalmente para resolver problemas de infraestructura, incluyendo la reducción de barreras burocráticas y estimulando la participación del sector privado.
Río de Janeiro. Trenes de alta velocidad viajando entre las dos mayores ciudades de Brasil; una vasta red de autopistas que conecten a agricultores y fábricas con puertos; aeropuertos modernos donde los atochamientos sean cosa del pasado.
Bienvenidos al futuro de América Latina, una región que por largo tiempo ha privado a sus negocios y personas de la infraestructura básica que países de Occidente y de buena parte de Asia Oriental dan por hecho.
Ese es el sueño, al menos. La realidad es que aunque gran parte de la región de rápido crecimiento tiene los cimientos y fondos para un crecimiento en su infraestructura, una pobre implementación lo está impidiendo.
Los participantes en el Foro Económico Mundial sobre América Latina en Río de Janeiro dijeron que los gobiernos deben pensar más radicalmente para resolver problemas de infraestructura, incluyendo la reducción de barreras burocráticas y la mejoría de la coordinación y transparencia para estimular la participación del sector privado.
"El cuello de botella no es tanto el financiamiento como solía serlo; el cuello de botella es la capacidad de implementación para diseñar proyectos, para ejecutarlos", dijo Mauricio Cárdenas, director de la iniciativa América Latina en el Brookings Institution.
"Nuestros gobiernos están mostrando que son tremendamente débiles en términos de capacidad para tener una serie de proyectos listos", añadió.
Pese a grandes proyectos de infraestructura para los próximos años, muchos de ellos enfocados en el Mundial de Fútbol Brasil 2014 y de los Juegos Olímpicos 2016, Latinoamérica no invierte lo suficiente en un sector que sólo está debajo de educación y salud en la mejora de la vida de las personas.
La región invierte alrededor de 2% de su Producto Interno Bruto (PIB) en infraestructura, comparado con más de 4% en China.
Entre las brechas más patentes de infraestructura figuran la inexistencia de una carretera que conecte Colombia con la vecina Panamá y rutas entre el noreste de Sudamérica rico en energía y Chile, pobre en recursos energéticos.
Redes ferroviarias y rodoviarias en malas condiciones son un lastre para el crecimiento económico, que elevan los costos de exportación y los precios de los alimentos.
El presidente de la consultoría estadounidense CG/LA Infrastructure, Norman Anderson, dijo que la región produce proyectos de infraestructura por entre 60.000 y US$70.000 millones cada año, cuando esa cifra debería ser del orden de los US$200.000 millones.
Incluso Brasil, un líder regional en implementación de proyectos, lucha por cumplir sus ambiciosas metas de infraestructura antes de los grandes eventos deportivos.
Falta de coordinación. Gobiernos tanto nacionales como locales deben coordinarse mejor para asegurar la transparencia e igualar las condiciones para socios del sector privado, afirmaron los participantes.
Los proyectos en la región son a menudo demasiado vulnerables a políticos cuya prioridad es ser reelegidos en vez de construir para largo plazo.
Una burocracia laberíntica significa que a menudo toma más tiempo obtener la aprobación para proyectos que construirlos.
"La falta de coordinación mata a la mayoría de estos proyectos. Lo realmente malo es que los mata después de que han nacido, de modo que ya se ha invertido un montón de dinero", dijo Renato Augusto Villela, secretario de Hacienda del estado brasileño de Río de Janeiro.
Río de Janeiro, que será sede de partidos de la Copa del Mundo y de los Juegos Olímpicos, ha puesto en orden sus finanzas en años recientes, ha mejorado la seguridad y ofrecido una mayor transparencia a los contratistas privados.
"La buena noticia es que hay capital disponible", dijo Henrique Meirelles, el ex presidente del Banco Central que ahora es el director de la Autoridad Olímpica Brasileña, que coordina las inversiones para los Juegos.
Además de Brasil, Perú y Colombia fueron citados como países cuyos gobiernos abiertos a la inversión están mejorando los prospectos para el crecimiento de la infraestructura.
"Cuando juntas esto, es realmente fascinante lo rápido que puedes transformar a un país (...) Colombia está pasando por un gran cambio", dijo Felipe Jens, director de inversiones del conglomerado brasileño de infraestructura Odebrecht.
"Una vez que entregas un marco de trabajo mínimo en términos de estabilidad, los inversores desplegarán capital", agregó.