Lo que promete a partir de agosto transformarse en una batalla entre los tres principales exportadores de maíz del mundo empujaría los precios internacionales del cultivo a la baja, sumando a la presión que ya ejerció una amplia oferta mundial del cereal.
Buenos Aires. La recolección de lo que será la cosecha de maíz más grande de la historia de Argentina sufre demoras por las lluvias, lo que retrasará los cronogramas de exportación más allá de agosto e incrementará la competencia con otros proveedores mundiales clave del grano como Brasil y Estados Unidos.
Lo que promete a partir de agosto transformarse en una batalla entre los tres principales exportadores de maíz del mundo empujaría los precios internacionales del cultivo a la baja, sumando a la presión que ya ejerció una amplia oferta mundial del cereal.
El maíz argentino habitualmente se ofrece en los mercados internacionales entre marzo y julio, pero este año, debido a fuertes lluvias que retrasaron la siembra y aún dificultan el tránsito de caminos rurales, la ventana podría extenderse más allá de agosto.
Por su parte, en anticipación de una oferta mundial gigante, operadores han tomado posiciones cortas, vendiendo maíz con la expectativa de consumar esas ventas más adelante mediante compras a precios más baratos.
"Operadores ya han ido por sus posiciones más cortas posibles. Han tenido que ser limitados por sus oficiales de riesgo internos", dijo August Remijsen, antiguo presidente ejecutivo para el cono sur del grupo exportador Toepfer.
Argentina es el segundo proveedor mundial de maíz -por delante de Brasil, pero detrás de Estados Unidos- y habitualmente ha tenido la ventaja de ofrecer su mercadería antes de su competencia.
Sin embargo, hasta la fecha sus agricultores recolectaron el 40% del maíz 2016/17, desde el 60 por ciento registrado en la temporada anterior.
Por su parte, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires señala que la trilla del cereal se encuentra 8,6 puntos porcentuales por detrás del ritmo promedio de los últimos cinco años.
En cuanto a la producción, el país sudamericano obtendría una cosecha récord de al menos 39 millones de toneladas, de los que un 60% serían fruto de lotes sembrados de manera tardía.
El embudo se produciría en agosto, un mes tradicionalmente importante para las exportaciones brasileñas de maíz y apenas antes de que el recientemente cosechado cereal de Estados Unidos impacte en los mercados.
"Cuando ingrese la cosecha de maíz tardío, habrá un nuevo 'push' de ventas de los productores y de los exportadores", dijo Pablo Adreani, titular de la consultora Agripac, que agregó que se espera que hasta Brasil compre maíz argentino este año.
El volumen de maíz "estimado que competirá con Brasil y Estados Unidos (será de) aproximadamente 8 millones de toneladas en el cuatrimestre julio-octubre", explicó.
En el año comercial vigente, que comenzó en marzo, los principales clientes del maíz argentino han sido Argelia, Vietnam y Malasia. Hasta la fecha, de los 17 millones de toneladas recolectados, 13 millones ya han sido adquiridos por exportadores, dijo Adreani.
Es "una relación muy alta de compras/volumen cosechado. Esto indica que los productores decidieron vender más maíz y menos soja", destacó Adreani en un correo electrónico.
La producción de maíz de Argentina realizó un salto cuantitativo muy importante con respecto a la temporada previa -cuando según la Bolsa se cosecharon 30 millones de toneladas-, luego de que el presidente Mauricio Macri eliminó restricciones e impuestos a las exportaciones del cereal a fines del 2015.
