El país encontró enormes reservas que se cree que concentran unos 50.000 millones de barriles que yacen bajo una capa de roca de sal a diversas profundidades.
Río de Janeiro. La futura extracción de las gigantescas reservas de crudo frente a las costas de Brasil enfrenta un mayor riesgo de accidentes que las operaciones en el Golfo de México, porque están en aguas mucho más profundas, dijo este martes un profesor de ingeniería brasileño.
El país halló enormes reservas en 2007 que se cree que tienen unos 50.000 millones de barriles que yacen bajo una capa de roca de sal a diversas profundidades, desde unos 7 kilómetros, considerablemente más que las aguas donde ocurrió el reciente accidente de BP.
"La profundidad está asociada a la tasa de fallas del BOP (mecanismo de prevención de explosiones), que mostró ser insuficiente para evitar una filtración en el caso de BP", dijo Segen Estefen, un profesor de ingeniería naval del COPPE, un instituto relacionado con la Universidad Federal de Río de Janeiro.
"Toda la industria creyó (que el mecanismo de prevención de explosiones) era suficiente, pero no lo fue", declaró. "Necesitamos equipamiento más efectivo que el actual BOP", sostuvo Estefen.
La profesora Alessandra Magrini dijo que Brasil no ha creado suficientes salvaguardas legales para lidiar con un eventual desastre petrolero y que ha firmado pocos tratados internacionales relacionados con el crudo.
"El petróleo subsal viene y está a una distancia de la costa que le tomará más tiempo llegar a ella, se extiende de manera más dispersa y podría llegar a aguas internacionales", afirmó.
Ella dijo que Brasil tiene leyes "extremadamente débiles" para regir la contaminación de la industria petrolera que estipulan multas que van desde los 7.000 reales brasileños a los 50 millones de reales brasileños (US$3.747 a US$26,8 millones).
La firma petrolera británica BP estima que cerca de 5.000 barriles de crudo al día se filtran al océano desde la explosión del 20 de abril en la plataforma Deepwater Horizon en el Golfo de México que dejó 11 personas muertas y amenaza con convertirse en una catástrofe ambiental.
La plataforma había estado perforando a una profundidad de casi 4 kilómetros bajo el lecho marino, mientras que gran parte del crudo subsal de Brasil está en zonas mucho más profundas.