Cambio climático y falta de apoyo gubernamental durante el último año de la administración de Porfirio Lobo Sosa, una combinación fatal que dejó a los hondureños dependiendo de las importaciones.
Seis meses después del inicio de una crisis que afecta el cultivo de frijoles, uno de los principales alimentos en la mesa de los hondureños, los participantes en la cadena de producción siguen sin coincidir sobre qué factores influyeron en que usted esté pagando hasta 150 lempiras (US$7,06) por una medida de cinco libras.
Para quienes están en el campo, la razón es que esta crisis, que parece no dar tregua, no solo se limita a los factores climáticos. La falta de incentivos para los campesinos productores es incluso peor que las sequías o el exceso de lluvia.
Juan Valladares, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Granos Básicos (Prograno), recordó que en la cosecha de postrera 2013-2014 los productores recibieron apenas 450 lempiras (US$21,18) por cada quintal, lo que dejó que muchos ni siquiera recuperaran la inversión realizada.
El dirigente, cuya producción está en el departamento de Olancho, el otrora granero de Honduras, responsabiliza también al exceso de lluvias en las zonas productoras a finales de 2013.
Valladares insiste en que este sector se enfrenta al limitado acceso a recursos, no solo monetarios, sino también a la materia prima. Es que ni siquiera hay semilla certificada para garantizar una productividad por cada parcela sembrada.
Valladares dijo que se está usando granos de las cosechas anteriores como semilla. Jeovany Pérez, director de la Dirección de Ciencia y Tecnología Agropecuaria (Dicta), reconoce las fallas de parte del gobierno al declarar que “de repente lo que sucedió, como Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG), que no se dio el bono de solidaridad productiva ni en postrera, ni en postrera tardía”, por la falta de liquidez del programa.
El funcionario detalló que “si dábamos eso significaba alrededor de 300.000 quintales, lógicamente no hubiera habido problema ahorita en primera, porque hubiéramos llegado bien hasta el mes de agosto”.
Pérez dijo que lo que se siembra en primera, postrera y postrera tardía, aún sin apoyo del gobierno, ajusta hasta mayo y parte de junio.
“Pero en este caso que no dimos el bono, que hubiera significado como unos 300.000 quintales, hubiera llegado a junio, julio y agosto”, reiteró.
En 2013, Dicta solamente entregó 48.000 bonos, en comparación con los 106.509 paquetes que entregó en 2012. El número de familias beneficiadas con este programa se redujo a la mitad.
El valor de este paquete incide entre un 25 a 30% en los costos de producción que representan adicionalmente un ahorro para el productor.
Especuladores. Aunque esta entidad ligada directamente con el sector agrícola señala tanto el cambiante clima como la falta de apoyo que dio el gobierno, bajo la administración de Porfirio Lobo Sosa, otra autoridad gubernamental asegura que los responsables de la crisis de frijoles son los especuladores.
Para marzo, Alden Rivera, titular de la Secretaría de Desarrollo Económico (SDE), anunció una guerra contra los acaparadores, a los que culpó de las alzas al precio del alimento.
Este frente emprendido desde esta secretaría incluyó la intensificación de la venta de producto, a 46 lempiras (US$2,16) la medida de frijoles rojos, y la advertencia de multas de hasta 5 millones de lempiras para quienes estuvieran reteniendo el grano.
Dos días después fue el presidente Juan Orlando Hernández quien anunció la recompensa de 100.000 lempiras (US$4.707) para quien diera información sobre estos especuladores.
La crisis de los frijoles ya dejó cuatro destituciones. El Instituto Hondureño de Mercadeo Agrícola (IHMA) fue depurado a inicio de junio. Carlos Girón, quien durante varios años había estado al frente del ente, así como cuatro de sus subordinados, fueron destituidos por supuestos actos irregulares en colusión con vendedores y comercializadores de granos básicos.
Sin embargo, aunque al momento de la destitución de los funcionarios se anunció “el inicio inmediato de una auditoría” por parte del Tribunal Superior de Cuentas, el ministro Rivera dijo que el lunes 28 de julio este ente le informó que dicho procedimiento no se ha realizado debido a “falta de recursos financieros”.
Las importaciones del granero de CA. Aunque ni la exportación, menos la importación de frijoles son novedad, pocas veces se ha recurrido a buscar este alimento fuera de las fronteras centroamericanas.
Este año las compras del grano se han realizado en Colombia y Etiopía, así como en Nicaragua, Guatemala, El Salvador y Estados Unidos, los proveedores de antaño.
En el primer trimestre del año Honduras compró 4,1 millones de kilogramos de frijoles (92.000 quintales) a Nicaragua, El Salvador y Nicaragua, y aunque la crisis ya estaba iniciando en ese período, la cifra de las exportaciones registraba niveles en ascenso, más de 790.000 kilogramos (17.380 quintales), según los registros del Sistema de Información Agroalimentaria (Infoagro).
Entrada la crisis, las importaciones siguieron creciendo, pero no hay cifras oficiales. El ministro Rivera, el único autorizado a dar información al respecto, ha indicado que son unas 45.000 quintales de frijoles etíopes (que siguen sin llegar a tierra catracha), unos 2.000 quintales de grano traído de Colombia y otra cantidad no especificadas que fueron traídas de Guatemala y Nicaragua.
Además de los consumidores, los medianos y pequeños empresarios están siendo afectados por esta escasez de frijoles. Juan Carlos Valeriano, presidente de la Asociación Nacional de Medianas y Pequeñas Industrias de Honduras (Anmpih), recordó que la tradición hondureña es comer frijoles rojos, por lo que el cambio a frijoles negros ha mermado los ingresos de muchos agremiados. Y a pesar de las importaciones, la medida de frijoles sigue cara. Aunque en los mercados ya bajó de 150 lempiras la medida, la guerra emprendida por el gobierno para lograr una baja en el mercado interno, no dio los frutos que el pueblo esperaba. Esta baja de precio está ligada a la salida de la producción nacional.