El director general de FAO, José Graziano da Silva, manifestó que "detener la deforestación ilegal y la degradación forestal sería muy útil para acabar con el hambre y la pobreza extrema y lograr la sostenibilidad".
Roma. En el primer Día Internacional de los Bosques celebrado este jueves por las Naciones Unidas, el director general de FAO, José Graziano da Silva, ha propuesto que los países apoyen un objetivo de deforestación ilegal cero en el contexto del debate para después de 2015.
"En muchos países, la deforestación ilegal degrada los ecosistemas, reduciendo la disponibilidad de agua y limitando el suministro de leña, todo lo cual disminuye la seguridad alimentaria, especialmente para los pobres", dijo Graziano da Silva en una ceremonia para conmemorar el Día Internacional de los Bosques.
"Detener la deforestación ilegal y la degradación forestal sería muy útil para acabar con el hambre y la pobreza extrema y lograr la sostenibilidad", añadió.
"Por eso me gustaría alentar a los países a promover la plantación de árboles y considerar un objetivo de deforestación ilegal cero en el contexto del debate para después de 2015. Estos dos objetivos deben estar estrechamente vinculados. Podemos lograr resultados positivos para que los países, las instituciones financieras internacionales, la ONU, la sociedad civil y el sector privado unan sus fuerzas para abordar a estas cuestiones", explicó.
Los países mediterráneos responden a las amenazas. Al mismo tiempo, los países mediterráneos se reúnen este jueves en la Tercera Semana Forestal del Mediterráneo, que tiene lugar en Tlemcen, Argelia (17-21 de marzo), para discutir el estado de los bosques de la región y adoptar un marco estratégico sobre los mismos.
Está previsto que los bosques mediterráneos se vean muy afectados por el cambio climático y sufren una fuerte presión a causa del crecimiento demográfico, según el primer informe de la FAO del Estado de los bosques del Mediterráneo, también publicado este jueves.
El resultado es una cada vez mayor competencia por los recursos hídricos y alimentarios ya de por sí escasos en la región.
Cambio climático y crecimiento demográfico. Las temperaturas en el Mediterráneo aumentaron en un grado centígrado durante el siglo XX, mientras que las precipitaciones disminuyeron en un 20% en algunas zonas.
A finales de este siglo, se espera que las temperaturas se hayan elevado dos grados más, lo que es probable ponga algunas especies forestales en peligro de extinción y resulte es una pérdida de biodiversidad.
Los cerca de 500 millones de personas que actualmente viven en el Mediterráneo se prevé llegarán a 625 millones en 2050. Esto supondrá una presión adicional sobre los bosques como fuentes de alimento y agua.
La situación es diferente según cada zona. En los países del norte del Mediterráneo el abandono de los bosques ha llevado a un grave aumento en la incidencia de los incendios forestales. En el sur, el crecimiento demográfico ha conducido al sobrepastoreo o que los bosques desaparezcan en beneficio de la agricultura y la expansión urbana.
En ambos casos, el resultado es la deforestación y la degradación de los bosques, agravada por los efectos del cambio climático y las crisis económicas. Se necesitan con urgencia nuevas estrategias de colaboración para la gestión sostenible de estos ecosistemas frágiles y vitales, según el estudio de la FAO. En países como Turquía o Túnez, donde ha existido una fuerte voluntad política, la superficie forestal se ha recuperado de manera significativa en las últimas décadas.
"La región mediterránea está experimentando muchos cambios sociales, de estilos de vida y en el clima", advirtió el subdirector general de la FAO al frente del Departamento de Bosques, Eduardo Rojas-Briales.
"Si no se gestionan, tales cambios podrían conducir a impactos negativos sobre los medios de vida, la biodiversidad, las cuencas hidrográficas, el riesgo de incendios forestales o la desertificación. Hay una necesidad urgente de evaluar periódicamente el estado de los bosques mediterráneos a partir de datos objetivos y fiables y de administrar los recursos forestales amenazados de forma más sostenible", añadió.
Nuevas estrategias para los servicios ambientales. Los bosques mediterráneos son un importante sumidero de carbono. En 2010 almacenaron cerca de 5.000 millones de toneladas de carbono, lo que representa el 1,6% de las existencias de carbono forestal a nivel mundial.
También proporcionan valiosos servicios ecosistémicos como el agua y la regulación del clima, el suministro de productos madereros y no madereros y la conservación de la biodiversidad. La región mediterránea es uno de los puntos más importantes de biodiversidad del mundo.
En el Mediterráneo hay más de 25.000 especies de plantas, frente a los cerca de 6.000 en el centro y norte de Europa.
El informe subraya que el valor de los bosques mediterráneos y su papel fundamental en la adaptación y mitigación del cambio climático deben ser reconocidos a nivel local, regional y nacional.
Además, hace un llamado a gobiernos y silvicultores para promover el uso de la madera y productos no madereros del bosque -como el corcho- para el almacenamiento de carbono a largo plazo, y para reforzar el potencial de inversión de los pequeños agricultores que trabajan en las industrias forestales madereras y no madereras, (piñones, esparto, setas, miel, etc.)
El estudio insta a los silvicultores a utilizar la variedad de los recursos genéticos forestales en sus actividades y a promover las especies forestales más capaces de adaptarse a condiciones climáticas cambiantes.
A escala local, los técnicos forestales deben también mejorar la planificación forestal para gestionar estos ecosistemas con la densidad óptima de árboles y hacer frente a la escasez de agua, mientras que las actividades a gran escala deben incluir la prevención sistemática de incendios.
Prevenir los incendios forestales. El cambio climático podría dar lugar a incendios más frecuentes y más graves, advierte la FAO.
Entre 2006 y 2010, alrededor de dos millones de hectáreas de bosque se vieron afectadas por los incendios en la región mediterránea. Sin las adecuadas medidas de prevención, incluyendo la reducción de riesgo de incendios y las quemas controladas de biomasa durante la temporada de invierno para reducir los niveles de combustible, las condiciones climáticas extremas podrían causar incendios forestales catastróficos.
El informe ha sido elaborado por más de 20 instituciones científicas y técnicas y organizaciones no gubernamentales, con cerca de 50 autores y colaboradores coordinados por la FAO y el Plan Azul, el centro que sirve de principal apoyo de la Comisión Mediterránea para el Desarrollo Sostenible.
La FAO tiene la intención de publicar el Estado de los bosques del Mediterráneo, cada cinco años, proporcionando más oportunidades para unificar y movilizar a los socios en la gestión de los bosques mediterráneos y otras tierras boscosas.
Sobre la base de las recomendaciones clave adoptados en la Declaración de Tlemcen durante el segmento de alto nivel de la reunión, la futura implementación del Marco Estratégico sobre los bosques mediterráneos podría ser una herramienta regional útil para adaptar las políticas forestales nacionales en vista de los cambios globales en curso que afectan a la región del Mediterráneo.