Atucha II aportará al sistema argentino de interconexión el 4% de la demanda promedio de energía del país y permitirá sustituir 1170 millones de metros cúbicos de gas natural.
La puesta en funcionamiento de la Central Nuclear Atucha II aportará al sistema argentino de interconexión el 4% de la demanda promedio de energía del país y permitirá sustituir 1170 millones de metros cúbicos de gas natural.
A fines de mayo finalizará el proceso de puesta en marcha convencional para luego comenzar la operación formal. La finalización de esta central forma parte del Plan Energético Nacional y del Plan Nuclear Argentino implementados por el Ministerio de Planificación entre 2004 y 2006. La operación está a cargo de la empresa Nucleoeléctrica Argentina SA (NA-SA), que también depende de Planificación.
El pasado 23 de abril, la empresa NA-SA informó sobre la finalización de los ensayos de la última prueba en caliente de tipo convencional, lo que permitió comprobar el funcionamiento de la Central y su sistema de refrigeración. Por otro lado, se verificó el funcionamiento de las barras de control del reactor y se realizó una prueba de parada de la central comandada desde la sala de control de emergencia, con el objetivo de garantizar todos los eslabones de seguridad que involucran este proceso.
La construcción de Atucha II comenzó en 1981 y debía terminar en 1987, pero durante el transcurso de esa década la energía nuclear fue dejada paulatinamente de lado y la obra se retrasó. Luego la actividad ingresó en una etapa aún más crítica cuando el entonces presidente Carlos Menem redujo drásticamente el presupuesto de la Comisión Nacional de Energía Atómica, abrió retiros voluntarios y cerró las vacantes para el ingreso de nuevo personal de planta, mientras intentaba privatizar las centrales existentes. Las obras de Atucha II quedaron interrumpidas en 1994 y recién se retomaron en noviembre de 2006.
Atucha II está ubicada sobre el margen derecho del río Paraná, en la localidad de Lima, en el partido bonaerense de Zárate, distante a 115 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. Luego de su reactivación en 2006, la finalización de las obras demandó una inversión de US$3.000 millones.
En el proceso de construcción también actuó la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), que proveyó el combustible, mientras que Invap puso a disposición del proyecto 30 máquinas automáticas de soldadura, una planta de acondicionamiento de los afluentes radiactivos y fabricó herramientas y dispositivos especiales de montaje internos y externos del reactor.
*Información de Página12