Las tres hermanas, que tenían una marca de ropa, conocieron el yacimiento ubicado en la Patagonia argentina y vieron el potencial que tenían las bolsas de arena para transformarlas en telas para sus productos.
Una marca de moda argentina ha encontrado una nueva fuente de inspiración -y materiales- en una locación inesperada: bolsas de arpillera plástica desechadas en la enorme formación de esquisto Vaca Muerta, que la firma reutiliza para fabricar zapatos, bolsos y otros productos de marroquinería.
Vaca Muerta es una de las mayores apuestas energéticas de Argentina, pero la contaminación que produce la extracción de gas y petróleo sumada al posterior uso del combustible abre un interrogante entre ambientalistas.
La arena es uno de los componentes principales para la extracción de hidrocarburos no convencionales, conocida como "fracking", y se traslada en bolsones de arpillera plástica resistente, que en su mayoría no se recicla sino que se quema, liberando gases de efecto invernadero que contaminan el planeta.
"Un pozo utiliza aproximadamente entre 30.000 y 40.000 toneladas de arena, esto equivale a 26.500 bolsones ('big bags')", dijo a Reuters Ornella Basilotta, una diseñadora de indumentaria de 40 años, quien junto a sus hermanas Carla y Mora impulsa el proyecto en el que trabajan con firmas como Shell, YPF y Pampa Energía.
Las tres hermanas, que anteriormente tenían una marca de ropa, conocieron de casualidad el yacimiento Vaca Muerta recorriendo la Patagonia en busca de lana de mohair de cabra y rápidamente vieron el potencial que tenían las bolsas de arena para transformarlas en telas para sus productos. Enseguida se capacitaron en desarrollo sustentable y ambiente.
Vaca Muerta, situada en la provincia de Neuquén, a más de 1.000 kilómetros de Buenos Aires, es una de las mayores formaciones de esquisto del mundo, aunque su desarrollo se ha demorado por las dificultades para conseguir las multimillonarias inversiones necesarias para su explotación.
Triple Impacto
"Fracking Design" apunta a llevar adelante un negocio sustentable tanto ambiental como social y económico.
"Se involucran 40 familias en toda la cadena de producción y llevamos reciclados 9.300 metros de esta arpillera plástica, que equivale a 1.100 árboles que se necesitan para absorber el dióxido de carbono que generarían estos bolsones si hubieran sido quemados", agregó la diseñadora.
"Además de mitigar la huella de carbono, que es nuestro propósito principal, fomentamos el trabajo justo y la inclusión, y mitigamos en realidad la informalidad de nuestra propia industria, que es la de la moda, que es una de las industrias más cuestionadas en cuanto a lo social", dijo Basilotta.
Muchos de sus productos se exponen en la tienda de diseño del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), se venden en todo el mundo a través de su página web y vuelven a las petroleras transformadas en forma de regalos corporativos.
Si bien la firma comenzó trabajando con firmas petroleras, ahora se está expandiendo a otras industrias que buscan transformar sus residuos. También planea ampliar el tipo de productos que fabrican por el potencial que brinda un material tan resistente.
"Tenemos un circuito armado donde recibimos aproximadamente 500 bolsones mensuales por la demanda que tenemos (...) Hoy es el 10% de lo que genera un pozo (petrolero) lo que nosotros usamos. O sea, tenemos mucho trabajo por delante para seguir haciendo crecer esa métrica", concluyó Basilotta.