"Presencié comportamientos crueles y abusivos en el ámbito laboral contra mujeres con talento e inteligentes, y cuando me puse a defender a estas empleadas me convertí en el objeto de los abusos", aseguró la exdirectiva de la marca, Rina Bovrisse.
La exdirectiva de Prada, Rina Bovrisse, denunció en Ginebra la discriminación y el acoso sexual que tanto ella como otras empleadas sufrieron en la sede de esta empresa de moda en Japón después de que el caso haya sido desestimado por la justicia japonesa.
"Presencié comportamientos crueles y abusivos en el ámbito laboral contra mujeres con talento e inteligentes, y cuando me puse a defender a estas empleadas me convertí en el objeto de los abusos", aseguró en rueda de prensa Bovrisse.
La exdirectiva estuvo en Ginebra con motivo de la cincuenta sesión del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que comenzó el lunes pasado y se celebrará hasta el próximo 17 de mayo, durante la cual se revisará su caso, tras haber llegado a esta instancia de mano de una organización no gubernamental.
Este es el primer caso de denuncia de discriminación y acoso sexual en la industria de la moda que será revisado por un comité del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, señaló.
Bovrisse explicó que los abusos comenzaron semanas después de ser nombrada directiva para Prada en Japón, donde fue transferida desde Nueva York.
"Tras observar los abusos que tenían lugar en al ámbito laboral y de los que yo misma era objeto, me puse en contacto con la sede principal de Prada en Milán en septiembre del año 2009. Pero una de las respuestas que recibí fue una carta de dimisión que debía firmar y remitir a Prada", expresó.
Bovrisse relató que tras negarse a firmar esta carta llevó el caso a los tribunales y denunció expresamente a los supuestos responsables de los abusos: Davide Sesia, director ejecutivo de Prada en Japón, y Hiroyuki Takahashi, gerente de Recursos Humanos en la misma empresa.
"En el juicio, el director ejecutivo aseguró que el acoso sexual y la discriminación a las empleadas es una práctica requerida para mantener la imagen de marca de Prada. También señaló que la figura de una mujer es también el equivalente de dar servicio al cliente", declaró conmovida Bovrisse.
Además, la exdirectiva afirmó que la jueza encargada del caso, Reiko Morioka, admitió que la demandante había sido objeto de discriminación y acoso sexual por parte de Prada, "pero que esta era una práctica común en Prada y, por tanto, legal".
Tras esta sentencia, Bovrisse decidió llevar el caso a Europa y Estados Unidos para denunciar los abusos que se cometen y se consienten en la industria de la moda.
"Quizás Prada crea que ha ganado la batalla en Japón, pero yo estoy aquí para demostrarles que estoy armada con la verdad y que no desapareceré", sentenció.
"Espero cambios positivos para la próxima generación y poner fin a la discriminación en un mundo libre. He sacrificado mi vida personal y mi carrera para buscar la justicia social y para concienciar de los abusos que sufren en las mujeres en Prada", aclaró.