El nuevo gerente de mercadeo de Ford Andina de Venezuela afirmó que "creo que el gran reto para el próximo año no va a ser intentar impactar el mercado sino mantener la operatividad de las empresas”.
Caracas. Si en 2010 la industria automotriz venezolana ha tenido un desempeño muy por debajo de sus capacidades, las perspectivas para 2011 apuntan a que, en el mejor de los casos, el sector finalizará con resultados similares a los previstos para este año, cuando se espera que el mercado cierre en unas 125.000 unidades.
"No vemos que haya un cambio significativo en las condiciones del sector para el próximo año, lo que seguirá manteniendo un cierto límite a la producción, por lo que los resultados serán similares a los del 2010", señaló Salvador Locascio, nuevo gerente de mercadeo de Ford Andina de Venezuela, quien asegura que el sector viene trabajando mancomunadamente con las autoridades a fin de asegurar la operatividad de las siete ensambladoras que existen en el país.
Efectivamente, aunque este año se ha observado cierta mejoría en el flujo de divisas (el principal dolor de cabeza del sector), los rezagos en la liquidación de dólares, así como la demora en el otorgamiento de los certificados de no producción, han hecho mella en el desempeño de la industria, que actualmente labora a menos de la mitad de su capacidad instalada.
"Creo que el gran reto para el próximo año no va a ser intentar impactar el mercado sino mantener la operatividad de las empresas, que ha sido nuestra prioridad para este año", afirmó Locascio, quien además estima que la demanda podría verse afectada si se mantiene la tendencia del consumo, el cual, según estudios recientes, ha descendido entre 3 y 4 puntos porcentuales en lo que va de año.
"No sabemos cómo podrá influir ese factor en la industria, pero seguimos manteniendo nuestros planes de producción como hasta ahora, e incluso analizando la posibilidad de integrar nuevos modelos a nuestro portafolio", acotó el vocero de la marca del óvalo azul.
Por otra parte, Locascio señaló que a mitad de noviembre todavía no cuentan con la autorización necesaria para la importación de material de ensamblaje (Meiv, en términos aduanales).
"Importar material desde Estados Unidos tarda entre seis y ocho semanas, por lo que de no recibir los permisos antes de diciembre, podría ser riesgoso no contar con insumos para la producción de enero. Si ello no ocurre, tendremos que buscar alternativas que no son las usuales", advirtió el vocero, en abierta referencia a una probable solicitud de apoyo a la casa matriz estadounidense.
"Seguimos trabajando con el gobierno, que ha solicitado algunos cambios al informe que presentamos sobre nuestros requerimientos para el próximo año", dijo Locascio, al tiempo que aseguró que la empresa cuenta con stock suficiente para alimentar las líneas de ensamblaje por lo que resta de 2010.
Tiempos difíciles. Al igual que para el resto de la industria, Ford ha sentido el efecto de la reducción en la entrega de divisas, que hasta el 31 de octubre recibió US$1.972 millones según la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi); monto que si bien es 8% superior al recibido en l mismo lapso de 2009, es un presupuesto compartido con empresas de cauchos, autopartistas e importadores de repuestos y accesorios, por lo que está muy por debajo de las necesidades del sector.
De hecho, antes de su traslado a México, el ex presidente de Ford Venezuela, Gabriel López, señaló que dados los retrasos y la asignación de montos menores a lo solicitado, la empresa se había visto obligada a transar en el mercado paralelo para obtener los dólares necesarios para adquirir stock de repuestos. Pero esa posibilidad ya no existe.
"Hemos tenido un año difícil por una serie de inconvenientes que han afectado el desempeño de la empresa, pero hemos mantenido operativa la planta, que es nuestro principal interés", acota el vocero.
Efectivamente, pese a los muchos problemas (liquidación de divisas, restricción eléctrica y problemas en la recepción de material importado, entre otros), Ford ha podido mantener operativa su planta de Valencia. Pero con algún costo: tuvo que reducir su producción a fin de evitar el agotamiento temprano de sus inventarios.
Al respecto, Salvador Locascio señaló que la producción diaria se encuentra en estos momentos en 95 unidades al día, 30% por debajo de la capacidad instalada de 138 carros diarios.
Ello ha significado que la marca pierda participación de mercado al registrar 18,2% de las ventas totales al cierre de octubre pasado, cifra que se ubica por debajo del 20,6% de market share que obtuvo a finales de 2009. Sin embargo, esto no es mayor preocupación para la marca.
Muy distinta a la corporación que hace cinco años era dueña de Jaguar, Land Rover, Aston Martin, Volvo y parte de Mazda, la compañía -que fue la única de las tres grandes ensambladoras americanas que no requirió de auxilios gubernamentales para sortear la crisis de 2009- ha fortalecido su marca bandera sobre cuatro pilares fundamentales: calidad, seguridad, comprometida con el ambiente (con motores más eficientes) e innovación.
"Con base en ello estamos apuntalando la marca para garantizar la estabilidad de la empresa. Más adelante, estoy seguro de ello, apostaremos por ganar mercado, pues tenemos las herramientas para hacerlo. Por ahora, en Ford estamos más interesados en mantener la presencia de la marca y ganar la confianza del cliente que en buscar puntos adicionales de market share", afirma Salvador Locascio.
El vocero también dijo que independientemente de las condiciones del país para el próximo año, Ford mantiene planes para posibles lanzamientos de nuevos modelos, entre ellos la eventual llegada del nuevo utilitario de lujo Explorer, cuya más reciente generación acaba de ser lanzada en Estados Unidos.
Al respecto, recordó que la Explorer ensamblada en Venezuela es idéntica a la producida el mercado norteamericano, por lo que seguramente se comenzará a manufacturar en Valencia esta nueva versión a partir del próximo año.
Sobre el mix de la producción nacional, Locascio señaló que aunque no se descarta que la empresa enfile en el futuro sus baterías hacia un segmento específico, pero que de momento se mantienen conformes con dividir en partes iguales el ensamblaje entre modelos de pasajero y vehículos comerciales.