El terremoto en Chile afectó sus posibilidades ante España, su principal competidor. Así, para aceptar ser socio de ESO, Brasil pidió que el telescopio quedara en Sudamérica.
Un papel relevante tuvo Brasil en la elección final de Chile como sede del Telescopio Extremadamente Grande, lo que inclusive llegó a ser reconocido en la misma cancillería chilena.
En vista que el gigante sudaméricano fue invitado a participar como asociado del organismo astronómico europeo, el presidente Lula da Silva condicionó la participación de su país a que el telescopio se ubicara en algún lugar de Sudamérica, sin mencionar directamente la opción chilena. Pero la única nación del sub continente que competía con España por la localización del E-ELT era Chile.
El interés de Brasil por la opción chilena radicó en que, ante la invitación de la ESO (Organización Europea para la Investigación Astronómica en el Hemisferio Austral), Lula da Silva vió con gran interés tener la posibilidad de tener un telescopio de esas características cerca de su país y captar importantes beneficios para la ciencia y tecnología brasileña, de acuerdo a El Mercurio.
La trastienda. El terremoto que afectó a Chile en febrero último mermó sus posibilidades a ojos de la ESO. De esa manera las mayores posibilidades para la selección en Chile y sus ventajas técnicas -frente a la posibilidad de España- quedaron en entredicho.
La opción de España, país que inclusive, ofreció 300 millones de euros para financiar la construcción e instalación del telescopio en su territorio tomó fuerza.
Sin embargo, las autoridades chilenas, lejos de confundirse, realizaron intensas gestiones ante los catorce países miembros de la ESO. Hasta que llegaron a tocar las puertas de Brasil, Lula respondió y la respuesta fue la conocida a princios de esta semana.