La empresa solicitó esta semana ante la Superintendencia de Control del Poder de Mercado del país sudamericano que la desinversión de los grupos involucrados en el proceso de fusión - SABMiller y Anheuser-Busch Inbev- sea mayor.
Representantes de la cervecera Heineken Internacional de Holanda consideran que la fusión entre Cervecería Nacional (SABMiller) y Ambev (Anheuser-Busch Inbev), aprobada por la Superintendencia de Control del Poder de Mercado –pero aún en proceso de concretarse– generaría un monopolio absoluto que poseería al menos 96 % o 97 % del mercado. Esa preocupación la explicaron el lunes ante el organismo de control en una audiencia de estrados.
Heineken pide que la desinversión de los grupos que se fusionan sea mayor.
José Javier Jarrín, abogado de Heineken Internacional, dijo que la audiencia se realizó como parte del proceso de impugnación de Heineken y dos empresas cerveceras artesanales de Cuenca a la decisión de la Comisión de Primera Instancia de la Superintendencia de aprobar la fusión.
Jarrín aseguró que la empresa no se opone a la fusión, pero considera que las condiciones deben revisarse. Señaló que tal como están ahora dadas, difícilmente un actor económico va a encontrar atractivo entrar como nuevo jugador al mercado.
Sostuvo que a nivel mundial, en países donde han ocurrido estas fusiones, se ha obligado a desinvertir hasta en un 49% de los bienes para procurar la competencia. De acuerdo con Jarrín, las autoridades deben considerar que en Ecuador está prohibido el monopolio.
En mayo pasado, las autoridades de Ecuador aprobaron la fusión de las dos cerveceras. Sobre el tema, el Ministerio Coordinador de Producción señaló que esperan que la operación traiga inversión de $ 150 millones hasta el 2020.
Sin embargo, se pusieron once condiciones para que la fusión se concrete. Entre ellas que Cervecería Nacional venda la fábrica de Guayaquil, así como la venta de marcas Zenda, Biela y Maltín, de Ambev, y Dorada, de CN. Esto para permitir el ingreso de un competidor que pueda generar presión competitiva y apoyar a la industria cervecera nacional.
Pero, para Jarrín esas condiciones serían poco viables y no suficientes para evitar el monopolio. La Superintendencia deberá tomar una decisión de última instancia, agregó. El tema podría incluso pasar al sistema de justicia: Tribunal Contencioso o la Corte Constitucional, incluso.